España - Castilla y León

Carcasas

Samuel González Casado
viernes, 11 de noviembre de 2022
Nil Venditti © OSCyL Nil Venditti © OSCyL
Valladolid, sábado, 5 de noviembre de 2022. Centro Cultural Miguel Delibes. Sala Sinfónica Jesús López Cobos. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Francesca Dego, violín. Nil Venditti, directora. Bellini: Norma: Obertura. Busoni: Concierto para violín en re mayor, op. 35a. Casella: Concierto para orquesta, op. 61. Ocupación: 85 %
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El concierto de abono n.º 3 de la OSCyL no pasará a la historia como uno de los más destacados de la temporada, y eso que tenía alicientes para sorprender y gustar, esencialmente por un programa de obras poco habituales pero a la postre accesibles para el gran público, construidas desde un lenguaje tradicional repleto de referencias (como en cierta medida ya ocurrió con el programa n.º 1).

Parece que una parte de los programas de 2022-2023 va en esa dirección, a la vez que el nuevo director titular de la OSCyL, Thierry Fischer, dirige el gran sinfonismo más popular (Primera de Brahms, Cuarta de Chaikovski, Novena de Dvořák…). No sé si un director titular es exactamente esto, pero supongo que en cualquier caso habrá que esperar para ver qué camino adopta la asociación, después de una temporada de contacto con la que parece querer ponerse de relieve un supuesto estatus: director estrella que es capaz de aportar cosas interesantes a un repertorio trillado, a la vez que se facilitan los vítores.

La obra de Puccini que fue anunciada en la presentación de la temporada, Crisantemi, casaba mucho mejor que la que finalmente se interpretó, la obertura de Norma (mencionada de forma asistemática en el programa de mano). La versión de Nil Venditti fue un desastre, con mala planificación de los tempi (rectificados bien comenzadas algunas secciones), poca limpieza y volumen sobredimensionado en algunas familias que no se arreglaría del todo a lo largo de la velada.

Afortunadamente, en el Concierto para violín de Ferruccio Busoni predominó el orden, y la labor de la solista, Francesca Dego, llegó diáfana. Su sonido es potente y sorteó las gigantescas dificultades de la obra con cierta prestancia, pero problemas con la afinación en la zona media-grave y el poco cuidado en algunos fraseos quitó interés a la versión, que pareció quedarse a medio gas en sus momentos más trascendentes o líricos (segundo movimiento) y levantó el vuelo en los más movidos.

La discutible labor de la directora en el Concierto para orquesta de Alfredo Casella no consiguió opacar del todo lo divertida que puede llegar a ser esta obra, sobre todo ese brutal scherzo mahleriano que es el último movimiento. Pero es una lástima que, para las pocas veces que va a ser posible experimentarla en directo, se haya tenido que intentar disfrutar desde unas maneras tan poco hábiles. No es una pieza fácil, y acumular capas de sonido como estrategia en vez de poner cierto cuidado en los efectos solo lleva a que al público le llegue una especie de carcasa percutiva y metálica, adornada por un continuo acompañamiento de reverberación que demuestra que la precisión, la sutileza o la adecuación a la sala no son los fuertes de la turcoitaliana.

Este hindemithiano Concierto para orquesta, además, tiene multitud de pasajes fugados, con lo que eso implica para que todo discurra equilibradamente. El continuo ímpetu rítmico, algo en lo que Venditti incidió, le sienta bien a esta obra siempre que no sea lo único. Al final, la sensación que se dio es de uniformidad y cierta monotonía, cuando evidentemente hay mucho detrás.

Como siempre que es invitado, destacó la buena labor de concertino Paçalin Zef Pavaci (cuya mención en el programa de mano denota imaginación ortográfica) y la del viento-metal, que disfrutó de gran protagonismo como ha quedado apuntado. 

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