Reino Unido
Dos Scarpia son medio Scarpia
Maruxa Baliñas
Resulta una extraña sensación escuchar Tosca en inglés, está una tan acostumbrada a las palabras exactas, al 'E lucevan le stelle', que escuchar "Stars were shining" resulta cuando menos curioso. Pero cuando casi todas las compañías de cierto nivel -incluso aquellas muy inferiores a la ENO- han renunciado a la traducción de las óperas, aquí se mantiene como una seña de identidad que se justifica en su página web como "Creemos que cantar en inglés refuerza la conexión emocional entre los intérpretes y el público".
Uno de los principales atractivos de esta Tosca era la producción de Christof Loy (estrenada en Helsinki en 2018). No es fácil decir algo nuevo sobre una ópera tan conocida, y hasta cierto punto tan lineal en su argumento, sin caer en innovaciones estúpidas o ilógicas. Loy plantea una versión clásica, donde las localizaciones son perfectamente claras pero al mismo tiempo dotadas de un aire poético que evita el hiperrealismo. Me gustó especialmente la capilla de Sant'Andrea della Valle, convertida en un espacio relativamente amplio y bastante decorado para lo que suele ser habitual en Loy, así como la idea de vestir a los soldados que fusilan a Cavaradossi de blanco, como figuras inocentes o simples marionetas.
Personalmente lo que más me gustó de su versión es el modo en que añadió con toda naturalidad un elemento que se suele eludir o disimular en esta ópera: la religión. Loy consigue que nos fijemos en la evolución religiosa de Tosca, que es más profunda que una simple reacción desolada ante la tragedia a la que se enfrenta. Tosca parece sufrir más por su decepción o pérdida de fe en Dios y la Vírgen (la Madonna es un personaje casi omnipresente) que incluso por la propia maldad de Scarpia y sus secuaces. Sinéad Campbell-Wallace resultó muy conmovedora tanto en el primer acto en su confianza en que a la Vírgen no le importa el pecado en que vive -el amor lo justifica todo- como más tarde en su justa queja de que a pesar de sus rezos y confianza no se ha librado del mal, de que Dios la ha abandonado, cuando canta su Vissi d'arte (en realidad Love and Music). Loy, incluso más que Puccini, convierte al sacerdote que visita a Cavaradossi antes de su muerte en un personaje compasivo y humano, pero Tosca no recibe ningún consuelo tras su decepción.
Leo Hussain fue uno de los puntales de la ópera. Con un elenco de cantantes correcto pero no excepcional -excepto Campbell-Wallace, una gran Tosca- el director musical pasó a ser pieza fundamental en su capacidad de apoyar a los cantantes, mantener la tensión musical, y concertar todos los elementos. La Orquesta de la ENO respondió perfectamente e instrumentalmente la función fue impecable.
El bajo sudafricano Msimelelo Mbali destacó como un Cesare Angelotti de actuación poco dramática pero por ello doblemente contundente. Bueno el coro, mejores los niños en su breve aparición, y un elenco de secundarios de nivel medio o alto, dos de ellos -John Findon (Spoletta), y Ossian Huskinson (Sciarrone)- provenientes del propio programa de formación de la ENO (ENO Harewood Artists).
El principal problema fue Noel Bouley (?), a quien se le había confiado el papel de Scarpia, que comenzó su intervención pésimamente. A la vuelta del primer descanso se anunció su retirada por problemas de salud, aunque no pude escuchar el nombre de su sustituto -podría ser Roland Wood (?), quien hizo el papel de Scarpia en otras funciones-, el cual cantó muy bien tratándose de una sustitución tan repentina. Se optó por la solución del doble Scarpia, Bouley actuando en el escenario y su sustituto cantando desde el borde izquierdo del escenario. Es una solución habitual pero que crea desconcierto en el público, que tiene que dividirse entre la voz que oye cantar y el personaje que actúa e interactúa con el resto de los personajes en el escenario. En otro momento quizá no hubiera sido tan grave, pero al comienzo del segundo acto, prácticamente un vis-a-vis entre Tosca y el malvado Scarpia, se dificultó el hilo dramático, que sólo se conservó gracias a Campbell-Wallace y sobre todo Hussain.
He mencionado ya varias veces a Sinéad Campbell-Wallace, una soprano irlandesa que inició su carrera como lírico-ligera pero que en los últimos años ha optado por papeles más dramáticos. Cantó muy bien su Tosca, flexible, muy bien fraseada y emocional, pero sobre todo lo hizo como una cantante mucho más joven e ilusionada de lo que se suele presentar en otras versiones. Su entusiasmo casi de adolescente al comienzo del primer acto, su asombro ante la maldad después, permitieron plantearse otra Tosca, muy lejana respecto -por ejemplo- a la Mariscala.
A su lado el británico Adam Smith fue un Mario Cavaradossi que se creció desde un comienzo discreto, donde destacó más por sus cualidades dramáticas que vocales, hasta convertirse en el último acto en una pieza clave. Emocionante su despedida de la vida: 'Stars were shining' (si no recuerdo mal) y conmovedor el modo en que se despide de Tosca consciente de que va a morir por más que Tosca le anuncie su salvación.
Recuerdo que vi mi primera luz láser en la ENO, en una representación de Falstaff, ahora debo añadir como anécdota otra primera vez: Lucia Lucas, una cantante trans, cantó como barítono el papel del Sacristán.
Sólo me queda añadir que el programa publicado por la ENO para acompañar la representación era excelente. Pocos teatros de ópera presentan una publicación tan interesante y bien documentada, con un material gráfico amplio y bien elegido. Hay dos artículos de Philip Reed sobre los antecedentes históricos y políticos de Tosca, enmarcando perfectamente los acontecimientos que se narran en la ópera, y sobre la génesis de la propia ópera a partir de la correspondencia de Puccini y otras fuentes de la época; a ellos se añade la reproducción de un artículo de Mosco Carner (1904-1985) sobre Victorien Sardou (1838-1908) -"El Calígula de los escenarios"- y la relación entre el libreto de Illica y Giacosa y la obra de teatro original: La Tosca (París, 1887) de Sardou; y un artículo de Ditlev Rindom sobre la propia figura de Tosca, la diva que intenta mantener su libertad personal moviéndose entre una Iglesia y un Estado igualmente opresores. ¡Bravo!
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