Discos
J.S.Bach & Francois Couperin. Orgelmusik
Juan Carlos Tellechea
François Couperin, apodado le Grand, músico de la corte del Rey Sol, Luis XIV, no es solo el compositor de los Concerts Royaux y los Concerts des Goûts réunis. De hecho, en el ámbito instrumental, especialmente para teclado, legó numerosas piezas para clave recogidas en cuatro Livres, veintisiete ordres, pero también dejó suites para viola da gamba siguiendo el ejemplo de Marin Marais, Antoine Forqueray o Caix d'Hervelois.
Couperin compuso obras para órgano, entre ellas una Messe pour les Convents que el consumado organista Heinrich Walther, profesor del Conservatorio de música sacra de Heidelberg y del Conservatorio de Friburgo, ha grabado en este extraordinario CD J. S. Bach & François Couperin.
Kyrie
El Kyrie, que constituye la primera parte de esta Misa para los conventos, comienza con un "Plein jeu. Premier Couplet du Kyrie" que permite apreciar la plenitud sonora del órgano Silbermann (1732) de la iglesia protestante de San Matías (Saint-Matthieu), de Colmar (Alsacia, Alto Rin / Francia), en la que se realiza anualmente un Festival Internacional de Música.
A este "Plein jeu" le sigue una "Fugue sur la Trompette. 2e Couplet du Kyrie", esta vez con la participación de otros registros del órgano. Este Kyrie se cierra con el Diálogo en la trompeta del teclado principal y en el "montre", bordón y nazardo del positivo, una pieza llena de serenidad y luz.
Al igual que el Kyrie, la segunda parte de esta Misa (Gloria) también comienza con un solemne "Plein jeu" que recurre a los registros más potentes del órgano Silbermann. A este "Plein jeu" le sigue inmediatamente una "Basse de Trompette". 4eCouplet, una pequeña fuga en el Chromhorne sur la Taille. 5eCouplet, a la que sigue un dúo seráfico y aéreo en terceras (Recit de tierce. 8eCouplet).
Inspiración
Este Gloria, que constituye la parte más importante de la Messe pour les Convents de François Couperin, termina con un Ofertorio que recurre a los registros principales del órgano. Aquí, la altura de la inspiración de François Couperin es asombrosa, con su búsqueda de colores y armonías de una complejidad sin precedentes.
El Sanctus, que constituye la tercera parte de esta Misa, comienza con un primer "Recit" tocado a toda pastilla, seguido de un luminoso recital de corneta (2eCouplet). La parte final termina con una "Élévation" y un "Tierce en Taille" muy completos.
Sensible
Heinrich Walther, quien nos ofrece aquí una interpretación sumamente arquitectónica, sutil y sensible, explotando con audacia toda la riqueza sonora de este órgano Silbermann, un instrumento excepcional, de espléndidos y brillantes colores, no incluye aquí todas las secciones de la Misa. Deja fuera la última parte, muy breve, que concluye con un Agnus Dei y el Deo Gratias, cerrando así esta obra maestra de François Couperin.
El CD se abre con el cadencioso Preludio y fuga en sol mayor BWV 541 de Bach, el organista de la corte de Weimar y Thomaskantor de Leipzig, 16 años más joven que su contemporáneo François Couperin; una pieza que con la alegre y entusiasta exuberancia del Preludio y la recoleta seriedad de la Fuga, musicalmente compleja, conquista de inmediato al oyente.
A continuación Heinrich Walther interpreta el himno luterano Allein Gott in der Höh' sei Ehr (BWV 662), de los 18 preludios corales de su tardío Manuscrito original de Leipzig, cumbre del repertorio para este instrumento y un reto para el oyente. Bach arregló con frecuencia este Gloria alemán para órgano. En el proceso, siempre añadía nuevas facetas musicales y teológicas.
Belleza
En el presente arreglo escuchamos una meditación Adagio que embellece ricamente el cantus firmus. Para Bach, se trataba de música para la Misa en idioma alemán (toda una revolución para la época, si tenemos en cuenta que la Iglesia Católica no abandonó el rito en latín hasta después del Concilio Vaticano II), la contrapartida organística, por así decirlo, de la cantata, su cosmos de muchas voces del propio de la misa, es decir, relacionada con los domingos y días festivos de todo el año litúrgico.
Después nos entrega la Sonata a trío en do menor BWV 526, de una riqueza sonora y emocional de alta escuela. El primer movimiento, Vivace, tiene un apoyo animado pero no frenético del pedal. Su movimiento intermedio "Largo", es de gran expresividad, su voz fluye suavemente sobre un acompañamiento de un registro más bajo y progresiones de bajo suaves antes de desembocar en el movimiento final (Allegro) tras un attacca. Tal vez Bach hubiera insistido discretamente en que esto no solo debía realizarse en el modelo de "solo con acompañamiento y bajo" común en la época, sino que en última instancia debía lucharse por la igualdad musical de todas las voces.
Dicho sea de paso, Walther interpretará el 23 de abril próximo en Vaux sur Seine (a 20 km de París), y también el 20 de mayo en su ciudad natal, Gaggenau (Evangelische Stadtkirche) las seis sonatas a trío de Bach (BWV 525 – 530).
Fantasía
La imponente Fantasía y fuga en sol menor (BWV 542) es ejecutada por Heinrich Walther con una potencia considerable, desplegando una energía vital formidable y concluyéndola con una gloria sonora impresionante.
En la monumental Passacaglia en do menor (BWV 582) el tema consta de quince tonos, de los cuales un total de diez -especialmente el primero y el último- son los cuatro tonos pitagóricos elementales. Con ocho compases, el ostinato es bastante largo, lo que no era nuevo en aquellos tiempos. La apertura con el ostinato solo como un solo de pedal sin acompañamiento era algo más inusual.
Sosiego
Siguen veinte variaciones; la primera con un efecto típico de do menor, algo así como un anhelo doloroso. La Passacaglia se eleva a su clímax en la 12a variación; después, la pausa del pedal aclara tres variaciones tranquilas a modo de intermezzo, antes de que las siguientes cinco variaciones conduzcan al final.
Aquí fluye a la perfección en la fuga posterior. Solo la primera mitad del tema se utiliza en tal sentido; una transformación de la segunda parte, pulsando en corcheas, aparece como tema de contraste. A medida que avanza la fuga, Bach modula a mi bemol y si bemol mayor, y el tiempo entre las entradas temáticas aumenta de uno a tres compases, a siete, a trece.
Aria
El conjunto alcanza su apogeo en un acorde de sexta napolitana (re bemol mayor), muy inusual para la afinación de tono medio común en aquella época, que conduce a la coda de ocho compases.
Para cerrar la grabación, Heinrich Walther opta por su propia transcripción para órgano de "Aria", el bellísimo segundo movimiento de la Suite para orquesta nº 3 en re mayor BWV 1068, fechada en 1731, tal vez (y sin tal vez) un hito en la historia de la música.
El resultado es emocionante, gracias al innegable talento del organista y profesor Walther y a un ingeniero de sonido que, como Klaus Faika, reproduce con precisión esa gran sensación de espacio con relieve real de la iglesia parroquial de San Matías de Colmar.
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