España - Madrid
Barberillo al fresco
Germán García Tomás
Llamativa presencia al aire libre la de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE en los Veranos de la Villa, el festival músico-teatral madrileño por antonomasia, para la interpretación de la zarzuela El , la obra más emblemática de Francisco Asenjo con libreto de Luis Mariano de que fue estrenada en el Teatro de la Zarzuela en 1874 y que ha sido el título de teatro lírico español elegido este verano aprovechando la conmemoración del segundo centenario del nacimiento de su autor musical.
Como es tradición cada año, la zarzuela, el género escénico que mejor ha representado a Madrid a lo largo de la historia, debe tener una presencia especial en este certamen estival, que siempre es muchísimo menos del que desearíamos, pues únicamente se limita a un título en cada edición desde hace casi una década.
En esta ocasión, el Patio Central del Conde Duque ha albergado una versión semiescenificada de esta zarzuela histórica, -pues no se ha ofrecido con decorados al colocarse a orquesta y coro dentro del escenario- debida a un experto conocedor de los entramados de la lírica española, el director teatral Diego
El movimiento de los seis cantantes principales más una docena de actores en funciones de pueblo, estudiantes y costureras ha sido bastante imaginativo y ha sabido aprovechar el limitado espacio que le ofrecía la parte delantera del escenario -el equivalente al proscenio en un teatro-, así como el fondo superior donde se situaba el Coro de RTVE, que también formaba parte de la acción teatral en la escena y relato de Lamparilla del acto segundo. Material de atrezzo, como bellotas y nueces, flanqueaban ambos lados, donde nos tenemos que imaginar la barbería de Lamparilla y las casas de Paloma y la Marquesita con su tabique perforado para la huida de los conspiradores.
No tenemos silla de posta donde se llevan detenido al barberillo al final del primer acto, y los cristales de los faroles inexistentes son hechos pedazos con piedras igualmente invisibles, como era de esperar para evitar disgustos innecesarios. Carvajal no ha hecho sino seguir los pasos de Sanzol, que ya nos hacía imaginar bastante con su escena desnuda y la única presencia de paneles. Y es que no se puede pedir más a una versión donde resulta evidente que se quiere dar más protagonismo, por compromiso institucional, a la orquesta y coro de la radiotelevisión pública que a la puesta en escena de una zarzuela repleta de música chispeante –la más hispana y repleta de casticismo de las obras líricas de Barbieri- y con un texto en verso del hijo de “Fígaro” de una frescura y una temática política todavía actual que aquí ha sido respetado casi en su mayor parte. A pesar de todo, y es de agradecer, esta “puesta en escena” trasluce el conocimiento de la obra que se tiene entre manos, atendiendo y teniendo presentes los detalles de la trama argumental, como es el utilizar al reducido cuerpo de actores en los momentos que es estrictamente necesario.
Como suele ser habitual en estas citas, e inevitable por la enorme amplitud del espacio que alberga el montaje y por tanto el gran despliegue de las gradas donde se ubican los asientos de los espectadores, se tuvo que recurrir a la amplificación con micrófonos, con los pros y los contras que ello conlleva, pero debemos decir que, este verano, el resultado de la sonorización fue uno de los mejores que hemos presenciado en el recinto del
, pues ni el viento –casi inexistente durante las dos horas de espectáculo- ni los ruidos internos de la escena han interferido en el disfrute de voces y orquesta.Se contó para el reparto con el Lamparilla más experto del momento, el del barítono
A su lado tiene como compañera de amoríos y conspiración política a una solvente Paloma en la piel de
La otra cantante femenina fue la soprano
como Estrella, la Marquesa del Bierzo, que sigue demostrando sus grandes dotes interpretativas con una voz de muchos quilates y una eficiente desenvoltura en el escenario. Fue un gusto escuchar el dúo del acto segundo (“En una casa solariega”) en el primoroso canto de la joven madrileña.Como su pretendiente, Don Luis de Haro, el tenor
, que cantó con gusto y aplomo el ingrato papel, máxime cuando Diego Carvajal le hace lloriquear en más de una ocasión, lo que desvirtúa la dignidad y alcurnia del personaje, que pese a su elegante vestimenta dieciochesca, queda aquí retratado como un vulgar adolescente rechazado por su novia.En esta recreación teatral, ese cariz cómico se ha hecho extensivo a otros personajes, como el de Don Pedro, encarnado con autoridad por el bajo
Queda hablar de lo que para muchos era el mayor atractivo, el conjunto sinfónico-coral, que era todo un pack. De la Orquesta y Coro de RTVE no se puede decir que no sepan interpretar y/o ejecutar música de zarzuela, porque, al margen de su más “seria” temporada en el Monumental, la cantidad de conciertos que han ofrecido en los últimos tiempos así como el número de galas de zarzuela que ha llevado al disco en el extinto sello RTVE Música con diferentes batutas ha sido tal, que tocar este repertorio es para ellos como lo son los valses y las polcas para los filarmónicos vieneses.
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