Alemania
Una audaz velada de San Silvestre con grandes dosis de humor
Juan Carlos Tellechea
Frank Matthus y Jochen Kilian prefirieron el pequeño formato para dar vida con siete actores a un bellísimo drama musical (Songdrama) que rinde merecido, opulento y polifacético homenaje a la banda de rock Queen en el Teatro de Mönchengladbach.
Matthus y Kilian ambientaron su obra en las instalaciones de los grandes almacenes Queen (nombre ficticio) -donde ocurren cosas extrañas antes del cierre definitivo de sus puertas- optando por crear un argumento básico que incorpore 22 canciones del célebre conjunto homónimo y su vocalista principal Freddie Mercury.
Además de los célebres clásicos como Bohemian Rhapsody, Killer Queen, Who Wants to Live Forever, We are the Champions, The Show Must Go On o I Want to Break Free -por nombrar solo algunos títulos-, también se hicieron un hueco en esta producción obras no tan conocidas del grupo.
Dicho sea de paso, Queen publicó hace un par de meses en un simple una canción con la voz de
Camerística
Lo singular de esta labor en el Teatro de Mönchengladbach es que la gran música de la banda se escucha más en forma de música de cámara, sin muchos instrumentos. Pero, ¿por qué unos grandes almacenes destartalados? Lamentablemente, el comercio tiene que cerrar, porque los clientes compran cada vez más por Internet y el eslogan "En nuestra tienda los clientes son los reyes" ya no cuela, por lo que el venerable edificio va a ser demolido.
Una "Q" sobredimensionada enmarca una escalera con alfombra roja. Al pie de ella, sobre dos pedestales, se encuentran sus reinas María Estuardo e Isabel I, maniquíes vestidos con atuendos históricos. Las otras monarcas ya desaparecidas son Victoria y María Antonieta. Las figuras debían haber incitado otrora a los clientes a zambullirse en una atmósfera especial de lujosas compras.
Con nostalgia, triste y apenado, el antiguo portero nocturno hace su ronda, arrastrando sus cansados pies por los grandes almacenes después del cierre; pasa por delante de los maniquíes, les asegura su afecto; pulsa un botón en la caja de interruptores que tiene a su lado y comienza una transformación milagrosa, con truenos y relámpagos incontenibles. Las figuras cobran vida como por arte de magia y llevan a cabo sus disputas, declamando en un inglés teatral de buena dicción.
Música, canto y danza
Jochen
La riqueza de contenido de estas canciones es fascinante. En ella hay de todo y para todos los gustos: amor, eros y thánatos, así como todas las demás cuestiones de la vida:
Save me
It started off so well
They said we made a perfect pair
I clothed myself in your glory and your love
How I loved you
How I cried
The years of care and loyalty
Were nothing but a sham it seems
The years belie we lived a lie
I love you till I die
Save me save me save me
I can't face this life alone
Save me save me save me
I'm naked and I'm far from home
The slate will soon be clean
I'll erase the memories
To start again with somebody new
Was it all wasted
All that love?
I hang my head and I advertise
A soul for sale or rent
I have no heart I'm cold inside
I have no real intent
Save me save me save me
I can't face this life alone
Save me save me save me
Oh I'm naked and I'm far from home
Each night I cry I still believe the lie
I love you 'till I die
Save me save me save me
Save me save me oh save me
Don't let me face my life alone
Save me save me oh
I'm naked and I'm far from home
Vibrante
Como en unos grandes almacenes hay prácticamente de todo,
En el programa de mano Jochen Kilian hace una promesa: "Quien crea haber entendido cómo sigue la velada después de la tercera canción, seguramente se equivocará". Uno y otro giro son inesperados y el espectador se ve confrontado a un oscilante periplo completamente desconocido.
