España - Cataluña
Intensa Minischubertiada
Jorge Binaghi
La Fundación Victoria de los Ángeles continúa con su
abrumadora actividad en el Primavera Life, concentrado en el mes de mayo, para
luego abocarse a la temporada del centenario del nacimiento de la ilustre
artista. Imposible seguir algo más que algunos hitos, dejando de lado toda la
actividad pedagógica que, por ejemplo, luego de las clases magistrales de Degout
y Lepper en el Museo de Música siguió en la librería Byron con las de Sholto
Kynoch, un pianista vital y generoso, que siendo la columna portante de los
Oxford Lieder, se ocupó también de la organización de estos tres conciertos que
él mismo ha llamado ‘Schubertiada’ en sus alocuciones en inglés y catalán ante
un numeroso público.
Imposible resumir uno solo, y mucho menos los tres, pero
consiguió dar cabida a talentos locales y extranjeros, totalmente formados o en
vías de formación, empezando por la excelente Mar Compte con la que tocó a dúo polonesas de Schubert, la obertura de La flauta mágica y la Obertura en
estilo italiano de Schubert.
Su propósito fue el de mostrar cómo era el contexto en la
época y la ciudad del gran Franz, su reverencia por Mozart y su reacción al
furor que causaba Rossini, de cuya influencia no pudo sustraerse totalmente.
En el de la atmósfera vienesa hubo exclusivamente lieder
de Schubert, en el segundo obviamente Mozart y Schubert enfrentados, con Haydn
y Salieri de acompañantes; en el tercero, obviamente el más operístico, Rossini
y Schubert.
El piano que perteneció a la soprano sonó delicado y
juguetón o melancólico en los acompañamientos de Kynoch, pero cuando a cuatro
manos con Compte ejecutó piezas adaptadas o no, mostró un brillo y una amplitud
que hace tiempo no le recordaba.
Tuvo hasta la capacidad para encontrar un buen sustituto
para Martin Hässler en el último concierto en la figura de James Atkinson. Y de
paso nos ayudó a recordar que los dos registros vocales preferidos por Schubert
fueron el de barítono, en primer lugar, y luego el de soprano. Mezzo y tenores
tuvieron participación destacada, pero más en los otros autores. La mayoría de
ellos debutaba o en Barcelona o en los ciclos de la Fundación.
En el primero Copons demostró su valía para el género, y
habría que oírla más en estas lides y no sólo en ópera. Petryka tiene una voz
pequeña de tenor muy bien manejada y musical. Romaguera es una promesa por la
calidad del material, pero aún debe madurar y sobre todo contener el caudal.
En el segundo, quizás el más equilibrado de los tres,
Ruckgaber y Farnsworth se mostraron muy bien conjuntados en algunos dúos tanto
de Mozart como de Schubert y también en solitario demostraron su valía cantando
desde fragmentos de La flauta mágica a algunos de los lieder menos
frecuentados de Schubert (por fin pude escuchar de nuevo, tras la primera y
única audición en vivo en un recital de Fleming en Salzburgo, el tercero de los
cuatro Refrainlieder -aquí presentados en su totalidad- ‘Die Männer sind
méchant’).
En el tercero tal vez las cuatro voces se conjuntaron
bien en el número final (‘I gondolieri’ de Rossini), pero en el resto del
programa me sobró un poco la del tenor, un buen cantante bastante impersonal.
Gancedo mostró de nuevo su valía, musicalidad y simpatía además de estar
despampanante. Fontanals-Simmons exhibió belleza de timbre y muy buen legato
pero sobre todo en los lieder de Schubert de la segunda parte (el Ave Maria fue
muy sentido), mientras que en la primera (en particular en la gran escena de
Desdemona del Otello rossiniano) su mandíbula se agitaba excesivamente
al pasar a la zona aguda. Atkinson se mostró pletórico, en particular en los
cuatro lieder italianos de Schubert escritos para Lablache aunque en algunos
momentos la emisión pareciera un tanto engolada, pero seguramente hay que
recordar que había llegado de lejos un día antes. Mucho éxito y mucho
entusiasmo.
Comentarios