Entrevistas
Carlos Domínguez-Nieto: "Siguen faltando muchos de los músicos que prometieron hace treinta años"
José Amador Morales

Carlos Domínguez-Nieto aterrizó en Córdoba justo cuando la orquesta de la ciudad comenzaba a salir del peor bache que haya sufrido en su corta historia, que prácticamente le puso “a los pies de los caballos”. La crisis económica, los recortes y las reasignaciones presupuestarias convirtieron a la Orquesta de Córdoba en un triste exponente de cómo las economías y las tecnocracias no entienden de cultura y aún menos de música.
Bajo su batuta el conjunto sinfónico cordobés ha vuelto a coger músculo, recuperando calidad tímbrica, reencontrándose con su público y retomando unas señas de identidad propias en su programación. En este sentido, los cordobeses han podido disfrutar por primera vez de grandes obras del repertorio que nunca habían sido interpretadas en la ciudad o lo habían sido parcialmente (la Misa Solemnis de Beethoven, la Pasión según San Mateo o el Oratorio de Navidad de Bach…), pero también de la recuperación de obras relacionadas con Córdoba relegadas al olvido, como las zarzuelas Viva Córdoba de
, El patio de los naranjos de , La leyenda mora de Gerónimo Giménez y La chiquita piconera de Ramón Villalonga o la ópera Gonzalo de Córdoba (Oporto: Teatro Sao Joao, 5 de marzo de 1857) de Antonio que Domínguez-Nieto dirigirá en la próxima primavera. Por no mencionar el acontecimiento histórico-artístico que está suponiendo el insólito y exitoso ciclo de las sinfonías de Anton Bruckner del que - no es para menos - dice sentirse orgulloso.En este contexto y bajo su titularidad, la Orquesta de Córdoba celebra estos días el treinta aniversario de su creación aquél histórico 29 de octubre de 1992 en el que un entusiasta Leo
José Amador Morales. ¿Cómo fue el proceso de su llegada a Córdoba allá por el 2018?
Carlos Dominguez-Nieto. Esta es mi quinta temporada, así que ya llevo cuatro temporadas aquí. Anteriormente estuve seis años en la Ópera de Cámara de Munich, después me tomé dos años de pausa porque me gusta mucho componer y la mayoría de las veces no es compatible el hecho de ser titular con la composición ya que se necesita mucha tranquilidad. Luego estuve seis años como director titular en la Ópera de Eisenach, un gran teatro que programa tanto ópera como sinfónico y ballet.
Tras otros dos años que me tomé para la composición, y aunque no había dejado de ser director invitado, en torno a las navidades de 2017 comenzó a apetecerme volver a trabajar regularmente con una orquesta y pensé que tal vez era un buen momento para buscar una titularidad. Solo unas semanas después, estando en Alemania en enero de 2018, me enteré de que la Orquesta de Córdoba estaba buscando director titular, lo cual me pareció una idea muy interesante porque es una orquesta que yo llevaba siguiendo desde su creación en 1992, precisamente cuando empecé a estudiar y prestar atención a las orquestas españolas.
Así que, tras comprobar que me resultaba muy atractivo el proyecto y las necesidades de la orquesta, me dio por intentarlo y luego todo fue muy bien y terminé siendo titular. Algo que fue una gran alegría entonces y a día de hoy, pero también un gran descubrimiento, porque conocía muchas de las orquestas españolas pero no la Orquesta de Córdoba.
¿En qué estado se encontró la orquesta en 2018?
No precisamente en un buen momento. Acaba de pasar una etapa muy dura y había bastante desánimo. Desde entonces hemos trabajado varias cuestiones tanto a nivel administrativo como musical, con una gran progresión continua, algo de lo que son conscientes y están reconociendo tanto músicos como público. Es muy bueno llegar a este aniversario para recordar las dificultades y los aciertos de todos estos años pero también para dar un paso más. Por eso hemos diseñado una temporada muy atractiva con gran variedad de compositores, con obras muy queridas por el público y pero también con repertorio algo más desconocido aunque de mucha calidad.
Ha comenzado la actual temporada dirigiendo la Sinfonía nº 8 de Bruckner, una de las obras más grandes del repertorio sinfónico y todo un hito histórico no sólo en la ciudad sino en Andalucía…
Sí, estoy muy satisfecho con el resultado de esta Octava. Son obras muy importantes para cualquier orquesta no sólo por el reto que supone sino también por el trabajo del sonido. Todos los años hemos ido haciendo una sinfonía de
Efectivamente, desde al frente de la Orquesta de Córdoba le hemos escuchado interpretaciones de Bruckner muy bien recibidas tanto por el público como por la crítica. ¿De dónde viene su complicidad con el universo bruckneriano?, ¿cómo fue ese primer contacto?
