Alemania

Una mamarrachada

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 14 de junio de 2023
Hérodiade, régie de Lorenzo Fioroni © 2023 by Hans Jörg Michel Hérodiade, régie de Lorenzo Fioroni © 2023 by Hans Jörg Michel
Düsseldorf, domingo, 4 de junio de 2023. Opernhaus Düsseldorf. Deutsche Oper am Rhein Düsseldorf Duisburg. Hérodiade, ópera seria en cuatro actos con música de Jules Massenet y libreto en francés de Paul Milliet y Henri Grémont, basado en la novela Hérodias (1877) de Gustave Flaubert, estrenada en el Teatro Real de la Moneda en Bruselas el 19 de diciembre de 1881. En francés con subtítulos en alemán. Régie Lorenzo Fioroni. Escenografía Paul Zoller. Vestuario Katharina Gault. Iluminación Volker Weinhart. Vídeo Christian Weissenberger. Dramaturgia Heili Schwarz-Schütte. Reparto: Hérode (Bogdan Baciu), Hérode (actor, Andreas Bittl), Hérodiade (Ramona Zaharia), Salomé (canto, Luiza Fatyol), Salomé (actriz, Lotte Zuther), Jean (Sébastien Guèze), Phanuel (canto, Clarke Ruth), Phanuel (acto, Luke Stoker), Vitellius (Jorge Espino), el sumo sacerdote (Valentin Ruckebier), una joven babilonia (Verena Kronbichler), voz desde el templo (Sookwang Cho). Coro y coro extra de la Deutsche Oper am Rhein, preparado por Gerhard Michalski. Extras de la Deutsche Oper am Rhein. Coro niñas de la Akademie für Chor und Musiktheater e.V. preparado por Justine Wanat. Orquesta Düsseldorfer Symphoniker. Director Sébastien Rouland. Estreno para el Círculo de Amigos de la Deutsche Oper am Rhein. 100% del aforo.
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Esta producción de Hérodiade, de Jules Massenet, quedará muy presente en la memoria de los espectadores que la presenciaron; no se borrará jamás del recuerdo por la excelencia de sus cantantes y el sobresaliente trabajo del director musical Sébastien Rouland al frente de la Orquesta Düsseldorfer Symphoniker; mas no por la chapuza de la dirección escénica de Lorenzo Fioroni, que convirtió a esta ópera seria en una burda parodia, causando en algunos momentos hilaridad y en otros rechazo de la platea. Ni los cantantes ni los músicos ni el público ni mucho menos Massenet se merecían esta puesta tan basta y anodina. 

Solo por la extraordinaria labor de los solistas y del director musical vale la pena atender y escuchar esta versión de Hérodiade, pero cerrando muy bien los ojos para no ver los esperpentos que se le han ocurrido a Fioroni, que parece tener una fantasía inagotable para puestas estrafalarias, que no provocativas ni ingeniosas.

La representación termina, sin embargo, muy seriamente con la ejecución de Jean en la silla eléctrica. Éste mantiene un acto sexual rápido con Salomé en los últimos minutos de su vida. 

Si la régie quería exponer las debilidades dramatúrgicas de la ópera y sacar a relucir la pomposa cursilería, sin duda lo consiguió en esta producción. Pero con este mamarracho le hizo un flaco favor a la Hérodiade de Massenet.

Belleza

Sébastien Guèze como Jean. © 2023 by Hans Jörg Michel.Sébastien Guèze como Jean. © 2023 by Hans Jörg Michel.

La música de este compositor es bella, onírica y está al servicio de las grandes emociones. Pero hubiera sido más seductora aún, si el director Sébastian Rouland pensara en arcos más amplios y no estuviera tan apegado al momento, laborando esquemáticamente compás tras compás. Sobre todo, porque sobre el escenario canta un conjunto excelente. No es por la música por lo que la casi olvidada Hérodiade deja impresiones muy ambivalentes en su redescubrimiento en la Deutsche Oper am Rhein de Düsseldorf y Duisburgo.

Massenet y sus libretistas Paul Milliet y Henri Grémont se basaron en la historia bíblica de la ejecución de Juan el Bautista, que Gustave Flaubert convirtió en 1877 en el tema de su novela Hérodiade. La ópera recurre así a la literatura al rojo vivo, remodelada, sin embargo, en un drama amoroso con todo tipo de ingredientes románticos para adaptarse al gusto del público de la Belle epoque

Lotte Zuther como Salomé. © 2023 by Hans Jörg Michel.Lotte Zuther como Salomé. © 2023 by Hans Jörg Michel.

Salomé fue rechazada por su madre, Hérodiade, cuando aún era una niña, y durante demasiado tiempo ambas no se reconocen, razón por la cual Hérodiade ve a una rival en la joven, sobre la que su esposo, Hérode, tiene algo más que un ojo puesto. Salomé, por su parte, ama al profeta Jean, quien ciertamente corresponde a este afecto y así se convierte a su vez en rival de Hérode, lo que en última instancia significa su sentencia de muerte.

