Sevilla, sábado, 12 de noviembre de 2022.
Teatro de la Maestranza. Gaetano Donizetti: Roberto Devereux. Tragedia lírica en tres actos, con libreto de Salvatore Cammarano. Alessandro Talevi, dirección escénica. Madeline Boyd, escenografía y vestuario. Matthew Haskins, iluminación. Maxine Braham, coreografía. Yolanda Auyanet (Elisabetta), Ismael Jordi (Roberto Devereux), Franco Vasallo (Nottingham), Nancy Fabiola Herrera (Sara), Alejandro del Cerro (Lord Cecil), Javier Castañeda (Raleigh) y Ricardo Llamas (Paje/Familiar de Nottingham). Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y Coro Teatro de la Maestranza. Director: Yves Abel. Producción de la Welsh National Opera.
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Hace exactamente treinta años —y algunos meses— comenzaba la popular trilogía Tudor de Donizetti en el Teatro de la Maestranza con la representación de Maria Stuarda a cargo de los conjuntos estables de la Ópera Real de Estocolmo y una de sus estrellas del momento, la soprano Lena Nordin.
Tuvieron que pasar casi veinticinco para que llegara a las tablas sevillanas otro de los títulos: una Anna Bolena excepcional que contó con un reparto muy cuidado y una puesta en escena de gran recorrido, firmada por el recientemente desaparecido Graham Vick.
Así, el reto de cerrar el triángulo estaba alto, pero se han cumplido las expectativas apostando a lo seguro. La producción, asimismo de un cierto recorrido ya —en España, abrió hace unos años la temporada del Real y se registró en Blu-ray— la firmaba Alessandro Talevi con gran personalidad y muy buenas ideas, especialmente al potenciar el lado más siniestro y tormentoso de la trama.
Pieza enlazada
La ya famosa araña sobre la que la reina Isabel desata su ira sobre el protagonista pasará sin duda al imaginario del aficionado belcantista por su gran efecto visual y dramático, así como los ricos juegos de luces o el inquietante vestuario. Una propuesta que sin duda conecta emocionalmente con el espectador.
Por su parte, la dirección musical corría a cargo de un sensible y experimentado Yves Abel, que conoce bien los resortes de melodrama romántico italiano. La lectura impecable, muy conectada con el drama sobre las tablas, estuvo llena de matices y juegos dinámicos, siempre al servicio de una magistral partitura que a pocos deja indiferentes. Implicado con los cantantes, supo encontrar además para cada uno el justo equilibrio en el foso, y sacó de la Sinfónica de Sevilla el mejor sonido, homogéneo y empastado.
Y no hay duda de que en este repertorio, las voces ocupan un papel fundamental, y los dos protagonistas se mostraron generosos desde que pusieron por primera vez el pie sobre la escena. Yolanda Auyanet, cantante inteligente y sensible, ha sabido siempre encontrar el momento adecuado para avanzar en la asunción de roles —esperamos curiosos su primera Tosca en verano— y este era un momento ideal para enfrentarse a la Elisabetta más atormentada. Con la seguridad que proporciona conocer la producción de antemano —la hizo en Palermo la temporada pasada—, llegaba a Sevilla con las cartas para triunfar. Y así lo hizo. Desde el aria de salida, pasando por un espectacular segundo acto que mostraba lo mejor de su talento actoral, hasta lo que todos esperan con entusiasmo, la escena final; no escatimó en recursos para hacerse con el público. La voz corre sin problema, sabe bien usar el grave y conserva la flexibilidad que hace falta en un repertorio como este, que conoce bien pues es la base de su carrera.
La misma base belcantista tiene Ismael Jordi, al que todos celebramos cada vez que visita el Maestranza. Mucho se habla de las tres reinas tudor y poco de los tres nobles que las acompañan; pues este tenor es uno de los que lleva tiempo asumiendo los roles con personalidad y mucha elegancia por Europa. La línea es impecable, el canto ligado siempre en estilo y los medios van ganando robustez.
También, con un depurado estilo y muchas tablas, el rotundo barítono Franco Vasallo recibió merecidos aplausos en su escena de salida, por su nobleza en el decir y su mucha implicación. Y, por último, en un repertorio últimamente menos habitual para ella, pero con unos resultados muy satisfactorios, la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera consiguió emocionar con su sensible recreación de Sara Nottingham. Los secundarios, especialmente el tenor Alejandro del Cerro, fueron seleccionados con buen criterio, y el coro, como de costumbre, preciso y transmitiendo en todo momento entusiasmo.
Retomo para finalizar unas líneas de la reseña de aquella Bolena mencionada al inicio: Como se ha demostrado, hay voces hoy que pueden defender una buena trilogía tudor; aunque una tetralogía que incluya Il castello di Kenilworth sería apuntar muy alto, ¿se plantearía el Maestranza el reto?
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