Entrevistas
Natalia Salinas: Los vínculos con las orquestas son siempre muy personales y diferentes
Juan Carlos Tellechea

La renombrada directora de orquesta argentina Natalia Salinas tiene ante sí una hermosa carrera internacional que la está llevando constantemente a desplazarse entre América Latina y Europa. En estos meses es posible admirarla con la Orquesta Sinfónica del Teatro de San Galo (Suiza) en la puesta en escena de Jupiter y Venus, con coreografía de Kisun Chan, director de la Compañía de danza de esa institución. El año pasada fue aclamada allí con María de Buenos Aires, de Astor y Horacio , con régie de Marcos Darbyshire.
Próximamente el público europeo podrá apreciar su trabajo al frente de la Orchestra Sinfonica ''Gioachino Rossini'' en la ópera La tragédie de Carmen, de Marius , Jean-Claude y k (inspirada en Carmen, de Georges Bizet, Henri Meilhac y Ludovic Halévy, según la novela de Prosper Mérimée), con dirección escénica de Francesca Lattuada, en el Teatro delle Muse, en Ancona (Italia).
También en México y en Argentina la aguardan en los próximos tiempos. En el Teatro Colón de Buenos Aires dirigirá una producción de Der Jasager ("El que dice sí"), de Kurt , con régie de Violeta Zamudio y Nahuel Di Pierro; así como una versión semiescénica de la ópera de cámara Alice in Wonderland, de Marta Lambertini (textos de Lewis Carroll y Marta Lambertini).
Natalia Salinas tiene una relación con la música desde su más tierna infancia en la ciudad de Río Gallegos (provincia de Santa Cruz), donde nació, creció y recibió su primera formación. El Conservatorio Provincial, donde su madre era directora y profesora, fue su segundo hogar.
Desde allí pasaría a la Universidad de La Plata, y más tarde continuaría estudios de posgrado en la Haute école des arts du Rhin, en Estrasburgo. Paralelamente asistiría asimismo a clases magistrales de célebres directores, entre ellos Luis Gorelik y Carlos Vieu en Argentina, así como Marin Aslop, Giancarlo Guerrero, Isaac Karabtchevsky, Jean-Philippe Wurtz, Arturo Tamayo, Salvatore Caputo y Peter Eötvos en el extranjero.
No hace mucho tiempo atrás, en una entrevista con la plataforma feminista Las argentinas trabajamos, decía Natalia Salinas:
Siempre tenemos la ambición de llegar a ciertos lugares o de vivir ciertas experiencias, pero en este punto creo que es importante alcanzar una relación directa con el público y lograr que la música como expresión artística transforme la sociedad en la cual vivimos. Tengo total convencimiento de que la música nos eleva y transforma a todos.
Natalia Salinas ha concedido muy amablemente una entrevista por escrito y vía correo electrónico con Mundoclásico.com. Estas son sus declaraciones exclusivas:
Juan Carlos Tellechea: ¿Qué satisfacciones y qué preocupaciones, en lo personal, en su carrera o como integrante de la sociedad humana le despiertan estos tiempos, en su país y fuera de él?
Natalia Salinas: Creo que me viene a la cabeza inmediatamente la confrontación entre Rusia y Ucrania, es algo que sigo de forma permanente, y sin duda nos atraviesa a todos como sociedad, no importa donde vivamos; creía que el siglo XX había marcado un límite sobre las atrocidades que las guerras provocan y sin embargo miro con tristeza esta actual incapacidad de diálogo, de comprensión de ambas partes, de una nula intención de búsqueda de resolución de problemas. Espero que esto llegue a un fin prontamente.
¿Dónde transcurre la mayor parte de su carrera y de su vida en estos momentos y cómo distribuye el tiempo?
Actualmente trabajo en Europa y en América Latina, mantengo compromisos en ambos lados y trato de organizar mi agenda para viajar lo menos posibles y cumplir con todos los compromisos tomados, pero cada año se plantea de forma diferente y lo importante es poder ser flexible y ser capaz de adaptarse.
¿Cuál es su experiencia como mujer directora de orquesta, con qué aspectos positivos y negativos se ha topado al verse enfocada en ese importante puesto?
Primeramente, me gustaría contar brevemente mí vínculo con la dirección. Cuando vivía en el sur, en mí tierra natal, canté en coros desde los 6 años, pasé por dos o tres coros diferentes y siempre fui dirigida por mujeres, en paralelo, seguía mis estudios en el conservatorio de la ciudad donde mi madre era directora de la institución, con estas dos imágenes, quiero resaltar el hecho de que para mí siempre fue natural ver a mujeres directoras, mujeres en cargos directivos. Posteriormente, cuando voy a la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, a realizar mis estudios universitarios, empiezo la carrera de Dirección Coral e inmediatamente me encuentro con el mundo de la dirección de orquesta que desde el primer día me atrapó por completo.
Vale decir, que en el sur de Argentina existen muy pocas orquestas profesionales y en mi lugar de origen, actualmente todavía no existe ninguna orquesta profesional, mis referencias siempre fueron por audio y por videos. Una vez que empecé a estar más involucrada en el mundo de la dirección de orquesta, empecé a ver lo que significaba ser mujer en un mundo profesional que históricamente fue dominado por los hombres, me refiero principalmente a la resistencia que generaba la presencia de una mujer en un podio.
