Francia

La Périchole de Offenbach: así, sí.

Francisco Leonarte
martes, 29 de noviembre de 2022
Pelly, La Périchole © 2022 by Vincent Pontet Pelly, La Périchole © 2022 by Vincent Pontet
París, domingo, 20 de noviembre de 2022. Théâtre des Champs-Elysées. La Périchole, opéra-bouffe en tres actos, (versión de 1874). Libreto de Henry Meilhac y Ludovic Halévy, inspirado en Le carrosse du Saint Sacrement de Proper Mérimée. Música de Jacques Offenbach. Dirección escénica y trajes de Laurent Pelly. Decorados de Chantal Thomas. Luces de Michel Leborgne. Diálogos de Agathe Mélinand a partir de los originales. Colaboración en los trajes de Jean-Jacques Delmotte. Con Antoinette Dennefeld/Marina Viotti (la Périchole), Stanislas de Barbeyrac (Piquillo), Laurent Naouri/Alexandre Duhamel (le viceroi, don Andrés de Ribera), Rodolphe Briand (Le Comte Miguel de Panatellas), Lionel Lhote (Don Pedro de Hinoyosa), Chloé Briot ( Guadalena / Manuelita), Alix Le Saux (Berginella / Ninetta), Eléonore Pancrazi (Mastrilla / Brambilla), Natalie Pérez (Frasquinella), Eddy Letexier ( Le vieux prisonnier / Le Marquis de Tarapote ), Mitesh Khatri (Le premier notaire), Jean-Philippe Fourcade ( Le deuxième notaire). Coro de la Ópera Nacional de Bordeaux. Director del coro Salvatore Caputo. Les musiciens du Louvre. Dirección musical de Marc Minkowski.
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Hay conciertos y representaciones a los que uno va por ir, sin fe ninguna. En mayo de este mismo año -aunque fuera la temporada pasada- habíamos tenido en la Opéra-Comique una Périchole de bastante buena factura a pesar de su director de orquesta (demasiado invasivo) y de su puesta en escena un punto tontorrona (pero no estúpida, entendámonos). Así que me decía para mis adentros que esta obra, que me parece amable pero no decisiva ni en la Historia de la Música ni en el catálogo de Offenbach (a pesar de su éxito siempre renovado) no merecía aparecer en la cartelera parisina dos veces en el mismo año...

Era no caer en la cuenta de que La Périchole representaba tal vez el último título popular de Offenbach que el existoso tándem Pelly-Minkowski todavía no había presentado en París. Y es que Laurent Pelly y Marc Minkowski desde hace más de veinte años han conseguido redorar la reputación de Offenbach con espectáculos excelentes tanto desde el punto de vista escénico como musical. Espectáculos que han marcado el cómo interpretar la opereta en nuestros días: con calidad y con brío, con mucho humor y con mucha inteligencia. Para cerciorarse basta con echar una ojeada a las grabaciones que en las redes circulan de sus producciones de Orphée aux enfers, La belle Hélène y La vie parisienne...

De suerte que una obra que con puesta en escena tontorrona y dirección musical poco adecuada nos había parecido simpática sin más, en las manos de Pelly-Minkowski nos parece una joyita disfrutable de cabo a rabo.

Minkowski y sus Musiciens du Louvre 

Me daba un poco de miedo Minkowski porque últimamente le he oído un punto pasado de rosca en cuanto a volumen orquestal se refiere, como si quisiera que la orquesta brillase por encima de todo -y eso, que ya es desagradable en toda obra lírica, es pecado mortal cuando se trata de opereta y otros géneros ligeros... Pero no. Aquí ha escogido a su orquesta de toda la vida, la que él mismo fundó para menesteres barrocos, Les musiciens du Louvre, en una formación reducida (sólo dos contrabajos, para que se hagan ustedes una idea) que suena estupendamente bien, pero nunca demasiado. 