No cree

Estos problemas familiares se ven agravados por la situación política general del país. Mientras el astrólogo Phanuel, que vive en el desierto, sigue advirtiendo de un conflicto en ebullición, aparece el cónsul romano Vitellius (que parece El hombre de hojalata de El Mago de Oz o el Kaiser alemán). Con el fin de reducir la influencia de Jean, concede diversas libertades al pueblo, que no tarda en aceptar el poder del Estado.

Bogdan Baciu, Verena Kronbichler y figurantes. © 2023 by Hans Jörg Michel.Bogdan Baciu, Verena Kronbichler y figurantes. © 2023 by Hans Jörg Michel.

La acción estatal de fondo, la ocupación romana y la instauración de un régimen de marionetas con Hérode a la cabeza, apenas se presta al conflicto y sirve de ornamentación obligatoria de los cuadros. El llamamiento de Jean a la libertad del pueblo parece poco motivado, su fanatismo religioso, así como la mezcla de religiosidad y erotismo, responden al gusto contemporáneo de una época, que se refleja arquitectónicamente en la construcción de la catedral del Sacre-Cœur en Montmatre, iniciada en 1875.

A partir de estas múltiples líneas argumentales, Massenet creó una ópera que aborda simultáneamente los grandes temas de la religión, la familia, el amor y el poder. Además, introdujo en la obra una gran dosis de orientalismo, que sirvió de buen entretenimiento en la época en que se escribió.

Por desgracia, el director Lorenzo Fioroni no tiene fe realmente en esta historia. En su lugar, no quiere forzar los diferentes hilos narrativos bajo un mismo arco, sino por el contrario tomarse en serio la naturaleza caleidoscópica de la obra. Desgraciadamente, esto sale muy mal y las ocurrencias que tuvo la convirtieron en algo grotesco.

Desastre

La mezcla completa de tiempos, espacios y contextos culturales puede ser deseable, pero muy a menudo solo provoca incrédulos meneos de cabeza durante toda la velada. El menor de los males es Salomé como mochilera moderna que se encuentra con una población parisina de la época de origen de la ópera (que se supone que también encarna al pueblo hebreo) y entre la que se mezcla el astrólogo Phanuel vestido con antiguas túnicas blancas.

Casi se podría decir que alguien sacudió demasiado fuerte el caleidoscopio, porque desgraciadamente se rompió y al final no se distingue nada, salvo algunas pequeñas partículas. El hecho de que se haya dotado a Hérode de un alter ego adicional, que traslada esta figura a diferentes épocas, desgraciadamente no funciona para nada de esta manera.

Bogdan Baciu y Ramona Zaharia. © 2023 by Hans Jörg Michel.Bogdan Baciu y Ramona Zaharia. © 2023 by Hans Jörg Michel.

Los numerosos trajes también se ven en este contexto fallido, pero al menos están diseñados muy elaborada y detalladamente por Katharina Gault. Lo mismo cabe decir de la escenografía de Paul Zoller. Realmente hay mucho que ver, con imágenes que cambian con frecuencia y el pleno uso de todo el aparato escénico. También hay mucho kitsch en la puesta.

En el programa de mano Fioroni se refiere al eclecticismo de Massenet típico de la época, como 

la estética de un despreocupado ensamblaje de elementos estilísticos procedentes de los más diversos contextos históricos y culturales en una realidad propia a modo de collage. 

Sin embargo, la idea central del director de construir la producción precisamente como un collage de imágenes muy diferentes, fracasa estrepitosamente.

La producción podría titularse Hérode o Salomé o Jean, pero no Hérodiade, ya que entre todos los personajes del reparto sigue siendo una figura marginal durante toda la velada. La cantante Ramona Zaharia ofrece una voz grande y dramática, a veces demasiado estridente para el carácter de la música, que se mezcla mal con la orquesta (a la que, sin embargo, la cantante debería escuchar de vez en cuando). Pero la dirección apenas la necesita y la empuja con un traje de terciopelo al banquillo dramatúrgico de la reserva, por usar un término futbolístico.

Ruidosos

Especialmente impresionantes son las tres grandes marionetas móviles que ocupan toda la altura del escenario. Todo es maravilloso y ofrece mucho a la vista. Sin embargo, la dirección crea deliberadamente una y otra vez esos momentos en los que el espectador se horroriza, lo que perturba claramente el placer de la realización técnica del escenario.

Las grabaciones de vídeo de Christian Weissenberger también parecen de alta calidad y caras, pero ¿para qué sirve aquí la mejor realización? ¿Es realmente necesario ilustrar la obertura mostrando a un burgués adinerado vestido a la antigua que deambula por el París de hoy, presentando así al público el alter ego de Hérode"?