Ovaciones al elenco
El público, de pie en la abarrotada sala del teatro, ovacionó largamente la excelente actuación del elenco: Bruno Winzen en el papel de Bruno, el portero nocturno de la tienda; Esther Keil encarnando a Elizabeth I y su maniquí; Jannike Schubert como Queen Maria (María Estuardo), su maniquí y Mae Miller; Carolin Schupa en el de la reina Marie-Antoinette, su maniquí, y a Greta Thunberg; el imponente Paul Steinbach en el de Queen Victoria; Ronny Tomiska, como Superman y el hombre invisible; Adrian Linke como Freddy Mercury y Queen Elizabeth II; así como el propio Jochen Kilian en el papel de Rapid Roy, la rata rock del sótano de los grandes almacenes.
La majestuosa forma en que Esther Keil pone en escena Bohemian Rhapsody casi sin ayuda de nadie es de por sí un paradigma de gran teatro musical. Jannike Schubert es su antagonista y sorprende después con el swing de My Melancholy Blues. Carolin Schupa deja que su miriñaque se balancee coquetamente para convertirse de pronto en una muy joven y conmovedora Greta (Thunberg).
Aldabonazo
Paul Steinbach, con un bigote a lo Freddy Mercury, interpreta a una reina Victoria deliciosamente gruñona, y Ronny Tomiska es un dinámico Superman. Un aldabonazo: Adrian Linke está excelente como Isabel II, con sombrero, bolso y guantes verdes. Todos se mueven de acuerdo con una maravillosa coreografía (Kerstin Ried) que hechiza a los espectadores.
El escenario y el magnífico vestuario (Anne Weiler) despliegan gran esplendor y amor por el detalle. La platea tuvo con Queen's Last Night una velada de San Silvestre absolutamente entretenida con una buena dosis de humor (a veces bastante audaz).
La magia de Freddie Mercury
Evocando hechos históricos: cada vez que Freddie Mercury entraba en el escenario con su banda Queen, la experiencia era excepcional. Aunque la música de los cuatro británicos ya estaba viva en el disco con su dramatismo orquestal y una ampulosa paleta de colores, canciones como Another one bites the dust o Don't stop me now solo podían desplegar toda su energía cuando la llevaban en directo a los grandes espacios de conciertos pop.
Frank Matthus y Jochen Kilian, transportaron esta energía al teatro, no copiando y pegando, sino enmarcándola con una obra de nuevo desarrollo que integra todas las facetas musicales de la banda en un escenario completamente inusual, extraño y variado para el público, y un reto para el conjunto de actores.
Pero no es solo este hecho lo que despierta la curiosidad por Queen's Last Night, sino también el cómo: Porque, aparte del acompañamiento al piano de Jochen Kilian, toda la música está producida por los propios siete actores y actrices. Kilian ha estudiado a fondo y reelaborado todas las partituras de las canciones seleccionadas para hacerlas interpretables por el pequeño conjunto en el contexto de la acción escénica que tiene lugar en cada caso, y no necesariamente con instrumentos comunes.
Barriles de petróleo
Sin embargo, conserva el dramatismo conocido de Queen, mantiene un sonido especial, porque todo está hecho a mano. ¡Pero mola! No se limita a los tiestos, también utiliza barriles metálicos de petróleo para la percusión. A la hora de elaborar el concepto musical, Jochen Kilian prestó especial atención a las voces del conjunto, típicas de Queen, e incluso amplió los coros en algunas partes.
Especialmente cuando se trabaja con la música de Queen, que es increíblemente versátil, se necesita una situación que también deje a los responsables de la producción tanta variedad como sea posible. Así fue cómo se les ocurrió a la régie y a la dirección musical la idea de los grande almacenes.
Con entradas agotadas desde hace meses, y siguiendo la buena tradición de la Comunidad de Teatros de Krefeld y Mönchengladbach, es de esperar que esta exitosa producción de Frank Matthus y Jocken Kilian siga estando en cartel durante mucho tiempo más. En cualquier caso, los amantes acérrimos de Queen salen muy contentos con Last Night, mientras que los demás se convierten en sus fan. Es sin duda una experiencia única. The show must go on.
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