Alemania
Simón Boccanegra en el Aalto Musiktheater Essen
Juan Carlos Tellechea

Tatjana Gürbaca tiene sensibilidad para poner en escena obras impactantes y en esta nueva producción de la sombría Simon Boccanegra, de Giuseppe Verdi, estrenada en el Aalto-Musiktheater de Essen, bajo la égida del maestro Giuseppe Finzi, ambos consiguieron una realización plena de contrastes, conmovedora música y suspense de inspiración histórica que mantiene la tensión hasta el final.
El hecho de que Simon Boccanegra es un asunto serio que no tolera florituras fue subrayado aquí sobremanera por Fausto por sus versiones de Freischütz y Lohengrin, representadas en este teatro. , nominada el año pasado para el premio
La adaptable escenografía y la iluminación (Klaus Grünberg), así como el discreto vestuario (Silke Willrett) hicieron el resto. La pieza convence mucho más musicalmente que desde el punto de vista escénico.
El barítono Daniel Luis de Vicente tuvo un magnífico debut en el papel principal, el popular corsario elegido primer dux de Génova. Al decir del propio Verdi Simón Boccanegra, basada en la novela homónima (1843) de Antonio García Gutiérrez (al igual que Il Trovatore), es una ópera sombría, porque es imperioso que así lo sea.
Desastre personal
La pieza es un híbrido en el canon de Verdi. Fue un fracaso en su estreno en 1857 en Venecia. Casi un cuarto de siglo después, en 1881, Verdi revisó ampliamente la partitura, que combina elementos del apasionado compositor en su edad mediana y del magistral creador ya maduro.
El argumento, sin embargo, es uno de los más enrevesados de la ópera. Verdi se sintió atraído por la historia, porque le permitía retratar a un hombre imperfecto, en otro tiempo un pirata despiadado, que es reclutado para asumir un papel de liderazgo para el que no se siente apto, pero que intenta conciliar los conflictos entre la plebe y la aristocracia; un hombre que hizo un desastre de su vida personal, pero que al final hace lo correcto por su hija. Lo mejor es que el espectador no intente desenredar los hilos de las tramas y las múltiples identidades de los personajes.
Solo por razones privadas acepta Simón asumir el cargo, porque quiere casarse con María, la hija de su adversario el patricio Jacopo Fiesco (Almas Svilpa, muy bien, transmitiendo grave dignidad y conmovedora autoridad). Ya tiene una hija ilegítima con ella, pero parece haber desaparecido. Cuando las campanas anuncian su elección como dux, el infeliz Simón Boccanegra se entera de la muerte de su amante.
Dux
Veinticinco años después, Boccanegra sigue en el poder y luchando por la unidad de Italia. Cuando va a pedir la mano de Amelia Grimaldi (brillante la soprano Jessica Muirhead, debutando también en este papel), en nombre del cortesano Paolo Albiani (Heiko Trinsinger, de potente voz), Boccanegra reconoce en ella a la hija que creía haber perdido. Ésta ya está enamorada del aristócrata Gabriele Adorno (el tenor Carlos Cardoso que canta con gran ardor y exaltación palpitantes notas altas).
Cuando Boccanegra rechaza la mano de Paolo, éste jura una amarga vendetta. La hija secreta del dux, se ve atrapada entre dos frentes: la familia o la política, el poder o el amor. La música y las emociones llegan tanto al corazón que hasta la soprano tiene que cuidar de no exaltarse demasiado cuando canta, para que no se vea afectada su voz. Esto llega a la platea
La historia sobre la interpenetración de las esferas política y privada es retratada aquí de forma sorprendente. Si alguna vez una esperanza germinal encontró expresión musical, esto ocurre en el primer acto, tan pronto como Simón reconoce a su hija, lleno de luz celestial y exudando una ternura que debe haberse acumulado en él a lo largo del cuarto de siglo en el que la perdió de vista.
Vendetta
Sin embargo, pese al feroz llamamiento a plebeyos y patricios en favor de la paz y el amor, Simón, quien no interpreta ningún aria en esta ópera, también se deja guiar por sentimientos de venganza, que se expresan con dramatismo apocalíptico en las maldiciones de Paolo (sonoras y apropiadamente viles).
Pero: también Boccanegra se siente doblegado por estas palabras, como asustado de sí mismo, solitario, acompañado únicamente por un clarinete bajo. Solo lentamente se endereza de nuevo y abandona la sala del consejo con la cabeza alta.
El debut de Daniel
Músicalmente
La orquesta Essener Philharmoniker y el director Giuseppe Klaas-Jan de Groot. Musicalmente todo un encanto.
La producción estuvo también en plena forma en el final, cuando los dos adversarios, Simón y Fiesco, se reconcilian y se desesperan ante la pregunta autoimpuesta por éste "¿Por qué tan tarde la verdad?": no son solo las mentiras las que salen a la luz, sino las vidas de dos hombres viejos y destruidos, que armonizan entre sí vocalmente de forma asombrosa.
Cuando Fiesco llora y un ritmo implacable marca el paso del tiempo hasta que la propia música se desmorona, Simón se deja vencer una última vez por esa ternura que solo quiere una cosa: la paz interior, la paz eterna.
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