Al inicio de la carrera, esa resistencia se mezcla o se confunde con el hecho de ser joven, más que siendo hombre o mujer. Creo que todos los directores pasamos por esos momentos de prueba, pero luego empiezan a aparecer otras cuestiones que tiene que ver con el género, lamentablemente. Sin embargo, la convicción que se tiene respecto a la propia vocación hace que las banalidades humanas y extra musicales pierdan valor inmediatamente. En definitiva si estamos convencidos y amamos aquello que hacemos, las dificultades que pueden llegar a aparecer solo se tornan pasajeras.
¿Observa (o siente) usted el mismo trato hacia la mujer en cada de uno de los países que visita o hay diferencias radicales entre uno y otro, dónde se ha sentido mejor?
Creo que es importante decir el lugar desde donde una se para determina la experiencia profesional, y esto va de la mano con las experiencias previamente adquiridas, y los años de profesión. Sin duda, las experiencias profesionales son diferentes en cada país, pero no podría decir que un país es actualmente más resistente que otro a la figura de una mujer en el podio.
Los vínculos con las orquestas son siempre muy personales y diferentes, y más allá del país, se trata del trato personal de los músicos con el/la director/a. Actualmente me enfoco siempre en mis objetivos musicales, y cuando lo músicos ven una forma de trabajo concreto, los prejuicios caen rápidamente para dar lugar a lo que siempre nos interesa que es el hecho artístico en sí, al más alto nivel posible.
Me comentaba usted en su correo que había tenido una experiencia hermosa con la Filarmónica de Montevideo/Uruguay; más allá de que somos hermanos, argentinos y uruguayos, ¿Por qué tuvo esa experiencia, que sintió allí que no haya sentido, por ejemplo en San Galo/Suiza (también un país pequeño, más de cuatro veces más chico que Uruguay)?
No me gusta comparar, en ambos lugares tuve excelentes experiencias, con músicos de muy alto nivel y con un alto compromiso profesional. Siempre es especial trabajar en países que no son cercanos à nivel cultural, porque sin duda la cercanía en el idioma, en la cultura, en las formas de expresión hace que el vínculo sea tal vez más cálido. En otros países aparecen otras formas de diálogo, pero no por diferentes son negativas, todo lo contrario. Lo rico e interesante en poder transitar podios de diferentes países es justamente la posibilidad de conocer formas de trabajo diversas, y vuelvo nuevamente a la idea de ser flexible y de adaptarse, esto es un aspecto muy importante para los directores de orquesta.
¿En qué género se siente mejor: ópera, zarzuela, conciertos de música clásica, música del Barroco, música de cámara, música moderna (Neue Musik), y por qué, en qué radica su afinidad?
Personalmente amo la ópera y la música sinfónica, en ambos géneros me identifico por igual. Y siento una especial atracción por la música moderna, estudié en una universidad donde la música contemporánea tenía un gran peso, y es algo que acompañó siempre en paralelo mis estudios de repertorio tradicional. Actualmente es una suerte de “especialidad”, pero a pesar de tener ese natural vínculo con la música nueva, no es el único repertorio que me interesa interpretar, lo considero más bien un plus en mi carrera, no creo en absolutos en las etiquetas que actualmente se colocan tan fácilmente a las personas como especialistas en algún período o género, son miradas algo limitantes para el tipo de sociedad que tenemos actualmente.
Desde muy pequeña me vínculo con la voz cantada; canté en coros desde los 6 años hasta casi terminada la universidad ininterrumpidamente, en coros amateurs y profesionales. En mi casa se cantaba siempre, la música estaba muy presente, y es algo que tengo muy arraigado, motivo por el cual siempre que tengo la oportunidad de programar con coros y/o solistas vocales lo priorizo.
Claramente, tengo también un especial amor por la música sinfónica, me apasionan la variedad de timbres que hay dentro de la orquesta, cómo se vinculan, cómo se mezclan, sus interacciones; el margen de posibilidades que hay para trabajar es siempre enorme. A, a veces digo en broma que al final de mi carrera quisiera dedicarme solo a la música barroca. En mis momentos personales elijo escuchar muchas veces obras del período barroco. Por otro lado, tengo un gran sueño, que es dirigir la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach, pero más adelante, todavía no.
¿Qué estilo de dirección orquestal sigue usted, cuál es el maestro que más la ha impresionado en las clases magistrales y por qué?
