España - Cataluña
60ª Edición del ‘Tenor Viñas’
Jorge Binaghi

Comienzo como veces anteriores: “Con más de quinientos inscritos el acto reunió algo menos de gente que los años pasados (principalmente en la zona ‘noble’ de los asientos reservados a personalidades diversas).” A destacar, dentro de los miembros del jurado asistentes, la presencia de la soprano June Anderson, aplaudida al mencionarse su nombre.
El acto lo abrió Jordi Martí, regidor del Ajuntament, quien recordó rápidamente los lazos entre el Ayuntamiento, el concurso, y el Liceu.
Todo el acto fue bastante breve. El pregón se confió a Salvador Alemany, presidente de la Fundació del Gran Teatre del Liceu. Hizo una detallada evocación de los sesenta años del Viñas, su fundador y sus sucesores, y de la relación del concurso con el Liceu. Al recordar la introducción redactada por Victoria de los Ángeles a la reedición del curso de canto escrito por el tenor, aprovechó para señalar que este es el año del centenario del nacimiento de la ilustre artista.
El propio programa confeccionado por la ganadora del segundo premio del concurso en 2017, Adriana González, que desde entonces está desarrollando una intensa carrera, fue, salvando una excepción, un repaso de los grandes roles operísticos de Victoria de los Ángeles (una lástima que nadie mencionara el detalle).
Muy
comunicativa, González se mostró en espléndida forma y fue acompañada
correctamente por García Diepa con quien evidenció una gran complicidad.
Empezó,
como corresponde, con Mozart y una excelente versión de ‘Porgi amor’ de Le nozze di Figaro donde exhibió, como
en el resto de las obras, un muy buen uso de los reguladores y el fiato. Luego
vino ‘Come scoglio’ de Così fan tutte y
aunque lo hizo bien no pareció muy cómoda en algunas de las agilidades y los
más extremos de los graves (en efecto, este es un papel que Victoria de los
Ángeles nunca abordó y que a casi todas siempre les ha costado -hay una
grabación del rondó del segundo acto por la gran Jurinac en la que se la oye en
un ensayo protestar porque se ha quedado corta). La primera parte terminó con
el ‘Ave Maria’ del Otello verdiano,
cantado con adecuada unción y resuelto en su arduo final de forma magnífica y
natural.
Luego
vinieron dos arias del autor con el que González parece sentirse más
identificada. De Puccini se oyeron ‘Sì, mi chiamano Mimì’ de La bohème, que ya ha cantado en el Liceu,
y una sobresaliente versión de ‘Senza mamma’ de Suor Angelica (como estaban presentes los principales responsables
de la programación del Liceu no sé si habrán advertido cuánto podría haber
beneficiado su actuación en esa obra en el reciente Trittico). Concluyó su actuación con el ‘aria de las joyas’ del Faust de Gounod, bien traducida aunque
de nuevo las agilidades -sobre las que se deslizó rápidamente- no fueron lo
mejor. Ante los cerrados aplausos ofreció otra exhibición fantástica de su
capacidad pucciniana en la versión de la primera aria de Liù en Turandot, ‘Signore ascolta’.
Como en
las pruebas próximas no estaré presente por tener compromisos fuera de España
la información pertinente llegará a Mundo
Clásico directamente de la secretaría de prensa del Concurso. Lo siento
mucho, pero no se puede estar en dos partes a la vez y bien que lo lamento (no
sólo en este caso concreto).
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