Alemania

“Drei Männer im Schnee“, en el MiR de Gelsenkirchen

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 19 de octubre de 2022
Drei Männer im Schnee © 2022 by Kreklau / MIR Drei Männer im Schnee © 2022 by Kreklau / MIR
Gelsenkirchen, sábado, 24 de septiembre de 2022. Sala mayor del Musiktheater im Revier (MiR), en Gelsenkirchen. “Drei Männer im Schnee“ (Tres hombres en la nieve), revista opereta de Thomas Pigor, con música de Benedikt Eichhorn, Konrad Koselleck, Christoph Israel y Thomas Pigor (orquestación de Konrad Kuselleck; colaboración creativa de Michael Alexander Rinz), basada en la novela homónima de Erich Kästner, estrenada el 31 de enero de 2019 en el Staatstheater am Gärtnerplatz, en Múnich. Régie Sandra Wissmann. Coreografía Seân Stephens. Escenografía Britta Tönne. Vestuario Beata Kornatowska. Iluminación Patrick Fuchs. Sonido Dirk Lansing. Dramaturgia Anna Chernomordik. Intérpretes: Eduard Tobler (Joachim G. Maaß); Hilde Tobler, su hija (Bele Kumberger); Dr. Fritz Hagedorn (Sebastian Schiller); Johann Kesselhuth, valet de Eduard Tobler (Mark Weigel); Claudia Kunkel, ama de llaves de los Tobler (Christa Platzer); la Sra Calabré (Anke Sieloff); el director del hotel Sr Kühne (Michael Schulz); el portero Sr Polter (Philipp Kranjc); Toni Graswander (Tobias Glagau); Sepp Graswander (Frank Wöhrmann); Beppi (Soufjan Ibrahim); Mrs. Sullivan (Tina Podstawa); camarero (Robert Brouwer); el emir de Bahrein (Carlo Schiavone); Seidelbast / un SA (Rüdiger Klimm; otro SA (Charles Moulton); el Sr Calabré (Georg Hansen); ensemble (Soufjan Ibrahim, Marleen Jakob, Svitlana Peter, Tina Podstawa, Gianina Risse, Carlo Schiavone, Benjamin Tweesmann, Frank Wöhrmann. Coro de la ópera del MiR, preparado por Alexander Eberle. Orquesta Neue Philharmonie Westfalen. Director Peter Kattermann. 100% del aforo.
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Extraordinario y milimétricamente sincronizado es el asombroso e hilarante zapateado con esquíes de la revista-opereta Drei Männer im Schnee (“Tres hombres en la nieve“), con régie de Sandra Wissmann y dirección musical de Peter Kattermann, que abrió esta tarde la temporada 2022/2023 en el Musiktheater im Revier (MiR). 

Con gran probabilidad este claqué, así interpretado, es el primero de su tipo en la historia de la música y la danza.

Su sonido encaja de forma impecable con las piezas que escribiera el equipo de compositores formado por Konrad Koselleck, Christoph Israel, Benedikt Eichhorn y Thomas Pigor para la adaptación escénica del propio Thomas Pigor de la novela homónima (1934) de Erich Kästner, varias veces llevada al cine, entre ellas por Hollywood (MGM), bajo el título de Paradise for three (1938).

Kästner escribió Tres hombres en la nieve poco después de que los nazis llegaran al poder y pudo publicarla solo bajo seudónimo. 

Se basa en el relato bastante oscuro titulado Inferno im Hotel (Infierno en el hotel) que él mismo publicara en agosto de 1927 en el diario Berliner Tageblatt

El equipo de autores en torno Pigor consiguió trasladar con acierto esta ligereza de comedia también a la música.

Extraordinarios temas

«Drei Männer im Schnee», régie de Sandra Wissmann. © 2022 by Kreklau / MIR.«Drei Männer im Schnee», régie de Sandra Wissmann. © 2022 by Kreklau / MIR.

Si hay algo que caracteriza notablemente al MiR es su valentía para subir a escena y estrenar obras que otros teatros no se animan a presentar. Dicho sea de paso, al renombrado intendente (director general) del Musiktheater im Revier, Michael Schulz, le ha sido prolongado su contrato hasta 2028. El 23 de mayo próximo este escenario estrenará Bernarda Albas Haus, ("La casa de Bernarda Alba“) de Aribert Reimann, una ópera espléndida (2000) basada en la obra teatral homónima (1936) de Federico García Lorca, asesinado por el execrable régimen franquista aquel mismo año.

«Drei Männer im Schnee», régie de Sandra Wissmann. © 2022 by Kreklau / MIR.«Drei Männer im Schnee», régie de Sandra Wissmann. © 2022 by Kreklau / MIR.

La orquesta Neue Philharmonie Westfalen, dirigida por Peter Kattermann, consigue recrear una pieza redonda y emocionante, desde los valses hasta el swing, pasando por las tradicionales miniaturas del folclore alpino con sus cantos (yodel) y bailes tiroleses, entre ellos el trío masculino “Wetterwechsel“ (Cambio de tiempo) y su homólogo femenino “Zeitsprung“ (Salto de tiempo), que explotan el género de manera tan melodiosa como caricaturesca. Precisamente este es el encanto de toda la música, que se ridiculiza a sí misma y sin embargo se despliega en toda su belleza.

