España - Cataluña

"Creo que lo mejor es que componga para orquesta"

Josep Mª. Rota
martes, 21 de marzo de 2023
Alba Ventura © Ricardo Rios Visual Art Alba Ventura © Ricardo Rios Visual Art
Tarragona, viernes, 24 de febrero de 2023. Teatre Tarragona. W. A. Mozart: Concierto para a piano y orquesta nº 20 KV 466. R. Schumann: Sinfonía nº 4 op. 120. Alba Ventura, piano. Franz Schubert Filharmonia. Tomàs Grau, director. Lleno.
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Las hermanas Labèque cancelaron in extremis. El motivo, una lesión en el hombro de Katia Labèque. Con las hermanas Labècque también se cayó del programa el Concierto para dos pianos de Mozart previsto. ¿Qué tendrá de especial este concierto para tocarlo en familia? Como Katia y Marielle Labèque, como Robert y Gaby Casadesus, o como los mismísimos Wolfgang y Nannerl Mozart.

Alba Ventura asumió el nada fácil papel de la sustitución. En esta gira de celebración del centenario de Alícia de Larrocha, en la que se enmarcaba este concierto, Alba Ventura, alumna aventajada suya, fue la intérprete ideal. La pieza escogida fue nada menos que el Concierto nº 20, KV 466, de Mozart. El re menor, tonalidad fetiche mozartiana, arrancó con dramatismo de ultratumba. Por otra parte, la romanza adquirió tintes casi bucólicos, de serenidad espiritual. El rondó final fue toda una invitación al optimismo, a la alegría de la vida. Como propina, Alba Ventura ofreció una composición de la misma Alícia de Larrocha, inspirada, sin duda, en melodías populares.

La Temporada Sinfónica de la Franz Schubert Filharmonia había arrancado en diciembre con un concierto de Respighi, Grieg y Chaikovski con la simple sección de cuerda sobre el escenario; vinieron luego dos conciertos de B.S.O. Marvel vs. DC y Disney. Después de Batman, Frozen y Coco, le tocaba, por fin, el turno a Schumann.

Su Cuarta sinfonía es un hito en la historia de la música. Como pronto vio Clara, todavía Wieck, si el amor de Robert era por el piano, su talento era para la orquesta: Creo que lo mejor es que componga para orquesta; su imaginación no puede desarrollarse lo suficiente en el piano. Esta Cuarta sinfonía, en su revisión de 1851, es un salto hacia el futuro, de una modernidad que compositores posteriores no llegaran a alcanzar (como su estimado Brahms, cuya Tercera sonará en Tarragona en el mes de mayo). No pretendo decir que esta sinfonía no sea tal, pues tiene sus cuatro movimientos, con sus repeticiones, su desarrollo, su trío, etc. Pero esta obra, con los cuatro movimientos integrados sin solución de continuidad, es casi un poema sinfónico avant la lettre. La primera intención de Schumann era llamarla “Sinfonische Fantasie für großes Orchester”, porque ya andaba buscando formas nuevas, como su Obertura, Scherzo y Finale o su Fantasía para piano y orquesta, que tuvo que recomponer para que pudiera editarse como concierto para piano.

La interpretación de Tomás Grau al frente de la Filharmonia fue electrizante, llena de energía, sin decaimiento. La orquesta, con una cuerda en plena forma, respondió a las exigencias del director con presteza y eficacia. Mención especial para los solistas de madera y la compacta sección de metal.

Después de Tarragona, este concierto estará de gira en Valladolid (Centro Cultural Miguel Delibes), Lleida (Auditori Enric Granados) y Barcelona (Palau de la Música Catalana). 

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