Reino Unido

Xenakis, Xenakis, toujours recommencée!

Maruxa Baliñas
lunes, 17 de octubre de 2022
Iannis Xenakis © Dominio público. Pinterest Iannis Xenakis © Dominio público. Pinterest
Londres, sábado, 8 de octubre de 2022. Southbank Centre. Queen Elizabeth Hall. Xenakis: Architect of Sound. Iannis Xenakis, O-mega; Palimpsest; Échange; y Thalleïn. Mark van der Wiel, clarinete. Philip Howard, piano. Oliver Lowe, percusión, London Sinfonietta. Geoffrey Paterson, director.
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Con motivo del centenario del nacimiento de Iannis Xenakis (Brăila, Rumania, 29 de mayo de 1922 - París, 4 de febrero de 2001), el Southbank Centre de Londres celebró un homenaje al compositor con el lema de Xenakis: Architect of Sound

No fue tan extenso como el dedicado por el Barbican a Ligeti, al que asistí en marzo de 2019, con sus casi quince horas prácticamente ininterrumpidas de música y actos en torno a su figura, pero no resultó menos entrañable. 

Pieza enlazada

Las celebraciones incluían dos grandes conciertos, de los que sólo asistí al primero -el celebrado por la London Sinfonietta en el Queen Elizabeth Hall a la 13.30- aunque me dolió -y mucho- renunciar al Colin Currie Group y al JACK Quartet -a quienes ya tuve el placer de escuchar tocando Xenakis- que protagonizaron el concierto de las 20.00, con un programa que incluía Psappha; Ikhoor; TetrasMikka; Mikka `S'; y Pléïades. 

La London Sinfonietta interpretó un programa en cierta medida autobiográfico, ya que inició el concierto con O-mega (1997), una de las últimas composiciones estrenadas por Xenakis (junto con Sea-Change para orquesta, de ese mismo año), quien la escribió precisamente para que la London Sinfonietta la estrenara en el Festival de Huddersfield de 1997; y lo terminó con Thalleïn (1984), el primer encargo de la London Sinfonietta a Xenakis. En medio Palimpsest (1979) y Échange (1989), dos obras que también tocaron en vida del compositor, de modo que probablemente pudieron contar con asesoramiento suyo. 

Aunque no muy distantes en el tiempo, se trata de cuatro piezas bien distintas entre sí, que fueron buena muestra del estilo medio y final de Xenakis. Posiblemente la mejor interpretación fue la de Échange gracias a la participación de Mark van der Wiel, un clarinetista bajo excepcional que además fue capaz de integrarse en el conjunto de la London Sinfonietta -o a la inversa- de un modo impecable. Pocas veces había escuchado una fusión sonora semejante a la que crearon van der Wiel y los metales de la orquesta, donde era difícil discernir cuándo y cómo entraba o desaparecía cada instrumento dentro del conjunto. La tímbrica fue lo más fascinante de este Échange, que también tuvo un gran atractivo melódico gracias a la cuidada respiración circular de van der Wiel. 

En Thalleïn, que cerró el programa del concierto, volvió a repetirse el cuasi-milagro ya escuchado en la obra anterior, Échange, porque nuevamente "las cuerdas sonaron como vientos y los vientos como cuerdas" -cito a Beatriz López-Suevos-. La London Sinfonietta es una agrupación impresionante y resultaba increíble cómo conseguían que los metales sonaran con la dulzura e integración en el conjunto que se asocia siempre con las cuerdas, mientras que estas llegaban a tener el carácter peculiar, incluso agresivo e individualista de los metales. No es una obra corta, dura unos 17 minutos, pero el carácter arrebatado que le impusieron los catorce músicos -bajo la dirección severa pero muy exacta de Geoffrey Paterson- hicieron que pareciera muy breve. 

