Artes visuales y exposiciones
Pablo Picasso / Max Beckmann. Mensch-Mythos-Welt
Juan Carlos Tellechea

Pablo Picasso y Max Beckmann, dos extraordinarias personalidades artísticas del siglo XX y figuras clave del modernismo, contribuyeron decisivamente a redefinir las posibilidades y tareas de la pintura figurativa en la primera mitad de la pasada centuria. Sin embargo, nunca hasta ahora ha sido posible comparar a fondo sus obras y, por tanto, sus actitudes y puntos de vista en el marco de una amplia exposición conjunta, para demostrar las similitudes y contrastes entre sus diferentes temperamentos artísticos.
El Museo Von der Heydt, de Wuppertal, y el Museo Sprengel, de Hannover, lo harán posible ahora gracias a una intensa cooperación mutua de sus respectivos ricos fondos propios, además de los préstamos de instituciones como el Centro Pompidou y el Musée de París, el Kunstmuseum de Basilea, las Bayerischen Staatsgemäldesammlungen de Múnich, así como de coleccionistas privados.
La impresionante muestra, preparada en estos meses por el
Historia
El Museo Von der Heydt, socio oficial del proyecto internacional Celebración Picasso 1973 – 2023 que conmemora el 50º aniversario de la muerte del artista. fue en 1911 el primero en el mundo en tener una obra del pintor español (Acróbata y joven arlequín, de 1905, que no será expuesta en esta oportunidad) y uno de los cuadros clave de Max , su Autorretrato como enfermero (1915), adquirido en 1925 por la Barmer Kunstverein para que fuera propiedad pública de la ciudad de Wuppertal.
Convencido de que "el realismo dependía del poder de las vivencias y del estilo personal", como él mismo afirmaba, Beckmann resultó fuertemente marcado por la Primera Guerra Mundial (1914 - 1918). El espectáculo de la guerra, en la que participa como sanitario, impregna su pintura de un realismo implacable, sacado del caos de las trincheras. Uno de los máximos exponentes de esta línea es El Obús (1915), un cuadro en el que rompe los convencionalismos del momento con sus fuertes y oscuros trazos de los cuerpos y la estructura de la composición para tratar de reflejar la violencia de una explosión y el dolor de los heridos.
En La Noche (1918-1919), Beckmann pinta una terrible escena de guerra y de tortura, en la que trata de reflejar la impotencia del Hombre frente a una sociedad que camina hacia la violencia. En la década de 1920, junto a Otto Dix, Christian Schad y George Grosz, Beckmann se convierte en una de las figuras centrales de la Nueva Objetividad, donde el objeto se convierte en el centro de la obra.
Odisea
Dicho sea esto al margen, Acróbata y joven arlequín, aguada sobre cartón en la interfaz entre los períodos azul y rosa de Picasso, tuvo una historia por demás azarosa. El banquero, mecenas y coleccionista de arte August von der Heydt y su cuñado, el industrial textil Carl August Jung, lo compraron por 1.200 marcos en la Galería Marseille & Vildrac de París. Von der Heydt lo donó al museo con motivo de su 60 cumpleaños: era éste el primer cuadro de Picasso que entraba en una colección pública. Pero no quedó allí. En 1938 los nazis iniciaron una verdadera odisea de esta pintura, al difamarla como arte degenerado (entartete Kunst) y confiscarla para venderla en el exterior y obtener divisas fuertes. Ese mismo año se vendió en una subasta en Lucerna (Suiza) al coleccionista belga Roger Janssen.
Otros destinos fueron Estados Unidos y una subasta en Londres, donde pasó a manos del grupo japonés Mitsukoshi por 66 millones de libras. Hoy pertenece a un armador griego, que la ha puesto a disposición de la Kunsthaus Zurich en préstamo permanente.
Fin de Siècle
Beckmann y Picasso, que vivieron la turbulenta época del Fin de Siècle, pasando por las dos guerras mundiales, hasta el periodo posterior a 1945, han conformado con su arte nuestra visión del siglo XX. Partiendo de premisas diferentes, llegaron de forma independiente a soluciones individuales a las grandes cuestiones del arte y su obra gira en torno a temas centrales de la existencia humana.