Porque además Minkowski mima a sus cantantes (precioso acompañamiento, dulce pero no cursi, en el aria de la carta, o en el aria del tenor en la cárcel, durmiéndose con el propio personaje). Tiene además el director sentido del gag musical -con divertidos guiños a la Flauta mágica, por ejemplo- y sentido del espectáculo, amenizando los cambios de decorado con reprises de ciertos temas además de los intermedios e introducciones previstos en la partitura. Y su orquesta le sigue, entusiasta, canturreando con él por ejemplo, y ganándose así el aplauso y la simpatía del público. Y alternando la furia (porque ciertos temas son atacados casi con frenesí salvaje, tales el inicio mismo o el coro matrimonial) y la ligereza (sus valses tienen ese toque de embriaguez necesario al género), consigue que el público no se aburra ni un segundo. Para mí, Minkowski está a punto de caramelo para dirigir un concierto de año nuevo en Viena. Si agentes y programadores se ponen de acuerdo, claro está... 

Entre los solistas instrumentales, es justicia resaltar la dulzura del clarinete, el sentido del humor del fagot o la sensibilidad sin sensibliería del concertino. 

Altura vocal 

Sobre la escena, un conjunto de coprimarios como rara vez se ve. En los papeles de las tres primas, cantaron Alix le Saux, Elenore Pancrazi y Chloé Briot. Cada una de ellas está haciendo una preciosa carrera, con papeles importantes en otras casas de ópera -y quienes tengan curiosidad pueden apreciar su talento en diversas grabaciones que circulan por las redes... En el de Frasquinella, nada menos que Natalie Perez, que recientemente ha triunfado en Madrid con las huestes de Miguélez Rouco en Vendado es amor de José de Nebra. Las cuatro encarnan a la perfección cada uno de sus personajes, con bonitos timbres, con cuerpo en la voz y con desparpajo actoral. Los dos notarios, miembros del coro, no desmerecían en absoluto del resto. Y la comicidad de Letexier en sus dos papeles hablados también fue notable. 

Como Conde de Panatellas y don Pedro de Hinoyosa, respectivamente Rodolphe Briand, de voz sonora e incisiva, y Lionel Lhote, un soberbio barítono al ya que tuvimos ocasión de admirar la temporada pasada nada menos que como Pandolfe en la Cendrillon de Massenet en Bastille. Nos consta que Lhote aceptó este pequeño papel por poder estar en una producción Pelly-Minkowski-Offenbach. Y lo entendemos perfectamente.

En cuanto al Virrey, don Andrés de Ribera, es encarnado por Alexandre Duhamel, joven barítono de voz caudalosa. Aunque ya ha abordado papeles más duros como el Don Giovanni o Golaud, demuestra aquí que tiene también una importante vis cómica. No tuvimos la suerte de escuchar en ninguna de las dos funciones a Laurent Naouri.

‘La Périchole’ de Offenbach. Dirección escénica de Laurent Pelly. Dirección musical de Marc Minkowski. París, Théâtre des Champs-Elysées, noviembre de 2022. © 2022 by Vincent Pontet / Théâtre des Champs-Elysées .‘La Périchole’ de Offenbach. Dirección escénica de Laurent Pelly. Dirección musical de Marc Minkowski. París, Théâtre des Champs-Elysées, noviembre de 2022. © 2022 by Vincent Pontet / Théâtre des Champs-Elysées .

Como Périchole, en la primera función a la que asistimos escuchamos a Antoinette Dennefeld (que recientemente cantaba -¡y muy bien!- el príncipe encantador en la citada Cendrillon de Bastille), y al día siguiente a Marina Viotti. En ambos casos se trata de voces no muy grandes pero sí muy dúctiles, que dominan el arte del canto, bien timbradas, de bonito color -tal vez un punto más bonito el de Viotti- de técnica inteligente y que actoralmente componen un personaje perfectamente creíble y sin exageraciones, divertido sin forzar. Y casi siempre inteligible, en este caso, con una ligera ventaja para Dennefeld.

Pero si hubo un triunfador vocal de la noche, ese fue sin duda Stanislas de Barbeyrac. Comicidad constante, entrega, Barbeyrac encarna un papel que parece en principio pensado para voz más ligera, pero como tiene volumen, inteligencia, arte del canto, acabamos todos por convenir que su voz más oscura sienta perfectamente bien para el papel del cantante callejero un poco outsider y vagabundo, cercano al verdadero cantante callejero que sin duda Meilhac y Halévy, tanto como Offenbach, tenían en mente... ¡Y el público no se pierde una sola sílaba de lo que canta ! 

En cuanto al coro, sonó siempre inteligible, con bonito sonido. Noté algún defectillo de empaste en los hombres en algún momento -pero fue pecata minuta y puede comprobar al día siguiente que era puramente circunstancial. 

