Alemania
Gardiner en su 80º cumpleaños
Juan Carlos Tellechea

Sir John Eliot Gardiner está celebrando su 80º cumpleaños con la Concertgebouw Orchestra y un ciclo de Johannes Brahms, aclamado esta tarde por el público que colmaba la gran sala auditorio Alfried Krupp de la Philharmonie Essen.
Al
comienzo del concierto el destacado solista, Sir Stephen Hough, quien
debuta en este escenario de extraordinaria acústica, ofreció un enfoque fresco,
sin coquetería ni desafíos, del Concierto nº 2 en si bemol mayor para piano y
orquesta op 83.
La orquesta brindaba un sonido transparente y despejado en perfecta simbiosis estilística con la claridad del piano. Sir John Eliot , con su célebre arte de dirigir, cincelaba con júbilo cada engranaje de la conmovedora orquestación, dándole forma con sus manos.
El marco de esta interpretación fue elegante y
perfectamente asumido. Las grandes frases de teclado y los crescendi
sinfónicos se salvaron sin buscar ningún efecto virtuosístico, como ocurre
asimismo con la cadencia que no pretende exhibir predominio. Este ''pequeño
concierto para piano con un bonito scherzo'', como decía el mismo
Brahms, se ha convertido entretanto en uno de los conciertos para piano más
populares del mundo.
El scherzo bonito
Su bella estructura en cuatro movimientos
ofrece a Sir Stephen
De hecho, también en este caso cualquier
virtuosismo en el sentido primario del término queda rápidamente superado en
favor de una lectura de espontaneidad asombrosa. La entrada del solista en el Allegro
non troppo inicial, con una expresiva cadencia, es el preludio de una
interpretación marcada por un toque perlado al que contribuye en gran medida el
sonido del Steinway D. Hay aquí una búsqueda de expresividad soberana y un
maravilloso sincretismo con la orquesta no menos impactante, pero de una
naturalidad redescubierta.
El famoso "scherzo bonito" (Allegro
appassionato) es una pieza tumultuosa y caprichosa, que parece como si
hubiera sido inspirada en Frédéric Chopin. Sir Stephen Hough adorna sus dos
temas, uno fogoso y el otro melódico y lento, con una interpretación ligera,
especialmente en el registro pianissimo. En el trío, inspirado en una vigorosa
danza folclórica, el solista interviene con delicadeza y ensoñación; música de
cámara pura.
Magia
El Andante encuentra aquí su verdadera
naturaleza de Lied. La introducción del violonchelo solista, bien encaminada, y
no ralentizada, preludia una entrada del piano, tan mágica como tenue, hasta la
sección abierta. Es este otro momento de pura magia musical que hace tan singular a
esta ejecución bajo la égida de Sir John Eliot Gardiner. El mecanismo de
amplificación de las variaciones está en funcionamiento, y aquí de nuevo con
pianissimi hechizantes, como el pasaje en el que el solista dialoga con los
clarinetes sobre un pedal orquestal meloso.
El Allegretto grazioso final está
tratado en la misma vena camerística. Su tema estribillo rítmicamente suelto,
cercano a la danza, da una impresión de ligereza, como si fuera translúcido; y
también de sosiego redescubierto. No es que la fuerza esté ausente, sino que ha
sido domada. Las pocas ralentizaciones no son caprichos del intérprete, sino el
deseo de encontrar una conclusión acorde con el resto de esta lectura.
La breve cadencia se eleva bruscamente hasta la coda y su alegre ritornello,
concluyendo una interpretación excepcional con un final glorioso.
Ajetreo
Esta es la visión de un maestro del teclado que
recibió el espaldarazo de la reina Isabel II el año pasado y que en la presente
temporada será Artist in Residence de la Orquesta Sinfónica do Estado de
São Paulo (Brasil), para ofrecer todos los conciertos para piano de Serguei
Rachmaninov. Algo similar hará también Sir Stephen Hough este año en Australia,
en el curso de una ajetreada gira con más de 90 conciertos (con las sinfónicas
de Detroit, Cincinnati, Washington, Taiwán, la BBC y la Philharmonia Orchestra,
entre otras), en cinco continentes.
La aportación de la Concertgebouw Orchestra es
esencial y decisiva en este planteamiento. Sus músicos nunca producen una
sensación de efecto de masa, sino siempre un clima de claridad, incluso en los
tutti más expuestos. La brillantez y flexibilidad de los instrumentos,
contribuyen al aura de estas lecturas. Sobre todo en las cuerdas, llevadas a
veces a sus límites expresivos. Las secciones de viento madera son garantía de
excelencia, sin olvidar el sonido verdaderamente mágico de los violonchelistas
en el tercer movimiento.
Majestuosidad
Con su Cuarta sinfonía op. 98, Johannes Brahms
completaba el ciclo de sus obras para orquesta. Ni cuarenta y una como Wolfgang Amadé
Mozart, ni nueve como Ludwig van Beethoven, sino solo cuatro. Esta sinfonía en
mi menor suena elegíaca, meditativa y melancólica; otoñal. La gravedad es
evidente desde el complejísimo primer movimiento (Allegro non troppo),
cuyos temas principales se entrelazan con ideas secundarias en una obra
particularmente lograda, una unidad en la diversidad.
El Andante moderato es melancólico, con
su melodía de cuerdas tocadas en pizzicato, la pequeña armonía añade
ternura y misterio. El estilo de Sir John Eliot Gardiner es más bien comedido,
casi camerístico, favoreciendo el canto, y la coda. El Allegro giocoso –
Poco meno presto que sigue es verdaderamente un falso scherzo,
tomado con orgullo y fuerza por el director, que no busca destacar fondos
fantásticos, prefiriendo dejar que se exprese un primer grado de turbulenta
alegría.
El Allegro
energico e passionato – Più Allegro final, en el que se percibe la forma de
una chacona tomada de Johann Sebastian Bach, se salva perfectamente donde
Brahms anima la conclusión de su sinfonía, y de su ciclo sinfónico, mediante un
arte compositivo muy elaborado a lo largo de episodios contrastantes en forma
de variaciones.
El ambiente es serio, majestuoso, pero no
sombrío, y los vientos ocupan un lugar destacado. Sir John Eliot Gardiner
muestra una hermosa vitalidad, marcada por la flexibilidad; la batuta en su
mano derecha y la mano izquierda dando forma constantemente a la música,
sujetando con mucho fervor a los instrumentistas de la Concertgebouw, in Residence durante la presente temporada en la Philharmonie de
Essen.
Comentarios