Observo mucho a diferentes directores, no solo por la técnica, sino sobre todo en cómo dialogan con los músicos, cómo transmiten sus ideas musicales; normalmente para cada compositor tengo versiones de preferencia, algunas muy antiguas, otras más actuales, lo maravilloso de la tecnología actual, es que las plataformas como YouTube, o Spotify entre muchas otras, nos permiten acceder constantemente a un amplio listado de opciones. De mis experiencias en clases magistrales, subrayo dos encuentros en particular: uno con Marin Aslop y otro con Peter Eötvos (en más de una ocasión), fueron dos privilegios que tuve en la vida, se trata sin duda de dos grandes músicos con una amplia experiencia y una alta trayectoria internacional, los encuentros con cada uno de ellos me marcaron de manera muy diferente. Sin embargo, hay otros directores que pasan por la vida de uno, que dejan grandes marcas también, debo mencionar al excelente Maestro Giancarlo Guerrero, y principalmente a mis dos maestros de referencia el Maestro Carlos Vieu de Argentina y mi actual maestro el Sr Theodor Guschlbauer. Con ellos aprendí gran parte de la profesión; son dos personas que aman profundamente la música, a ellos les agradezco siempre todas sus enseñanzas y la confianza depositada en mí.
¿Es la primera vez que dirige usted música para una coreografía de danza en Europa o ha dirigido antes algún ballet? Cuéntenos las peculiaridades de esta coreografía de Júpiter y Venus'', de Kisun Chan...
Es mi primera vez dirigiendo ballet, y todo el proceso de ensayos fue una excelente experiencia, ahora estamos en medio de las funciones, ya hicimos seis y nos quedas otras seis. El coreógrafo de la compañía del Ballet de St Gallen, Kinsun Chan, es un artista con un alto nivel de creatividad y sensibilidad, y en medio de los ensayos hubo un excelente diálogo, es por demás importante estar atento a las necesidades del ballet en conjunto con las necesidades musicales.
Júpiter y Venus' se centra en dos obras musicales muy diferentes entre sí: el Concierto para violonchelo y cuerdas de 2004 de la compositora británico-búlgara Dobrinka Tabakova, y la Sinfonía nº 41 en do mayor KV 551 (''Júpiter''), la última de Wolfgang Amadé Mozart. El ballet cuenta con dos coreografías muy contrastantes: La primera parte, de carácter melancólico, ilumina cómo nuestras decisiones determinan nuestras vidas. La segunda parte, por otro lado, toma una mirada irónica a nuestra sociedad con una facilidad sarcástica.
¿Qué le espera con La Tragédie de Carmen, en Ancona (Italia), así como con El que dice sí y con Alice in Wonderland en el Teatro Colón de Buenos Aires?
La Tragédie de Carmen, será mí debut en Italia, se trata de la obra imaginada por Marius Constant, Peter Brook y Jean-Claude Carrière, basada en el famoso título. Lejos de ser solo una reducción camerística de una obra a gran escala, esta adaptación propone una lectura dramatúrgica y musical de las páginas de Georges Bizet, y también de los textos de Prosper Mérimée (Carmen, por supuesto, pero también de La Venus d'Ille, Colomba, Mateo Falcone y Les lettres d'Espagne), y, más ampliamente de la noción misma de tragedia. Retoma algunas de las grandes arias de la partitura, pero las dispone en un orden que renueva nuestra comprensión de la tragedia. Elimina los coros para concentrarse en la dimensión íntima de las relaciones entre los personajes. Se centra más precisamente en el cuarteto de Carmen, José, Micaela y Escamillo.
El que dice SÍ de Kurt Weill, es un interesante proyecto que se llevará a cabo con el Coro de Niños del Teatro Colón junto a jóvenes solistas del Instituto Superior de Arte del mismo teatro y dos renombrados solistas habitués en la gran sala de concierto que tiene esta magnífica casa de ópera. Se trata de una breve ópera que escribió Bertolt Brecht en colaboración con Kurt Weill para las escuelas, y en ella se trataba de provocar una reflexión sobre el no y el sí como dos respuestas posibles ante determinadas situaciones graves de la vida. El que dice que SI, se presenta junto con El que dice que NO, música compuesta por el compositor argentino Martín Matalón, y será su estreno en el país.
Por último la ópera Alice in Wonderland de Marta Lambertini, un proyecto que me tiene muy expectante, es un merecido homenaje a esta gran compositora argentina. Basada en los textos de Lewis Carroll y Marta Lambertini, se realizará una versión semi-escenificada en la sala principal del Teatro Colón.
¿Dónde radica el peor error que puede cometer una mujer en una carrera musical, y dónde la clave para abrir puertas en casi todo el mundo; qué aconsejaría usted a las nuevas generaciones femeninas en este terreno?
No podría responder a su primer pregunta, sería incapaz de decir qué es correcto o qué no lo es, las posibilidades que se nos presentan en la vida para armar una carrera profesional son siempre diferentes de una persona a otra, pero claramente cuando aparecen hay que aprovecharlas y agradecer siempre. Las nuevas generaciones van transitando un camino más allanado y con una fuerza y energía que es maravillosa, siempre van a aparecer complejidades en la carrera, pero es importante no claudicar, e ir siempre en pos de nuestros sueños, por más difícil que parezca el camino.
¿Es necesario un mayor feminismo y emancipación de la mujer en la cultura y / o en el ámbito musical; por qué?
Creo que actualmente muchas cosas están cambiando respecto al posicionamiento de la mujer, hay grupos de incansables mujeres que año tras año siguen luchando por derechos igualitarios. A pesar de todo, considero que queda mucho recorrido por transitar aún, pero los cambios ahora conseguidos son enormes.
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