Italia

Poesía cargada de simbolismo

Anibal E. Cetrángolo
viernes, 16 de junio de 2023
Teshigawara, Il trionfo del Tempo © 2023 by Michele Crosera Teshigawara, Il trionfo del Tempo © 2023 by Michele Crosera
Venecia, jueves, 1 de junio de 2023. Teatro Malibran. Il trionfo del tempo e del disinganno HMV 46a, oratorio en dos partes con música de Georg Friedrich Handel y libreto de Benedetto Pamphili. Primera representación: Roma 1707. Dirección escénica, vestuario, diseño de luces y coreografía: Saburo Teshigawara. Asistente a la dirección escénica y a la coreografía: Rihoko Sato. Personajes e intérpretes: Bellezza: Silvia Frigato; Piacere: Giuseppina Bridelli; Disinganno: Valeria Girardello; y Tempo: Krystian Adam. Bailarines: Saburo Teshigawara, Rihoko Sato, Alexandre Ryabko, y Javier Ara Sauco. Orquesta del Teatro la Fenice. Maestro concertador y director: Andrea Marcon
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En Italia, territorio sísmico por excelencia, la gente se sorprende menos que en otros lados ante los caprichos telúricos, pero el que afectó a la ciudad de L’Aquila en 1703 fue tan tremendo que se lo recuerda todavía como “el gran terremoto”: murieron seis mil personas. Lejana consecuencia de esto fue que, durante un tiempo, no se representaron óperas en Roma en signo de penitencia.

Esto no impidió, de todas maneras, que el arte representativo, aun aquel más sofisticado, hubiese de encontrar refugios en los palacios de los principes de la Iglesia. La ciudad era un cosmos tan abierto que podía acoger a un Cardenal como Pietro Ottoboni, sobrino del Papa, que alternaba su misión en la Curia con la fundación de academias que suponían el perfeccionamiento en la esgrima, la equitación y el baile. Ottoboni no era un frívolo, poseía una sensibilidad notable ya que se preocupó por dotar a la parroquia de San Lorenzo in Damaso de una farmacia que distribuía gratuitamente medicamentos a los pobres, quienes también eran asistidos por un médicos.

Pero lo esencial para él era reunirse con sus amigos y con ellos organizar fiestas, espectáculos de marionetas, banquetes y serenatas. Su interés por la musica era central. El Cardenal escribió numerosos libretos de óperas, lo que no debe sorprender si se piensa que antes que él, Giulio Rospigliosi, un colega suyo que llegó a ser Papa, fue uno de los más relevantes libretistas de su tiempo. Ottoboni escribió libretos para Alessandro Scarlatti -la ópera La Statira- y Bernardo Pasquini -Colombo overo L'India scoperta- que es una de las primeras operas dedicadas al descubrimiento de América. Uno de los amigos del Cardenal fue nada menos que Arcangelo Corelli que estuvo a su servicio como violinista.

Descrito este ambiente de refinada cultura es ahora posible imaginar la llegada a este círculo de un cierto jovencito del norte no especialmente pulido. Un interesante contraste. Winton Dean, importante musicólogo, subrayaba hace tiempo que cuando aquel joven Handel llegó a Roma carecía de cualquier refinamiento: “awkward and unpolished”. Por ese motivo afirma Dean que los tres años y medio que Handel paso en Italia fueron los que mayormente marcaron su vida.

Cuando el sobrino del Papa tuvo delante a este muchacho protestante no pensó en inquisiciones sino en su talento musical y le encargó una obra. Por lo que antes se decía, el encargo de Ottoboni no podía ser una ópera, sino un oratorio, precisamente este Trionfo. El texto fue de otro Cardenal, también libretista y mecenas de Handel, Benedetto Pamphili

La música que compuso Handel contiene momentos sublimes, tantos que el compositor pudo aprovechar esta música de juventud mucho tiempo después. En sus años maduros llegó a traducir al inglés este trabajo de su época italiana y además hubo de reciclar algunas arias en trabajos sucesivos, como la tan celebre “Lascia la spina” que es el origen del aria más famosa del compositor: la célebre “Lascia ch’io pianga” que será acogida en el Rinaldo que subió a las escenas del Queen’s Theatre de Londres con texto de Giacomo Rossi.

En esta obra no hay personajes, hay alegorías, lo que es muy diferente. Las alegorías son entidades fuera de la historia, fuera del tiempo. La intención de la obra es ética más que religiosa.

Al tratarse de un oratorio, por cierto, no se prevé escenificación alguna pero nosotros, como bien se sabe, damos centralidad a lo que se ve por encima de lo que se escucha. La tentación de llenar este vacío representativo, aunque lejanísima de la filología, es demasiado fuerte. Me imagino el regocijo de cualquier director escénico de nuestros días al toparse con esta obra. Sobre ella tienen la posibilidad de hacer cualquier cosa sin temor alguno a la crítica de los pesados conservadores.

Fue así fue que esta música fue presentada en los escenarios de Zurich y Milán con un decorado que remedaba la cervecería La coupole de París. Algo de ese tipo sucedió en Berlin donde todo sucedía en un restaurante de los años 1950, pletóricos de borrachos y de monjas.

Después de estos avatares el oratorio desembarcó en Venecia. La propuesta de La Fenice en el Teatro Malibran presento dos protagonistas de gran experiencia en cada uno de sus ámbitos.