Relativamente pronto se pierde la idea de las secuencias de vídeo, pero Hérode es doblado por un actor (Andreas Bittl) y más tarde incluso multiplicado por el muy ruidoso coro masculino que entra de pronto en la sala al grito de: "¡Somos los romanos!", poniéndoles los pelos de punta a los espectadores. Bogdan Baciu canta este Hérode con una tesitura imponente de barítono y musicalmente le da la estatura que la régie le niega, porque coloca al personaje en el escenario como portador de vestuario e ideas, pero no lo desarrolla.

Radiante

Parece estar diciendo constantemente: mira, en realidad estamos en 1881, pero eso es todo, y es bastante poco. De alguna manera se ha enamorado de la joven Salomé, una mochilera de buen corazón y profundamente religiosa de nuestros días. Luiza Fatyol no puede actuar, tras un accidente, y canta a un lado del escenario con un brazo vendado; y éste es el verdadero acontecimiento de la velada: su tesitura de soprano juvenilmente radiante tiene un pianissimo intenso y matizado, pero también puede (utilizado muy deliberadamente) lucirse a lo grande.

En el escenario, la ayudante de dirección Lotte Zuther interpreta el papel con inmensa entrega. Esta Salomé está totalmente enamorada del carismático Jean, como los adolescentes adoran a las estrellas del pop. Sébastian Guèze canta al profeta y bienhechor con un registro de tenor impresionantemente grande, y al mismo tiempo flexible. Los dos podrían formar una pareja maravillosa, si el destino operístico lo permitiera.

En cambio, en uno de los momentos más extraños de la presente temporada, Salomé tiene que rechazar las insinuaciones de Hérode en un balcón de la Ópera Garnier de París. Para ello, hay que ahondar un poco más: La dirección envía primero al coro (que canta de forma fiable, pero con demasiado vibrato) a una excavación arqueológica, y con trajes que uno preferiría esperar en los bulevares de París hacia 1880. Antes, en un vídeo, ya se proyectaba una escena lujuriosa en el palco de la ópera (de esas imaginables o bastante próximas a la realidad).

El Orient Express

Algunas otras escenas tienen lugar en el café Le Train Bleu de la Gare de Lyon de París, de donde parte y adonde llega el legendario Orient Express (símbolo del anhelo hacia lo exótico que encuentra expresión en Hérodiade). Una bella idea en sí misma que, como tantas otras, se pierde en el transcurso de la velada.

El coro de niños recorre inocentemente el auditorio, cantando magníficamente y repartiendo florecillas. Bailarinas con trajes orientales muy breves se mueven razonablemente sincronizadas y difunden un aire de exotismo. Y en un momento dado, ese balcón de la Ópera Garnier se convierte, de forma casi autorreferencial, en otro escenario para la acción, y eso tendría sentido si no acabara de forma tan sumamente estúpida: Hérode sube con toda seriedad por una escalera de mano (como las que se compran en la ferretería de la esquina) para alcanzar a Salomé y acosarla; ella cuelga en el parapeto súplicas escritas en sábanas, pidiendo: "¡Socorro!". La platea no solo ríe aquí; resulta imposible no evocar mentalmente las astracanadas de la época del cine mudo o las de El gordo y el flaco o las de Monthy Piton. Puede ser que no fuera lo que pretendía Lorenzo Fioroni, pero al crear una distancia tan irónica, ridiculizó definitivamente la obra.

Sin embargo, la introducción del cuarto acto demostró de manera ejemplar lo poderosa que puede ser la música sin distracciones escénicas. Fue probablemente el único momento de la velada en el que la régie de Lorenzo Fioroni se contuvo y dejó el escenario en negro.

Fugas

Varios espectadores aprovecharon para abandonar apresuradamente la sala de la Ópera de Düsseldorf, incluso antes de que los actores salieran a escena para recibir los primeros aplausos. Los abucheos claramente audibles inmediatamente antes del telón final también son bastante raros aquí. Por haberse tratado de una función para el Círculo de Amigos de la Deutsche Oper am Rhein el equipo de la régie no estuvo presente.

Las ovaciones y efusivas exclamaciones de aprobación se las ganaron merecidamente los solistas, el director musical y la orquesta. La parte musical, enriquecida con los coros fue un gran logro. Hérodiade ofrece todo lo que alegra el corazón operístico.

Elogios

Las interpretaciones vocales también estuvieron todas en la categoría de estreno con éxito. En los demás roles, Luke Stoker como Phanuel y Jorge Espino como Vitellius resultaron muy convincentes. El público de Düsseldorf los recompensó con grandes aplausos al final, pese a las considerables e insolubles deficiencias de la puesta en escena antes mencionadas.

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