Escuché por primera vez a Bruckner con la Filarmónica de Munich dirigida por Sergiu
en una de sus visitas a Madrid, una orquesta que estaba empapada de ese tipo de sonido. Son obras que para las orquestas son particularmente difíciles aunque en Alemania y Austria es un repertorio que se vive mucho y es muy natural. Ese último Romanticismo y todo el siglo XX me queda muy cercano porque lo he hecho toda mi vida y lo he vivido y trabajado allí.Creo que nuestras orquestas pueden interpretar ese tipo de obras a ese nivel pero trabajando de otra forma y con más tiempo; me parece que tiene que ser un reto para cualquier orquesta. cualquiera de sus sinfonías es como una gran catedral, perfecta en sus dimensiones, que requiere una plantilla más grande. En el caso de la Orquesta de Córdoba siguen faltando muchos de los músicos que prometieron hace treinta años.
Es una lucha continua para que suban un presupuesto que permita ampliar la plantilla y poder tocar el repertorio que hay con tres trombones y tuba. También a nivel de oficina ya que hay un personal mínimo. Como, por ejemplo, cuando tienes menos violines de los que debes o incluso tienes lesiones y bajas porque los músicos fuerzan y no hay posibilidad de recambio.
Otro de los aspectos que ha llamado la atención desde que ostenta la dirección titular de la Orquesta de Córdoba ha sido su apuesta por ofrecer obras y títulos del pasado relacionados con la ciudad muchas veces olvidados…
Siempre me ha parecido importantísimo cuidar nuestro repertorio. Cuando vine aquí busqué en la SGAE obras que tuvieran que ver con Córdoba y encontré un montón de obras, seleccioné las más importantes y las estudié para presentarlas. El público ha respondido bastante bien ante estas propuestas y seguimos trabajando en ese sentido. Esta temporada ofreceremos la ópera Gonzalo de Córdoba que Antonio Reparaz estrenó en 1857 en Oporto, una ópera de corte verdiano que se desarrolla en Córdoba.
¿Qué otras dificultades has encontrado estos años al frente de la Orquesta de Córdoba?
Hay dos grandes problemas que solventar para Córdoba y para su orquesta. Como he señalado antes, el primero es mejorar el presupuesto que permita ampliar la plantilla, algo básico para interpretar determinadas obras. Y no sólo a nivel de músicos sino también a nivel organizativo, porque nuestra oficina es muy pequeña para gestionar todo lo que estamos haciendo y sus miembros están trabajando a tal intensidad que no puedes exigirles más.
Hacemos grandes proyectos y muy bien trabajados, pero la mayoría de las veces el público ignora el gran trabajo que hay detrás con tan poco personal: con un tercio del que dispone la Sinfónica de Sevilla hacemos más programas que ellos. Solo este mes tenemos los conciertos de abono, la participación en el Concurso Nacional de Arte Flamenco, en el Festival de Música Española de Cádiz, en el Festival de Piano Rafael Orozco, el Requiem de Mozart el día 1 en la Mezquita-Catedral, el concierto en el hospital, la cooperación con los conservatorios…
El otro problema es la falta de un auditorio para una ciudad con el nivel cultural de Córdoba. Y quien va a vivir y disfrutar las ventajas de un auditorio no es tanto la orquesta como la ciudad en sí misma y todas las generaciones venideras. Es una cuestión de futuro y creo que hay que concienciar sobre esto porque es importantísimo.
¿Qué retos musicales quedan por delante?
Pues hay grandes obras que queremos ofrecer, queremos seguir colaborando con el conservatorio superior, con la Joven Orquesta de Córdoba… La orquesta está a un nivel artístico tal que debe salir de la ciudad para presentarla fuera. Siempre digo que la Mezquita es un gran monumento pero jamás se podrá mover de Córdoba. Sin embargo la orquesta sí es capaz de ello y convertirse en un embajador musical de Córdoba tanto en España como fuera del país. Este año vamos a ir a Granada, Jaén o Cádiz pero el próximo saldremos a otras provincias e incluso vamos a llevar a cabo una gira en el extranjero para que la orquesta represente a su ciudad fuera de la misma.
¿Hasta cuándo se ve como su director titular?
He renovado el contrato ya en dos ocasiones y no sé cuántos años seguiré porque lo importante es ver cómo va la orquesta y en qué momento se encuentra. Por otra parte es una cuestión que va por etapas porque de vez en cuando necesito mi tiempo para componer y las mismas orquestas demandan el cambio. Ahora mismo esto no es una prioridad para mí y en su momento habrá que tomar la decisión que corresponda. Actualmente estoy muy contento aquí, tanto por la ciudad como por el público, por el trabajo que se está haciendo, por la nueva gerencia de Daniel
.Estamos en un buen momento aunque hay cosas por mejorar, lo cual es un aliciente. En todo caso ha habido un gran trabajo a lo largo de estos años con miles de conciertos y es lo que estamos festejando con este treinta aniversario que ahora cumple la Orquesta de Córdoba.
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