La época

Sebastian Schiller y Nini Stadlmann. © 2022 by Kreklau / MIR.Sebastian Schiller y Nini Stadlmann. © 2022 by Kreklau / MIR.

Sandra Wissmann ambienta la obra a principios de la década de 1930, durante la esplendorosa República de Weimar; y así suena también con los números de baile al estilo de Duke Ellington, sus adaptaciones de los filmes de la legendaria UFA, como Zarah Leander o Marlene Dietrich.

Por mucho que Anke Sieloff en el papel de la enamoradiza Sra Calabré (que parece encarnar a la mismísima Leander resucitada) anuncie la sumisión femenina en “Ich pass mich an...“ (Me adapto), pronto queda claro tanto para el joven Dr Fritz Hagedorn (Sebastian Schiller) como para el público que una mujer moderna como ella ya no se somete a un hombre. Más bien se aprovecha de él y pronto lo sustituye.

El creativo Hagerdorn sabe hacer muchas cosas, pero nunca ha tenido suficiente garra como para conseguir un trabajo. También esta vez, su inventiva solo le reporta el premio de un concurso en lugar del ansiado puesto de trabajo en el Grupo Tobler de Berlín (empresa que produce aspiradoras y otros artefactos de limpieza): ¡unas vacaciones de invierno de 14 días que incluyen una fiesta de fin de año en el noble Grandhotel Bruckbeuren, en las montañas!

Hombre pobre

Nini Stadlmann, Mark Weigel, Philipp Kranjc y Ensemble. © 2022 by Kreklau / MIR.Nini Stadlmann, Mark Weigel, Philipp Kranjc y Ensemble. © 2022 by Kreklau / MIR.

Por su parte, Eduard Tobler (Joachim G. Maaß), el millonario director de la compañía, quiere ver cómo reacciona la gente cuando se presenta en ese hotel disfrazado de hombre pobre. Sin embargo, su ama de llaves informa astutamente a la dirección del establecimiento de que un millonario anónimo está a punto de llegar allí. En el lugar, Hagedorn es confundido rápidamente con el hombre rico, lo que sienta las bases para maravillosos enredos y algún que otro amor invernal.

Sebastian Schiller y Nini Stadlmann. © 2022 by Kreklau / MIR.Sebastian Schiller y Nini Stadlmann. © 2022 by Kreklau / MIR.

Una góndola del teleférico se balancea sobre el escenario. En medio de una tormenta en las montañas la cabina (como jaula de Faraday) se convierte pronto en un refugio seguro. Allí es donde la Calabré acorrala al pobre Fritz Hagedorn en un rincón con el tango Panorama del pecado en los labios.

Por cierto esta producción no revela por qué esas mujeres tan seguras de sí mismas nunca figuran entre los personajes bondadosos de las novelas de Erich Kästner. Eso sí, la calentorra adorna alegremente el papel de malvada con letras explícitas. Ella misma admite haber aprendido vulgaridades con individuos de baja estofa, mientras canta licenciosamente sobre cómo alzar el ánimo de un hombre derrengado.

Homosexualidad

«Drei Männer im Schnee», régie de Sandra Wissmann. © 2022 by Kreklau / MIR.«Drei Männer im Schnee», régie de Sandra Wissmann. © 2022 by Kreklau / MIR.

De ahí que tampoco resulte irritante que Johann Kesselhuth (Mark Weigel), el valet de Eduard Tobler, sea gay y ahora delire a Toni Graswander (Tobias Glagau), el instructor de esquí, sobre la célebre plaza Nollendorfplatz de Berlín (uno de los sitios de encuentro de homosexuales), donde todos los chicos están locos por los recios tiroleses.

Al final los enredos se aclaran. El millonario hace negocios con el emir de Bahrein (Carlo Schiavone), huésped del hotel. Tobler descubre asimismo que él es también dueño de este establecimiento y el director, el Sr Kühne (Michael Schulz) sufre un ataque de nervios al enterarse de ello y quedar todo al descubierto.

Malabaristas

Esta revista opereta de Thomas Pigor es un esfuerzo de equipo. Fue estrenada en diciembre de 2019 en el Gärtnerplatztheater, de Múnich, y poco después la atrapó la pandemia. Parece y suena como si los responsables hubieran coloreado y chuleado una película en blanco y negro del decenio de 1930 para presentarla en la década de 1950.

Los cuatro compositores son malabaristas de estilo. La instrumentación y los arreglos son tan desenfadados, tan descarados, tan imaginativos que el director Kattermann y la Neue Philharmonie Westfalen, perpetuamente animada, lo tienen muy fácil, incluido el coro, que está bastante solicitado.

Incluso como placer auditivo, la obra tiene un ritmo muy rápido. Una afirmación como "1933 será un buen año" (el del ascenso al poder del genocida Adolf Hitler), expone la exuberante fiesta de Nochevieja en la obra como un baile al borde del abismo. Al mismo tiempo, advierte sobre los actuales precipicios, los ultraderechistas, neonazis y fascistas de hoy. Las merecida ovaciones del público, de pie, se prolongaron por muchos minutos con varias aperturas y cierres de telón.

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