Pese a sus diferentes puntos de vista artísticos, sus posturas se tocan una y otra vez de forma sorprendente. Aunque los dos artistas destruyeron las viejas reglas del orden pictórico por un lado, también se basaron en las tradiciones de la historia del arte por otro; ya fuera, como en el caso de Picasso, para seguir escribiendo la historia del arte según nuevas normas individuales o, como en el caso de Beckmann, para crear un cosmos pictórico conformado por mitos modernos.
Ambos presuponen un intenso compromiso con la imagen y sus posibilidades: con la relación entre el arte representativo y la espacialidad, con la relación entre figuración y abstracción, y con la renovación y reinterpretación de las tradiciones iconográficas. Pero Picasso y Beckmann también abordaron con vitalidad y brío sus propias vidas, su autoimagen artística, las condiciones políticas y sociales de su trabajo creativo, así como los acontecimientos contemporáneos.
Codo con codo
Picasso y Beckmann desarrollaron la obra de su vida independientemente el uno del otro y se movieron dentro de redes diferentes. Por esta misma razón, es notable cómo a menudo actuaron codo con codo, por así decirlo, en sus esfuerzos por dar un nuevo significado y dirección a la pintura representativa que se concentraba en el Hombre y su relación con el mundo, y cómo llegaron a puntos de vista paralelos. Por otra parte, a menudo adoptaron posturas diametralmente opuestas.
Aunque ambos artistas, Beckmann y Picasso, probablemente nunca se conocieron en persona, ni siquiera durante las múltiples estancias de Beckmann en París, se percibieron mutuamente y muchas de sus obras parecen estar conectadas de forma latente. Desde muy joven el pintor alemán sintió deseos de ensanchar sus horizontes. A los veinte años se trasladó a París, le impresionó la ciudad y la exposición de los primitivos franceses (arte medieval y del Renacimiento temprano) que vió en el Palais du Louvre (pabellón de Marsan) y en la Bibliothèque Nationale en 1904, pero mantuvo cierta distancia con las tendencias de la época, mostrando una fuerte personalidad y una independencia, que marcarían toda su obra.
Posteriormente se mudó a Berlín, donde efectuó pinturas de gran formato que justificaron su encasillamiento por la crítica en la corriente 'idealista', en línea con Hans von Marées y los pintores simbolistas alemanes. Hombres jóvenes al borde del mar (1905) refleja, por el contraste de los desnudos monumentales y el espacio infinito, la grandiosa fragilidad del Hombre frente al poder de la naturaleza.
Existencia humana
Tras la muerte de su madre, un año más tarde, el carácter trágico de la existencia humana se convierte en el centro de la obra de Beckmann. De esa época datan sus cuadros de grandes dimensiones inspirados, en gran parte, en los dramas cristianos o de la mitología.
De hecho, Beckmann se sintió desafiado y estimulado durante toda su vida por el éxito sin precedentes de Picasso en el mundo del arte internacional. Le habría encantado ver sus cuadros expuestos junto a los de su rival secreto.
Se sabe que Picasso, a su vez, apreciaba la obra de Beckmann. Se dice que, tras visitar su primera exposición en la Galerie de la Renaissance de París en 1931, dijo de él: Il est très fort (Es muy fuerte). Sus cuadros reflejan visiones apocalípticas, crudas imágenes pintadas con colores primarios, cortantes, vibrantes de emoción. Beckmann no tuvo una vida fácil. Angustiado por los hechos y la triste realidad que le tocó vivir, su obra, al ser una forma de expresión tan personal, refleja perfectamente esos sentimientos.
Competencia creativa
Durante mucho tiempo, Max Beckmann orientó su vida y su carrera hacia París (París nos llama, decía en 1926), centro del arte mundial de la época. Quería medirse con Picasso (Henri Matisse, Fernand Léger, Georges Braque, entre otros) y por ello buscó la competencia creativa con los héroes de su tiempo.
Cuando la obra de Picasso Guernica se presentó junto al tríptico de Beckmann Abfahrt (Salida) en el Museo de Arte Moderno de Nueva York durante los años de la guerra, comentaba un crítico:
Solo Picasso se acerca al poder estético de Beckmann en sus agitadas obras inspiradas en el bombardeo de Guernica...,
lo que probablemente supuso un satisfactorio reconocimiento para el artista alemán.
