Discos
Más melódico que imperial
Nipper Larrañaga

¡No, no es un error! Doce años después de su versión de los Conciertos para piano nº 3, 4 y 5 de Beethoven en una grabación con la Scottish Chamber Orchestra dirigida por Sir Charles Mackerras, Artur Pizarro (Lisboa, 1968) ha grabado los cinco Conciertos para piano y orquesta de Beethoven, en esta ocasión con la Sinfonieorchester Wuppertal dirigida por Julia Jones (Droitwich Spa, Worcestershire, UK, 1961).
Pizarro ganó el Concurso Viana da Motta en 1987, Maria João (1944), José Carlos de (1929-2019), el principal profesor de Pizarro, Helena (1913-2006), etc. Sin duda Pizarro es un grande del piano y este disco triple lo demuestra.
no es un pianista demasiado mediático, y Portugal tampoco es considerado un centro pianístico importante, pero algo hay de prejuicio español porque -considerando que es un país relativamente pequeño- desde hace casi dos siglos hay siempre pianistas portugueses en la élite del piano mundial. Así a bote pronto me salen los nombres de José (1868-1948),Por su parte dirige muy bien a la Sinfonieorchester Wuppertal, planteando un Beethoven muy 'siglo XXI' e incorporando los nuevos criterios que se centran más en las cuestiones retóricas del estilo beethoveniano que propiamente en la gran construcción formal que preocupaba a los directores de las décadas 1960-1990 y que muchos aún tenemos en el 'imaginario auditivo'. El único reparo que se le podría poner es que en su deseo de 'normalizar' a Beethoven a veces adolece de un exceso de blandura y con frecuencia es la entrada de Pizarro la que impone los matices de variedad sonora, agresividad, flexibilidad e incluso esas imperfecciones -remiendos, caídas de tensión- que son también una característica de Beethoven.
Y así el Concierto para piano nº 1 en do mayor op 15 se convierte en una obra relativamente sobria, más llena de encanto que de fuerza. Y Pizarro plantea una cadencia en el primer movimiento que casi suena 'caprichosa' en su libertad antes de volver al virtuosismo necesario para la reincorporación de la orquesta. El segundo movimiento no llega a ser 'mozartiano' pero casi. No hay que perder de vista que Beethoven quería haber estudiado con Mozart y que cuando estrenó este concierto habían pasado poco más de tres años desde la muerte de Mozart y su estilo aún estaba muy presente en Viena.
El Concierto para piano nº 2 en si bemol mayor op 19 fue el que menos me gustó del disco. Todo es correcto, pero no llegó a entusiasmarme, nada me llamó demasiado la atención o me pareció novedoso.
El Concierto para piano nº 3 en do menor op 37 tiene un comienzo soso, que se anima con la entrada de Pizarro. Pero es en el segundo movimiento, el Largo, donde la versión de Pizarro se convierte en magistral (en el sentido de capaz de enseñar o de descubrir lo que en realidad ya sabías al modo socrático). Y debo confesar que llevo tarareando este Tercer concierto desde hace días, y que la versión de Pizarro se ha convertido en un auténtico 'gusano musical' para mí.
Me agradó especialmente el Rondó del Concierto para piano nº 4 en sol mayor op 58, lleno de ligereza pero también contundente, si bien todo el Concierto está muy bien planteado, dentro de la tradición beethoveniana. Para el segundo movimiento Jones se plantea una versión ensoñada en la que la fuerza -más que agresividad- de Pizarro contrasta agradablemente.
La versión del Concierto Emperador es poco imperial, a Pizarro y Jones parece interesarles más el aspecto melódico que la grandiosidad. No quiero decir con ello que Pizarro no haga unos crescendi y unos ff perfectos, pero lo que más llama la atención es la atención a fragmentos que en otras versiones simplemente no se llegan a oír, es como si no existieran o fueran meras transiciones sin interés. En este Emperador se oyen muchísimas cosas, continuamente hay novedades, no estás como en otras versiones esperando a que vuelva el tema. Sí que hay momentos de exaltación, pero lo más atrayente es el conjunto. Si tuviera que buscar antecedentes a la versión de Pizarro seguramente estarían más en Curzon o Serkin que en los grandes maestros alemanes.
El triple disco se completa con cinco piezas para piano solo, sumamente interesantes. Las dos Romanzas op 40 y 50, originalmente para violín y orquesta, aunque también se tocan en versión para violín y piano, son transcripciones para piano solo del pianista Ernst (1826-1905) realizadas para sus propios conciertos en Londres (donde vivió entre 1851 y 1896) y publicadas por & Härtel, Leipzig, en 1872.
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