Francia

Ópera de París

Una Carmen de ni fu ni fa

Francisco Leonarte
viernes, 5 de mayo de 2023
Homoki, Carmen © 2023 by Stefan Brion Homoki, Carmen © 2023 by Stefan Brion
París, lunes, 24 de abril de 2023. Théâtre National de l'Opéra-Comique. Carmen, opera-comique en cuatro actos. Música de Georges Bizet. Libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en el relato de Prosper Mérimée. Puesta en escena, Andreas Homoki. Decorados, Paul Zaller. Trajes de Gideon Davey. Iluminación, Franck Evin. Decorados y trajes de Malgorzata Szcessniak. Luces, Colaboración a la puesta en escena, Arturo Gama. Con Gaëlle Arquez (Carmen), Frédéric Antoun (Don José), Elbenita Kajtazi (Micaëla), Jean-Fernand Setti (Escamillo), Norma Nahoun (Frasquita), Aliénor Feix (Mercedes), François Lis (Zuñiga), Jean-Christophe Lanièce (Moralès), Matthieu Walendzik (le Dancaïre), Paco Garcia (Le Remendado). Maîtrise Populaire de l'Opéra-Comique. Directora de la maîtrise, Clara Bernier. Coro Accentus . Director del coro, Christophe Grapperon. Orchestre des Champs-Elysées. Asistente a la dirección de orquesta, Sara Elisabeth Lee. Dirección musical, Louis Langrée.
0,0009314

Hay tantas representaciones de Carmen en el mundo (y más todavía en Francia, donde sin ir más lejos, en París, ha habido dos series de representaciones esta misma temporada en Opera Bastille), que ya puestos a representarla ‘de nuevo’ al menos ha de valer la pena. Máxime cuando quien la presenta es la institución que la encargó y la estrenó. En vez de echar la carne en el asador y poner todo de su lado para que las funciones de Carmen en Opera-Comique sean inolvidables, la casa ha preferido montar una Carmen no-muy-cara y un poco del montón. Vamos, de esas que cuando uno sale tiene ganas de decir «ni fu ni fa».

Cantantes de pasables a inaguantable

A Gaëlle Arquez la escuchamos recientemente en Bastille en este mismo papel, y en su día señalamos que su voz resultaba demasiado pequeña para Bastille, pensando sin embargo que sería una Carmen excelente en Opera-Comique dada las condiciones de la sala. Nos equivocamos.

Cierto, puede frasear y dar muchos más matices que en Bastille. Su aria del tercer acto, la del presagio de muerte, fue cantada ayer con excelente legato, buena inteligibilidad, buen fraseo, buena calidad canora, todo más en intimismo que en voluntad de impresionar. Y funcionó. Pero cuando se trata de dar agudos potentes y 'asertivos' (no hay muchos en la partitura, pero los hay), no tiene más remedio que pasar de puntillas. Cuando se trata de graves, tampoco salen las cuentas. Arquez tiene unos graves ligeros, de mezzo (que no contralto) barroca, cumple con la nota, pero de ahí a hacer que pase la orquesta o que tenga contundencia, hay un trecho. Y todos sus parlamentos los hace con voz de pecho, sin casi matices actorales ni cambios en la actitud.

Resulta pues un personaje un tanto monocorde y además sin real contundencia. No impresiona por la sutileza de la encarnación ni tampoco por su bravura. Canta bien. Pero no impresiona. Y es que creo que ha abordado el papel siendo demasiado joven. Arquez, a quien tanto hemos admirado como Iphigénie de Gluck, Hélène de Offenbach o Ruggiero de Haendel, no da todavía para cantar Carmen. Siento decirlo.

Vayamos con otra verdad todavía más desagradable de decir: 'el caso Antoun. Tres veces he escuchado a Frédéric Antoun, y las tres he salido con la misma impresión: a este muchacho (o este caballero, porque ya no es una 'joven promesa) lo han engañado. Alguien le ha dicho que ya estaba listo para cantar, pero no. Dificultad en todas las notas de pasaje, voz engolada, emisión complicada... Cuando se trata de una nota comprometida, o la cubre demasiado, o la abre demasiado, o se le escapa un vibrato demoledor o la da completamente destimbrada. Es un sufrimiento permanente para él y para el oyente. Mira que me sabe mal hablar mal de un cantante, pero es que no hay por dónde agarrarlo. Destroza todo personaje que toca. Y el público no tiene por qué aguantarlo. Lo ideal sería que se retirara durante equis tiempo, hiciera tabula rasa, desaprendiera lo que sea menester, y volviera a empezar con una técnica sana. Porque esto es un vivosinvivirenmí que no hay quien lo aguante.

En esta ocasión, antes del tercer acto, anunciaron por megafonía que se hallaba indispuesto y que, a pesar de todo, cantaría hasta el final de la función (más nos hubiera valido que lo reemplazaran, pero bueno). Lo cierto es que no noté diferencia abismal entre su canto 'indispuesto' y su canto 'sin indisponer' (como en Lakmé la temporada pasada, por ejemplo...). Insisto, siento de verdad tener que decirlo, pero hay que decirlo : Frédéric Antoun, hoy por hoy, no debería cantar, y menos papeles importantes en teatros importantes. Está haciéndo un flaco favor al público, a su propia reputación y a su propia voz.

