Reino Unido

Aida Contra China Y Rusia

Agustín Blanco Bazán
viernes, 30 de septiembre de 2022
Aida, régie de Robert Carsen © 2022 by Tristram Kenton Aida, régie de Robert Carsen © 2022 by Tristram Kenton
Londres, domingo, 25 de septiembre de 2022. Royal Opera House (ROH) en el Covent Garden. Aida, ópera en cuatro actos con libreto de Antonio Ghislanzoni y música de Giuseppe Verdi. Regie: Robert Carsen. Escenografía: Miriam Buether. Vestuarios: Annemarie Woods. Iluminación: Robert Carsen and Peter van Praet. Videos: Duncan McLean. Coreografía: Rebecca Howell. Aida: Elena Stikhina. Radames: Francesco Meli. Amneris: Agnieszka Rehlis. Amonasro: Ludovic Tézier. Ramfis: Soloman Howard. Rey: In Sung Kin. Orquesta y coros de la ROH bajo la dirección de Antonio Pappano.
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En esta provocativa nueva puesta londinense de Aida, Robert Carsen declara la guerra a China y Rusia. Lo hace transfiriendo la acción faraónica a esos contemporáneos espacios grises que escenifican las dictaduras de estos dos países. 

O tal vez haya que agregar a Corea del Norte, si se observa el retrato del líder que preside la primera escena: ¿Kim Jong-un? ¡No! más bien In Sung Sim, el cantante coreano que interpreta al Rey en esta primera serie de representaciones. 

Futuros cambios de reparto con asignación de este papel a un no coreano implicarán, supongo, cambiar el retrato. De lo contrario, la Royal Opera House caería en lo que tan conscientemente trata de evitar, a saber, una discriminación racial en este caso dirigida a las etnias del extremo oriente. 

«Aida», régie de Robert Carsen. © 2022 by Tristram Kenton.«Aida», régie de Robert Carsen. © 2022 by Tristram Kenton.

Porque no sólo allí existen dictadores faraónicos, y tal vez por ellos la puesta incluye algunas tímidas referencias a los Estados Unidos de América como por ejemplo el traslado de féretros embanderados durante la marcha triunfal. ¡Pero ocurre que la bandera que campea por todos lados es mitad con franjas de los colores de la rusa, y mitad roja con una estrella amarilla!

«Aida».régie de Robert Carsen. © 2022 by Tristram Kenton.«Aida».régie de Robert Carsen. © 2022 by Tristram Kenton.

De cualquier manera, ésta termina siendo una de las producciones escénicas más logradas de una ópera reconocidamente difícil de presentar a públicos contemporáneos, y como ocurre de costumbre con Carsen, la sincronización entre la música y la acción escénica es impecable. El primer ballet en el templo de Ptah es reemplazado por un Radamés pasando revista a soldados en varias hileras que responden a su paso haciendo la venia uno por uno. Y la danza de los…sí…¡de los negritos! coincide con una multitud de empleadas que preparan bajo la supervisión de Amneris la mesa del banquete en honor de Radamés. 

Ambos ballets comienzan con la primera venia de soldados, y el primer plato depositado sobre la mesa, y terminan justo con el último compás correspondiendo a la ultima venia y a la colocación de la última copa. Y durante el ballet que sigue al desfile de féretros, soldados en fajina similar a los marines norteamericanos exhiben una marcial acrobacia inconfundiblemente afín con las grandes exhibiciones en los estadios norcoreanos. El revolear de banderas lo dice todo: este es un ballet similar a la celebre ópera-ballet china El Este es rojo. 

Elena Stikhina como Aida. © 2022 by Tristram Kenton.Elena Stikhina como Aida. © 2022 by Tristram Kenton.

Durante el final de este cuadro triunfal el coro Gloria al clemente Egizio es ilustrado con videos de tanques, explosiones, aviones de combate y buques de guerra y, ¿qué mejor lugar para enterrar a Radamés que uno de esos inaccesibles depósitos subterráneos de misiles atómicos? Uno no puede menos que imaginar lo que le habrá costado a Aida meterse allí dentro, sorteando las medidas de seguridad destinadas a contrarrestar el espionaje de la CIA. 

Agnieszka Rehlis como Amneris. © 2022 by Tristram Kenton.Agnieszka Rehlis como Amneris. © 2022 by Tristram Kenton.

Esta intensa y efectiva visión política de la obra fue balanceada por Carsen con una excelente régie de personas en la que se destacó Amneris como la elegantísima y fría hija de líder, que cree poder controlarlo todo para derrumbarse en un juicio que los militares (aquí no hay sacerdotes) conducen no en off sino en pleno escenario.

«Aida», régie de Robert Carsen. © 2022 by Tristram Kenton.«Aida», régie de Robert Carsen. © 2022 by Tristram Kenton.

Viejos conocidos míos de Aidas anteriores poblaron el equipo de cantantes. Elena Stikhina y Agnieszka Rehlis, interpretaron respectivamente el papel protagónico y Amneris con voces más estentóreas y brillantes que nítidas en fraseo, y Francesco Meli volvió con su Radamés monocromo y falseteando sin vergüenza en los agudos de Celeste Aida e Il ciel de’ nostri amori. Algunos sugieren que hoy “está de moda” falsetear el Radamés, ya que también Kaufmann y Beczala lo hacen, pero yo tiendo a creer que más bien no hay ahora tenores capaces de elevarse al cielo celeste de Aida sin falsetear, como podían hacerlo Caruso, Tucker, Corelli, Bergonzi, Domingo, Carreras, Pavarotti y muchos otros. 

Ludovic Tézier como Amonasro. © 2022 by Tristram Kenton.Ludovic Tézier como Amonasro. © 2022 by Tristram Kenton.

En el caso del Amonasro de Ludovic Tézier el problema fue que en el tercer acto malogró su buen legato con bastante flojos mordente y squillo. Por sobre todos ellos, brilló la voz fresca y soberanamente proyectada del Ramfis de Soloman Howard, sin duda uno de los mejores bajos de la actualidad. 

Antonio Pappano dirigió magistralmente a la orquesta y coros de la casa. Notables fueron la clarísima división de violines en el preludio inicial, las interrogantes frases de chelo en O Patria mia, la intensidad y contención del tercero inicial entre Amneris, Radames, y Aida y una escena triunfal enfática en precisión de ataque, expresividad y variación cromática.

Desde mediados de los mil novecientos ochenta el Covent Garden ha presentado cuatro producciones de Aida, cada una peor que la otra, responsabilidad respectivamente de Jean-Pierre Ponnelle (que sólo aguantó siete representaciones), Elijah Moshinsky, Robert Wilson y David Mc.Vicar. Hasta que finalmente, y una vez más, es Robert Carsen quién como otras obras ha logrado construir un hito en la historia de la dramaturgia de esta complejísima ópera de Verdi.

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