La dirección musical fue confiada a un excelente especialista del repertorio barroco y en especial handeliano, Andrea Marcon, quien ofreció una lectura eficaz, dinámica, generosa en claroscuros caravaggiescos. El grupo instrumental -un compromiso entre la filología y la necesidad de emplear las fuerzas de la orquesta “tradicional” del teatro- fue de altísimo nivel.

Algunos de sus componentes fueron llamados a una prestación holística de gran compromiso como fue el caso del excelente oboísta NIcolò Dotti que hubo de concertar con la soprano en el aria “Ío sperai trovar meò vero” de la segunda parte. El primer violín también mostró no pocos momentos de excelencia en las partes de virtuosismo que prevé la partitura. Miriam dal Don estaba en la ocasión remedando nada menos que a Arcangelo Corelli, quien fue el violinista de la primera presentación de la obra.

‘Il trionfo del tempo e del disinganno’ de Haendel. Director musical, Andrea Marcon. Director escénico, Saburo Teshigawara. Venecia, Teatro Malibran, junio de 2023. © 2023 by Michele Crosera  .‘Il trionfo del tempo e del disinganno’ de Haendel. Director musical, Andrea Marcon. Director escénico, Saburo Teshigawara. Venecia, Teatro Malibran, junio de 2023. © 2023 by Michele Crosera .

También la concepción escénica fue acertadísima. Lejos de connotar con improbables pretextos cuanto propone el cardenal Pamphili, el factótum teatral de la ocasión, Saburo Teshigawara, consideró con extrema inteligencia que lo que el libreto proponía no era un relato sino poesía, una poesía cargada de simbolismo. Teshigawara no se preocupa de lo circunstancial y esto coloca el trabajo del artista japonés en la antípodas de la propuesta de sus colegas quienes, temerosos de aburrir al público, concentraron su labor en lo que precisamente Teshigawara dejó de lado. El artista japonés no realizó homenaje alguno a la circunstancia. Su trabajo fue poesía pura, poesía esencial.

Los agentes de su acción coreográfica eran solamente cuatro estupendos bailarines, uno de ellos el mismísimo Teshigawara. Son ellos los que con gran elegancia jugaron con un único practicable: una estructura en forma de cubo que era movida en total concierto con la gestualidad de los cantantes y la acción del otro gran protagonista de esta sobria propuesta: la luz. El resultado fue sencillamente bello, memorable.

El cuarteto vocal en la ocasión fue integrado por profesionales solventes y de alto nivel. Eso sí, parecía que su origen estilístico fuese heterogéneo. La soprano del grupo posee las típicas características del cantante especializado en este repertorio: gran disponibilidad, claridad de timbre, excelente afinación, volumen limitado. En el otro extremo del espectro se mostraban los artistas que representaron el Disinganno y el Tempo. Ellos no mostraron limitaciones en su caudal vocal pero evidenciaron menor afiliación al ambiente filológico. El mejor compromiso entre ambos limites, resultó, por ello, la prestación ofrecida por Giuseppina Bridelli, quien personificó el Piacere con voz pastosa, envolvente.

La parte de soprano prevé momentos de gran compromiso como las extremadamente virtuosísticas arias “Un pensiero nemico di pace” y “Voglio tempo” que Silvia Frigato resolvió a la perfección incluso con los tempi muy exigentes que ha pretendido el director musical. No siempre la soprano consiguió superar el volumen del foso y esto es muy posiblemente debido al tipo de instrumentos empleados en esta ocasión.

‘Il trionfo del tempo e del disinganno’ de Haendel. Director musical, Andrea Marcon. Director escénico, Saburo Teshigawara. Venecia, Teatro Malibran, junio de 2023. © 2023 by Michele Crosera.‘Il trionfo del tempo e del disinganno’ de Haendel. Director musical, Andrea Marcon. Director escénico, Saburo Teshigawara. Venecia, Teatro Malibran, junio de 2023. © 2023 by Michele Crosera.

Creo que la parte del Piacere fue la tratada con mayor fortuna por el compositor. El personaje ofrece por cierto oportunidades al juego expresivo y al conflicto interior. Lo cierto es que Il Piacere canta, además de la mencionada “Lascia la spina”, la estupenda aria “Tu giurasti” cuyo dramatismo fue robustecido por la propuesta incisiva de Marcon. Otro momento del Piacere que fue muy bien resuelto en esta ocasión fue la última aria del personaje, “Come nembo che fugge dal vento”.

El papel del Disinganno es más sacrificado. Forzosamente la parte debe mostrar reproches, agobios y esto no da gran pie ni a la expansión melódica ni a voluptuosidades en lo teatral. De todas maneras fue muy digno el desempeño de Valeria Girardello.

La partitura prevista para Il Tempo reserva momentos de interés como el aria final del acto I. El intérprete del rol, Krystian Adam, mostró su capacidad vocal y expresiva en toda su labor. Nos ha permitido gozar de sus hermosas mezze voci y de su cantabilidad flexible.

Este oratorio prevée algún momento de conjunto. En este sentido resulto muy hermoso el dúo que compromete la Bellezza y el Piacere. En tal sentido, otra situación central de este título convoca a los cuatro interpretes vocales: el estupendo número que empieza con la participación de la Bellezza en la frase “Voglio tempo per risolvere” que fue muy bien apoyado desde el foso.

El teatro casi al completo con un público entusiasta.

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