Frederic Antoun y Jean Fernand Setti en ‘Carmen’ de Bizet. Dirección musical, Louis Langrée. Puesta en escena, Andreas Homoki. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, abril de 2023. © 2023 by Stefan Brion.Frederic Antoun y Jean Fernand Setti en ‘Carmen’ de Bizet. Dirección musical, Louis Langrée. Puesta en escena, Andreas Homoki. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, abril de 2023. © 2023 by Stefan Brion.

Encontrar un buen Escamillo es bastante más difícil de lo que parece. De hecho tampoco esta vez lo hemos encontrado en la persona de Jean-Fernand Setti. Tiene planta, tiene una voz que no está mal, pero no tiene ni el agudo fácil ni el grave cómodo para un papel, insisto, que es bastante más difícil de lo que parece. Cumple -y gustó mucho al público, aunque del público ya hablaremos- da el personaje (aunque, seamos sinceros, como personaje Escamillo no tiene mucho que rascar) y punto.

De nuevo pues, se llevó el gato al agua Micaela. Un papel 'caramelito'. Elbenita Kajtazi tiene bonita voz, facilidad en la emisión, y se siente bastante cómoda con su particela. Ya es mucho. Sobre todo comparándola con sus compañeros de reparto.

Otra decepción fue la Frasquita de Norma Nahoun. Frasquita es un papel en principio secundario pero que está muy presente. Y ha de tener gracia para abordar su particella. Norma Nahoun tiene una voz fresca, vale. Pero Frasquita, que en principio es la única soprano del reparto, también ha de tener buenos agudos para 'redondear' varios finales escritos por Bizet. No fue el caso. Todos sus agudos fueron calantes. Estoy seguro de que debe de haber más sopranos que puedan con el papel, agudos incluídos. No entiendo que una casa como Opera-Comique no la haya encontrado. A menos que se trate de una indisposición de estreno : nada es imposible...

Aliénor Feix, encarnando a Mercedes, cumplió con creces. Voz agradable, gracia para cantar. Cumplieron también François Lis como Zuñiga, y Jean-Christophe Lanièce como Moralès.

Mención aparte merecen Paco García y especialmente Matthieu Walendzik. No se trata de voces impresionantes, ni tampoco sus papeles lo requieren. Pero sí de intérpretes con ese algo de frescura y de estilo ligero que parecían entroncar en línea directa con la tradición de la ópera-comique, la opereta y aún el cabaret, ese estilo francés de los «fantaisistes» cuyo espíritu en su día no debió de distar mucho del espíritu de los actores cómicos y tenores graciosos en la tradición zarzuelera. Así, el quinteto del segundo acto tuvo toda la gracia cómica, todo el charme opera-comique que Bizet y Meilhac y Halévy deseaban.

Orquesta y dirección históricamente informadas

La orquesta, dirigida por Louis Langrée, dio muchos detalles que en versiones canónicas habían podido pasar desapercibidos. Y es que, además, Langrée intenta recuperar la que sería la versión 'primigenia', la estrenada en la Opéra-Comique (aunque servidor ha de confesar que sigue echando de menos la versión de Guiraud, pero eso es otro cantar...).

Contó para ello con la estupenda Orchestre des Champs-Elysées, que es de las ‘históricamente informadas’. Una sección de cuerda relativamente reducida (apenas tres contrabajos y cinco violonchelos, para que se hagan ustedes una idea), con lo cual las maderas y las trompas cobran un mayor importancia en el conjunto, y es más fácil para los cantantes sobreponerse a la masa orquestal.

Hablando de las maderas, quizá haya que señalar un preludio del tercer acto (uno de los momentos más hermosos de la partitura) bastante banal, con un flautista que parecía correr y buscar su soplo (a pesar de que en el resto de la velada estuvo muy bien). Un momento desaprovechado también escénicamente, con un Antoun que vagaba entre bultos de viaje, sin poesía ninguna: más hubiera valido para eso que se ejecutara el preludio a telón cerrado, que es como lo pensó Bizet...

Clarinete, fagot y oboe no desaprovecharon sus momentos de lucimiento, y mostraron su bonito sonido y su dominio del estilo francés.

Por lo demás, fue la de Langrée una dirección más nerviosa que elegiaca (de ahí tal vez la ‘banalidad’ del preludio del tercer acto), pero siempre clara y sin cubrir a los cantantes (en la sala de la Opera-Comique es difícil cubrirlos, pero no imposible)

Recorrido histórico

La puesta en escena de Homoki nos propuso algo así como un paseo desde 1875 (momento del estreno de la obra de Bizet/Meilhac y Halévy) hasta nuestros días. Y aún en nuestros días, se siguen cometiendo asesinatos domésticos, en su gran mayoría de mujeres por hombres.

