Alemania

Max Reger

150º aniversario Max Reger, Klavier-Festival Ruhr

Juan Carlos Tellechea
martes, 16 de mayo de 2023
Max Reger en una sesión de grabación para Welte (1913) © Dominio Público / CC Wikipedia Max Reger en una sesión de grabación para Welte (1913) © Dominio Público / CC Wikipedia
Mühlheim an der Ruhr, lunes, 8 de mayo de 2023. Gran sala auditorio de la Stadthalle de Mühlheim an der Ruhr. Markus Becker (piano), Sharon Kam (clarinete), Alban Gerhardt (violonchelo). 150º aniversario de Max Reger. Max Reger, Sonata para violonchelo y piano nº 4 en la menor op 116, Sonata para piano y clarinete nº 3 en si mayor op 107. Johannes Brahms, Trío para piano, clarinete y violonchelo en la menor op 114. Bis: Max Bruch, nº 2 Allegro con moto, de Ocho piezas op 83. Klavier-Festival Ruhr 2023. Patrocinador Fundación Deutsche Bank. 100% del aforo.
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El Klavier-Festival Ruhr celebra este año el 150º aniversario del nacimiento de Max Reger y lo hace con el laureado pianista Markus Becker, por décima vez aquí, quien conoce a fondo la obra del compositor que hizo florecer de nuevo el Romanticismo tardío a comienzos del siglo XX. Es una verdadera lástima que la obra de Reger, muy celebrado en vida, se toque ahora muy poco en los conciertos. Si bien no fue un revolucionario, su lenguaje es único y sumamente personal.

Markus Becker reunió en esta velada a otros dos excelentes músicos, la clarinetista Sharon Kam y el violonchelista Alban Gerhardt, para presentar dos tesoros de la rica creación camerística de Reger: la Sonata para violonchelo y piano nº 4 en la menor op 116 y la Sonata para piano y clarinete nº 3 en si bemol mayor op 107. El concierto lo cerraron con el Trío para piano, clarinete y violonchelo en la menor op 114, de Johannes Brahms, quien influyera en Reger. En el bis, y tras el incontenible alud de ovaciones y exclamaciones de aprobación del público, el trío tocó la nº 2 Allegro con moto, de las Ocho piezas op 83 de Max Bruch.

La Sonata para clarinete de Reger, tocada en esta oportunidad, fue inspirada en obras similares de Brahms, quien se enamoró del instrumento en la última fase de su vida creativa y escribió varias composiciones para él en un breve lapso. De ahí que el op 114 haya resultado un final inquietante y encantador en este recital.

Pinceladas

Markus Becker logra pintar con virtuosas pinceladas la interioridad que domina la obra de Max Reger, cuya integral para piano llevara al disco y fuera merecidamente galardonado en Alemania por ello. El primer movimiento (Moderato) del op 107 en si bemol mayor es increíblemente complejo. Varias de las indicaciones de ejecución como delicato, espressivo, dolcissimo, marcato y sonoro se agolpan a menudo a la vez.

Sharon Kam y Becker encuentran hábilmente su camino, haciendo discernibles incluso las gradaciones más finas, sin que se pierda el aliento creativo. Naturalmente, sigue siendo reconocible la tendencia a desromantizar a Reger y a no acercar atmosféricamente demasiado las sonatas al posterior Quinteto para clarinete (su última obra terminada).

Sin embargo, quienes la conozcan también pueden oír aquí características de la obra tardía, tenga o no sentido aplicar este término a la obra de un compositor que murió a los 43 años (en 1916). Incluso tratándose de un gigante, que Reger no solo era en estatura, dotado de una capacidad sobresaliente, un poder creativo colosal e igual sed, el estrés constante del trabajo excesivo y los viajes le pasaron factura. Reger vivía a bordo de un ferrocarril, con un segundo hogar en el bar de cerveza, vino ... y hasta morfina. Esta vida noqueaba incluso a los más fuertes.

Por fin

En el Scherzo (segundo movimiento: Vivace – Adagio – Vivace), Reger es melancólico y arlequín a la vez. Los dos intérpretes se transforman en él y ofrecen una mezcla finamente equilibrada de elementos burlescos y melancólicos, según su receta, que no pierde su efecto. El concierto es tanto más bienvenido por cuanto no hay excedentes de música de cámara regeriana hasta la fecha.

La platea entera se quitó el sombrero ante la Sonata en la menor op 116 (de 1911), una obra vital de Reger. Al principio, así como en el movimiento del Presto, hace referencia a la Sonata para violonchelo en la mayor de Ludwig van Beethoven. "Creo que esta obra, tan clara, tendrá sentido para todo el mundo", decía Max Reger en aquellos tiempos. Y es cierto. Los músicos consiguen un éxito impresionante en el tercer movimiento (Largo), que refleja la duda y la esperanza, la insuficiencia humana y la fe, para tocar el tema vital de Reger, la muerte y la redención. Al final del movimiento cita muy sutilmente al coral ''Wenn ich einmal soll scheiden'' de Johann Sebastian Bach, a quien admiraba enormemente.

La actuación de Markus Becker, Sharon Kam y Alban Gerhardt es notable. La interpretación del piano es muy íntima, sobria, elegante, para nada dominante en su magnificencia. La dinámica cincelada de Reger no solo está sobre la partitura, es traducida también a la perfección por el Matteo Goffriller (1710) de Gerhardt.

Acobardado

Si Brahms no entró en el terreno de la sinfonía hasta muy tarde, sin duda aplastado e intimidado por la gigantesca sombra que Beethoven había dejado en este campo con sus nueve sinfonías, su obra camerística, que incluye veinticuatro partituras, hacía tiempo que se había impuesto como las obras producidas por Felix Mendelssohn Bartholdy y Robert Schumann.

Con el Trío para clarinete, violonchelo y piano en la menor, Op 114 (1891), se llega a sus últimas composiciones en el campo de la música de cámara. Este trío probablemente nunca habría sido escrito si no hubiera sido por el encuentro del compositor con el famoso clarinetista de la orquesta de Meiningen, Richard Mühlfeld.

Con este op 114, Brahms dejó también dos sonatas para clarinete y piano y, sobre todo, el admirable Quinteto para clarinete y cuarteto de cuerda  op 115, también de 1891. La inspiración de Brahms en el primer movimiento del trío en la menor está muy claramente orientada hacia la introspección y la interiorización, impresión que confirma el segundo movimiento (Adagio) marcado por una especie de melancolía teñida de resignación.

Solo el Andantino grazioso (tercer movimiento) aporta un poco de luz, dando paso a un final (Allegro) que se sitúa en el mismo clima que el primer movimiento (Allegro). Becker, Kam y Gerhardt están constantemente en sintonía con el pensamiento de Brahms, transmitiendo cada inflexión y cada sutileza con lucidez y admirable instinto poético.

Max Bruch

El bis, la segunda (Allegro con moto) de las Ocho piezas para clarinete, viola (adaptada para violonchelo) y piano op 83 de Bruch (estrenadas en Bonn en 1909), muestra el influjo y la inspiración (en cuanto a instrumentación y estilo) recibidos en la época, a través de algunos de los últimos ciclos de música de cámara de Robert Schumann; sus cuadros de cuentos de hadas y sus romances, que crearon su propio "pequeño género" de música de cámara, independiente de los extensos tríos, cuartetos y quintetos para piano. Fue un maravilloso concierto, que hubiera merecido haber sido grabado en la oportunidad, por la excelente calidad acústica de la Stadthalle de Mühlheim an der Ruhr.

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