A menudo hay una cercanía estilística en las obras, que también puede deberse al hecho de que ambos artistas veían a Paul Cézanne y a Vincent Van Gogh como importantes pioneros del modernismo. Tanto Picasso como Beckmann basaron su obra en la tradición artística europea, desarrollando su propio estilo personal en confrontación con el mundo moderno. Además, ambos apreciaban ciertos motivos y temas, como el mundo del teatro y el circo. Los dos ofrecen un rico tesoro de motivos simbólicos y beben del espectro de la mitología y la teología, pero sin abandonar el terreno de lo real ni perder el contacto con la realidad.
Las guerras
Picasso y Beckmann se vieron sacudidos por los acontecimientos de las conflagraciones bélicas y expresaron este hecho histórico en su arte como protesta contra la brutalidad y la crueldad de la guerra. En el año en que se creó el Guernica (1937), señalaba Picasso:
Los artistas que trabajan y viven con valores espirituales no deben ser indiferentes a un conflicto en el que están en juego los valores más elevados de la civilización y la humanidad.
Una diferencia entre ambos artistas que se refleja en sus obras pictóricas puede encontrarse en la naturaleza de su carácter: Beckmann, que a menudo se mostraba ante su entorno con una ironía aguda, sombría y apocalíptica, hacé hincapié en los lados dolorosos de la vida, como el colapso de la civilización en tiempos de guerra y el consiguiente horror o espanto del ser. Picasso, en cambio, se muestra poético, lleno de vida y sensual. El espectador siempre percibe en su obra un gran amor por la existencia, así como una gran alegría de vivir.
En la obra gráfica de Picasso no solo es posible ver cómo su estilo cambió una y otra vez, sino también qué temas tradicionales trató en el resto de su obra: Retratos y naturalezas muertas, así como figuras individuales y animales en sus interpretaciones mitológicas, etcétera. Desde los escuálidos protagonistas de La comida frugal (1904) hasta la enorme plasticidad de las curvas del cuerpo en sus eróticos desnudos femeninos.
Obra gráfica
Las técnicas del aguafuerte (en combinación con otros métodos) y la litografía se adaptan especialmente a la espontaneidad del "dibujo" de Picasso para plasmar sus ideas pictóricas en trazos dinámicos y expresivos. Aquí su gran genio se hace evidente en la forma en que construye sus obras pictóricas con una variedad de líneas, superficies y formas.
Tanto Picasso -el artista universal del siglo XX por excelencia- como Beckmann, el "realista metafísico", se preocupaban ante todo por el ser elemental y no por la apariencia estética y los fenómenos estilísticos.
Mundo privado de valores
Naturalezas muertas, paisajes y retratos, reflejan una visión más serena del mundo. Der eiserne Steg (La Pasarela de hierro) y Autorretrato como payaso de Beckmann son las dos obras más representativas de este periodo de posguerra, en el que el tema del circo es recurrente en su creación para representar un mundo privado de sus valores, que obliga a los Hombres, confrontados a un vacío interior, a desempeñar roles de los que son prisioneros.
Beckmann pinta y dibuja repetidamente motivos del vodevil, el circo y la feria. Los acróbatas se arremolinan en sus cuadros, los payasos bailan y los actores gesticulan. En medio de ellos, en conmovedores motivos propios, Beckmann se situaba no pocas veces a sí mismo.
Con la segunda mitad del decenio de 1920 llegaría el reconocimiento para Beckmann, quien se instaló en París para competir con la pintura parisiense más innovadora de Picasso o de Matisse, con sus desnudos o sus naturalezas muertas.
En una oportunidad diría Max Beckmann:
Si tan solo se pudieran ver nuestros cuadros juntos una vez.
Con esta exposición, el Museo Von der Heydt de Wuppertal y el Museo Sprengel de Hannover tratan de cumplir con ese deseo y de llevar adelante un diálogo de este tipo entre los dos grandes artistas, para ahondar en la comprensión de su polifacético arte.
Comentarios