La cosa empieza como si un joven actual, al leer la partitura, se metiera en la piel del personaje, transportándose a la Francia de mil ochocientos setenta y pico (recurso un pelín fantástico que el director de escena ha de ir abandonando poco a poco porque en realidad no lleva a ninguna parte).

Lo cierto es que, a pesar del recurso fantástico tipo «viaje en el tiempo», y a pesar de transformar a los soldados en meros espectadores del XIX, el argumento se lee en escena con facilidad, y alguien que no conoce la obra puede entenderla paso a paso. Por los tiempos que corren, eso es un mérito.

Gaëlle Arquez, Frederic Antoun, Norma Nahoun, Alienor Feix, Matthieu Walendzik, y Paco Garcia en ‘Carmen’ de Bizet. Dirección musical, Louis Langrée. Puesta en escena, Andreas Homoki. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, abril de 2023. © 2023 by Stefan Brion.Gaëlle Arquez, Frederic Antoun, Norma Nahoun, Alienor Feix, Matthieu Walendzik, y Paco Garcia en ‘Carmen’ de Bizet. Dirección musical, Louis Langrée. Puesta en escena, Andreas Homoki. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, abril de 2023. © 2023 by Stefan Brion.

El recurso de «espectadores del 1875 en vez de soldados» permite también resaltar el machismo imperante en la época -y perfectamente aceptado- así como todo lo que, para el mismo público, la obra de Bizet/Mérimée podía evocar. De suerte que las cigarreras se convierten en trabajadoras de prostíbulo, y Carmen no es sino una pensionista de burdel con un toque español. Es decir, tan española como pudo serlo en más o menos la misma época la famosa Lola Montez (la bailarina y cortesana irlandesa amante del rey de Baviera), o tan española como balinesa fue la neerlandesa Mata-Hari.

De hecho, un gran telón de mal gusto prostibulario permite acentuar el lado teatral del asunto. De suerte que el público que viene buscando «la Carmen de toda la vida» queda satisfecho merced a trajes perfectamente adecuados a la tradición para cada protagonista (el traje de torero de Escamillo es perfectamente inverosímil para la situación, pero es lo que el público tradicional espera). Y el público que busca «algo nuevo» se encuentra con una versión meta-histórica que no deja de tener su interés. Puesta en escena astuta, la de Homoki.

En el tercer acto ya no estamos en 1875 sino hacia 1940, permitiendo evocar en la imaginación colectiva francesa otro momento mítico, el de la Ocupación, el paso entre la zona ocupada y la zona libre, etc. De nuevo nos hace pensar en que el machismo persisitía en esa época, y de nuevo tenemos bonitos trajes de época, de esos que le resultan indispensables a una buena parte del público operístico.

‘Carmen’ de Bizet. Dirección musical, Louis Langrée. Puesta en escena, Andreas Homoki. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, abril de 2023. © 2023 by Stefan Brion.‘Carmen’ de Bizet. Dirección musical, Louis Langrée. Puesta en escena, Andreas Homoki. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, abril de 2023. © 2023 by Stefan Brion.

Finalmente, el acto IV sucede en una España actual en que todo es fiesta (el sentido de la fiesta español es el nuevo tópico en la imaginación francesa, con películas como Auberge espagnole, de Cédric Klapisch), aunque aquello más parezca una fiesta de Nochevieja que una retransmisión de corrida de toros.

Y también en la actualidad, fuera ya de todo contexto espacial, sigue habiendo asesinatos de mujeres por maridos o ex-maridos...

Es decir, una puesta en escena con algún punto que pueda ser irritante, pero que no está construida contra o paralelamente a la obra original, sino que intenta ahondar en lo propuesto por Bizet/Merimée/Meilhac y Halévy. Podrá gustar más o menos, pero es inteligente y respetuosa.

Gran éxito de público

Como de costumbre en Opera-Comique, y más tratándose de Carmen que es la ópera más popular en Francia y puede que en el mundo (con varias ‘canciones del verano’, de esas que todos conocemos aun sin saber quién las ha escrito, como el coro del Acto IV, el Toreador, o la famosísima Habanera de Bizet-Iradier), el público era muy familiar, con gente que no viene todos los días a la ópera, niños, familias, grupos de amigas...

Y como la orquesta sonaba muy bien, y los cantantes cantaron todas las notas, y los trajes eran muy vistosos, y había muchas cosas en grana y oro, y se entendía bien lo que pasaba en el escenario, y además estabamos en uno de los teatros más bonitos de París (y puede que de Europa), allí todo el mundo salió encantado y tarareando.

Porque cuando se va a un espectáculo, uno tiene ganas de pasárselo bien. Y hay que salir, 'habiéndoselo pasado bien. Y (¿qué quieren que les diga?) si así es, el espectáculo ha cumplido su función para toda esa franja del público. Otra cosa es lo que servidor de ustedes piense de lo que ha visto y ha escuchado... 

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.