O-mega, que abrió el concierto, fue la que menos disfruté y no porque la obra no lo mereciera o la tocaran mal, sino simplemente porque en el edificio de al lado del Queen Elizabeth Hall (creo que el Royal Festival Hall) estaba celebrándose uno de los actos centrales del BFI London Film Festival 2022, con un desfile de actores y actrices en la alfombra roja y un montón de gente gritando, que había hecho que cortaran el paso 'lógico' al Queen Elizabeth Hall provocando retrasos y un estrés para entrar que no es compatible con la música de Xenakis. El solista de O-megaOliver Lowe, en los bongós, tambores y otros membranófonos, se mostró ya como el gran solista que seguiríamos disfrutando a lo largo de todo el concierto. 

Palimpsesto era la obra que mejor conocía de las incluídas en este concierto y había asistido ya a alguna interpretación muy buena (recuerdo en Frankfurt al Ensemble Modern), pero Oliver Lowe, Geoffrey Paterson, la London Sinfonietta y sobre todo el pianista Philip Howard hicieron una versión impresionante, en la que realmente parecía 'verse' el palimpsesto, ese escrito sobre-escrito del que a veces saltaban al oyente palabras o pequeñas frases sueltas. La responsabilidad se intercambiaba de unos a otros, y si a veces era el piano -o la percusión- los que arrastraban al resto del grupo, en otras ocasiones Lowe y Howard parecían quedar sepultados por el conjunto y apenas se llegaba a atisbar su presencia. 

Y más Xenakis aún

Tras el concierto me quedé un par de horas más en el Southbank Centre para participar en algunas de las actividades siguientes. La primera de ellas fue, hacia las 15.00 en el hall del Queen Elizabeth Hall, la difusión de dos obras electroacústicas. Se anunciaba en primer lugar Bohor (1962), una obra de 21.30 minutos para cinta magnética, pero lo que sonó -si bien tenía partes sumamente atractivas- no acababa de parecer Xenakis y en algún momento la tensión musical bajó. Acabada la audición uno de los responsables nos explicó que -por un error (o eso creí entender)- la obra que habían emitido era The Torus of Revolution (2022) de la compositora Shiva Feshareki (Londres, 1987), el estreno mundial de la versión para instalación sonora que debía haber sonado a las 17.30 como cierre de las actividades gratuitas del homenaje Xenakis 100Feshareki me pareció una compositora muy interesante, con un gran dominio técnico y capaz de crear una obra muy atractiva (aunque no llegue a las alturas de Xenakis, un compositor que parece haberle influido mucho). 

De Concret PH para sonidos grabadosescrita por Xenakis para la inauguración del Pabellón Philips en Bruselas que había diseñado el propio Xenakis como arquitecto, sólo cupo lamentar su breve duración. Apenas 2.45 minutos bellísimos que no permitían casi 'entrar' en la obra. Si bien nació como una obra de circunstancias, para que los visitantes del Pabellón Philips la escucharan mientras entraban en el edificio, me parece una pena que Xenakis no hiciera una versión posterior como obra de concierto y más extensa. 

Tras un pequeño descanso en el que los asistentes podían moverse por el hall del Queen Elizabeth Hall tomando algo o bien acercarse a alguno de los ordenadores que estaban emitiendo obras de Xenakis o documentales sobre su figura, llegaron otras dos obras en directo, a cargo de dos músicos de la London Sinfonietta, es de suponer que después de un breve descanso tras las difíciles obras del concierto que acababan de ofrecer.  

Interesante y muy correcta fue la interpretación de Kottos (1977) a cargo de Tim Gill, el violonchelista principal de la London Sinfonietta, que acababa de participar brillantemente en el concierto anterior. Pero disfruté aún más con la obra siguiente, Rebonds A y B (1987-89) en una magnífica versión de Oliver Lowe, quien ya me había impresionado como solista en el O-mega del concierto de la London Sinfonietta, pero aún pareció mejorar en este Rebonds (que se hizo 'a la clásica', como A y luego B) 

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