¿Y qué decir de Pelly ? 

Los aficionados operísticos solemos tener por bestia negra al director de escena, que frecuentemente es sordo o idiota o las dos cosas. Pero no en el caso de Pelly. Las puestas en escena de Pelly suelen ir del « inteligente pero no redondo» al «excelente».

Porque si de algo no se le puede acusar a Pelly es de ser sordo ni idiota. Siempre respetuoso con la obra que pone en escena, con su espíritu profundo, es un director de escena que brilla especialmente en la comedia, porque hace nacer la comicidad del libreto mismo, sacándole punta sin necesidad de añadidos ni afeites. Y tirando del hilo, basándose en una magnífica dirección de actores, propone actitudes corporales de los intérpretes que hacen superfluo todo recurso a otros personajes, marionetas o artilugios varios. Maestro (también) en movimientos corales, Pelly intenta a menudo reactualizaciones inteligentes que no sólo no desvirtúan el propósito original sino que lo potencian, acercándolo a la sensibilidad del público actual.

‘La Périchole’ de Offenbach. Dirección escénica de Laurent Pelly. Dirección musical de Marc Minkowski. París, Théâtre des Champs-Elysées, noviembre de 2022. © 2022 by Vincent Pontet / Théâtre des Champs-Elysées .‘La Périchole’ de Offenbach. Dirección escénica de Laurent Pelly. Dirección musical de Marc Minkowski. París, Théâtre des Champs-Elysées, noviembre de 2022. © 2022 by Vincent Pontet / Théâtre des Champs-Elysées .

Así, en el caso de la Perichole le bastan los trajes y un gran retrato que domina los actos primero y tercero, para hacer referencia a las dictaduras populistas basadas en el culto a la imagen del líder, caudillo, o secretario de partido. El resto nace del libreto mismo. A destacar el primer cuadro del segundo acto, repleto de rubias oxigenadas que generan una infinidad de pequeños gags con solo encarnar el texto.

Como decíamos, los trajes son del propio Pelly, como ya es costumbre. Trajes sencillos y de mercadillo cuando del pueblo se trata -aunque no exentos de variedad ni de inteligencia- y trajes muy divertidos cuando se trata de las damas del segundo acto, todas alredor de un mismo tema plata (ahí se nota que Pelly se lo pasó bien diseñando, aunque no tanto como en su mítica puesta en escena de Cendrillon por ejemplo, porque la cosa no se prestaba a ello...).

A destacar también el virtuosismo de la iluminación de Leborgne que consigue aislar y poner en valor ciertos pasajes musicales así como evitar la monotonía variando con discreción los ambientes, como por ejemplo en la escena de la cárcel. 

La escenografía de Chantal Thomas, colaboradora fiel de Pelly, es un tanto abierta pero gracias a grandes paneles (retrato del dictador en primer y tercer acto, espejos en el segundo) logra contener el sonido de los cantantes – paneles que, por ser corredizos, permiten cambios al interior de cada cuadro, evitando de nuevo la sensación de monotonía. 

‘La Périchole’ de Offenbach. Dirección escénica de Laurent Pelly. Dirección musical de Marc Minkowski. París, Théâtre des Champs-Elysées, noviembre de 2022. © 2022 by Vincent Pontet / Théâtre des Champs-Elysées.‘La Périchole’ de Offenbach. Dirección escénica de Laurent Pelly. Dirección musical de Marc Minkowski. París, Théâtre des Champs-Elysées, noviembre de 2022. © 2022 by Vincent Pontet / Théâtre des Champs-Elysées.

Citemos por último a otra fiel colaboradora de Pelly, Agathe Mélinand, que se encargó de retocar los diálogos. Saludo la inteligencia de esta señora que ya no hace de dramaturga -aunque sospechamos que por su cercanía con Pelly, la opinión de Mélinand sigue por fortuna contando en la puesta en escena- pero que, cuando se trata de reescribir los diálogos, deja los buenos chistes y la trama del libreto original y sutilmente condensa y acerca el libreto al espectador actual sin buscar imponer su ego, siempre al servicio del original. ¡Chapeau

O sea que sí, que asistir a una representación de una buena obra en estas condiciones es una delicia. Delicia que no siempre tiene uno la ocasión de disfrutar, porque esto de la ópera, ya se sabe, es muy, muy complicado. Cuando sale así de redonda, cantemos albricias. 

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