Alemania
Klavier-Festival RuhrSodi Braide and Friends, una interpretación incandescente
Juan Carlos Tellechea

Hay una sensación de plenitud en este concierto con Sodi Braide (piano), Mohamed Hiber (violín), Irène Duval (violín), Adrien La Marca (viola) y Edgar Moreau (violonchelo), en el Klavier-Festival Ruhr.
Formado informalmente, el grupo sustituyó a Khatia Buniatishvili, por recomendación de ésta, quien no pudo viajar por vía aérea al Festival por consejo médico, tras haber dado a luz a una niña (Charlotte) en Suiza, donde reside.
Filarmónica de la capital francesa en 2021. Además de su carrera en solitario, el pianista y director de orquesta nacido en Newcastle (Inglaterra), de padres de ascendencia nigeriana, enseña actualmente en el Conservatorio de Música de Ginebra.
A Sodi Braide, un artista cosmopolita influido por numerosas culturas, le encanta visitar América Latina y explorar un amplio repertorio de diferentes estilos y épocas. Estudió en París y en Madrid (Escuela Superior de Música Reina Sofía) con Dmitri
Compenetración
Esta tarde Braide se compenetró hábilmente con sus compañeros en este debut en el Festival de Piano de la cuenca del Ruhr, que tuvo lugar en la Sala auditorio Robert Schumann de Düsseldorf y todos fueron efusivamente ovacionados por el público.
El concierto fue abierto con el Movimiento lento para cuarteto de cuerda de Anton
Con este grupo hay que dejarse llevar y superar rápidamente el efecto sorpresa. El Quinteto para piano y cuerdas en mi bemol mayor de Robert Schumann, dedicado a su esposa Clara, fue ejecutado por el grupo con contagiosa alegría. El público sentía hondamente emocionado cómo disfrutaban los solistas con el toque de esta "obra maestra de obras maestras" de la música de cámara romántica, escrita en pocos días por Schumann en 1842.
Incandescente
Sodi Braide, Mohamed David Tecchler (1711) con un arco de Dominique Peccatte, emerja a menudo en un tipo de melodía que parece enroscarse sobre sí misma, y que el piano Steinway D teje maravillosamente, gracias a la maestría de Braide.
El Rondó In modo d'una Marcia – Un poco largamente, introducido por la repetición de dos notas un tanto misteriosas, da paso a un segundo tema más expansivo antes de que el pasaje Agitato proporcione una distracción, épica aquí, casi violenta, puntuada por líneas de la viola, bien subrayadas por La Marca.
El Scherzo molto vivace es casi orquestal en su energía, con su ritmo frenético de superposición de escalas y su virtuosismo loco. El primer trío destaca por su fluidez casi líquida, y el segundo es febril, corriendo hacia adelante, atrapado en un tempo prestissimo. Se sabe que el final del movimiento es tan furioso que está destinado a suscitar una salva de aplausos en medio del concierto.
Pero eso sin contar con la brillantez del final (Allegro ma non troppo), un nuevo paseo sobre arenas movedizas, que progresa sin cesar, llevando al oyente a un impulso incontenible. Esta impresión se ve reforzada por el tempo más que sostenido de la presente obra, ligeramente martilleado, pero impregnado de flexibilidad en su tratamiento fugado en el desarrollo y la peroración a modo de fanfarria, hasta llegar al estallido final. ¡Magnífica interpretación!
Espontaneidad
En la segunda parte del programa el conjunto trajo el Quinteto para piano, dos violines, viola y violonchelo de César Franck. Con los demás compositores, Franck no tiene nada en común, pero quizás comparte con ellos un mismo trabajo temático en profundidad. La concentración motívica de Franck, donde todo surge de un único tema, fue abordada con espontaneidad por los intérpretes en su abundante vena melódica.
César Franck compuso su Quinteto en fa menor en 1878-1879. La obra presenta varias características interesantes. Consta de tres movimientos y se basa en el proceso cíclico apreciado por el compositor, que desarrolla el mismo tema a lo largo de cada movimiento. Utiliza un cromatismo a menudo exagerado y modulaciones audaces en un estilo que une más que opone dos bloques, las cuerdas y el piano.
Tensión
Por último, su lógica interna tiene un carácter marcadamente francés. Esto se revela desde el Molto moderato quasi lento - Allegro, liberando una tensión extrema en los intérpretes, que contrastan los arrebatos líricos impuestos por el tema con potentes acelerandos rebosantes de expresividad. El resultado es una visión casi orquestal a la que el piano enérgico de Sodi Braide añade una nota muy francesa, incluso en las líneas casi furiosas que puntúan esta secuencia, y que Liszt criticaría, sorprendido, como otros de sus contemporáneos, por la falta de intimidad camerística de la pieza.
El Lento, con molto sentimento comienza con serenidad, las cuerdas y el piano dirigidos por el violín I (Irène Duval), tejiendo delicadamente el tema. El movimiento progresa en suaves modulaciones gracias a un piano maravillosamente fluido y a unas cuerdas transparentes. Más tarde, un calentamiento conduce a un gran clímax que poco después ve la música deshacerse, llevando esta sección a un discreto final.
Febril
Con el Allegro non troppo ma con fuoco final, las cuerdas se elevan a un tono febril, mientras el piano parece comentar con unos simples acordes. Braide, Hiber, Duval, La Marca y Moreau se toman este movimiento con calma, evitando los excesos. Reprimen el desencadenamiento amortiguado de la ráfaga de viento. La carrera, contenida durante mucho tiempo, se libera con brío, antes de ser controlada de nuevo y volver al tono sombrío del principio de la obra.
Balance
La simbiosis entre el pianista y sus colegas es total. Esta interpretación combina la espontaneidad con el rechazo a brillar, devolviendo todo el sentido al rico y refinado lenguaje de Franck y dando a esta obra singular su verdadera dimensión.
El público aclamó larga y merecidamente al conjunto que se despidió con reverencias y muy agradecido, pero sin dar ningún bis.
El Klavier-Festival Ruhr 2023 concluye el viernes 7 de julio con un exitoso balance: 40.000 espectadores (50% más que en 2022) en 67 conciertos con 83 pianistas en 22 ciudades. Es esta la última edición bajo la acertada gestión del renombrado profesor Franz Xaver Ohnesorg, quien asumió la dirección artística en 1996 y se jubila a finales de este año, tras 28 temporadas de extraordinarios conciertos, que han escrito historia en la cuenca del Ruhr por su densidad única en el mundo.
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