España - Madrid

Barberillo al fresco

Germán García Tomás
martes, 8 de agosto de 2023
Veranos de la Villa 2023 © 2023 by Ayuntamiento de Madrid Veranos de la Villa 2023 © 2023 by Ayuntamiento de Madrid
Madrid, sábado, 22 de julio de 2023. Patio Central del Centro Cultural Conde Duque. Festival Veranos de la Villa. El barberillo de Lavapiés. Zarzuela en tres actos. Música: Francisco Asenjo Barbieri. Libreto: Luis Mariano de Larra. Dirección de escena: Diego Carvajal. Reparto: Borja Quiza (Lamparilla), Sandra Pastrana (Paloma), Irene Palazón (Marquesa), Miguel Ariza (Don Luis), Carmelo Cordón (Don Juan), Vicente Martínez (Don Pedro). Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE. Dirección musical: Miquel Ortega.
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Llamativa presencia al aire libre la de la Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE en los Veranos de la Villa, el festival músico-teatral madrileño por antonomasia, para la interpretación de la zarzuela El barberillo de Lavapiés, la obra más emblemática de Francisco Asenjo Barbieri con libreto de Luis Mariano de Larra que fue estrenada en el Teatro de la Zarzuela en 1874 y que ha sido el título de teatro lírico español elegido este verano aprovechando la conmemoración del segundo centenario del nacimiento de su autor musical. 

Como es tradición cada año, la zarzuela, el género escénico que mejor ha representado a Madrid a lo largo de la historia, debe tener una presencia especial en este certamen estival, que siempre es muchísimo menos del que desearíamos, pues únicamente se limita a un título en cada edición desde hace casi una década.

Pieza enlazada

En esta ocasión, el Patio Central del Conde Duque ha albergado una versión semiescenificada de esta zarzuela histórica, -pues no se ha ofrecido con decorados al colocarse a orquesta y coro dentro del escenario- debida a un experto conocedor de los entramados de la lírica española, el director teatral Diego Carvajal, a su vez profesor en la Escuela Superior de Canto de Madrid, que ha vestido de la época pertinente (reinado de Carlos III, hacia 1770) a los cantantes, siguiendo muy de cerca el vestuario de Alejandro Andújar, que es bastante similar, elaborado para la sobria producción escénica de Alfredo Sanzol del Teatro de la Zarzuela que pudo verse en los años 2019 y 2022 en dicho coliseo.

El movimiento de los seis cantantes principales más una docena de actores en funciones de pueblo, estudiantes y costureras ha sido bastante imaginativo y ha sabido aprovechar el limitado espacio que le ofrecía la parte delantera del escenario -el equivalente al proscenio en un teatro-, así como el fondo superior donde se situaba el Coro de RTVE, que también formaba parte de la acción teatral en la escena y relato de Lamparilla del acto segundo. Material de atrezzo, como bellotas y nueces, flanqueaban ambos lados, donde nos tenemos que imaginar la barbería de Lamparilla y las casas de Paloma y la Marquesita con su tabique perforado para la huida de los conspiradores.

No tenemos silla de posta donde se llevan detenido al barberillo al final del primer acto, y los cristales de los faroles inexistentes son hechos pedazos con piedras igualmente invisibles, como era de esperar para evitar disgustos innecesarios. Carvajal no ha hecho sino seguir los pasos de Sanzol, que ya nos hacía imaginar bastante con su escena desnuda y la única presencia de paneles. Y es que no se puede pedir más a una versión donde resulta evidente que se quiere dar más protagonismo, por compromiso institucional, a la orquesta y coro de la radiotelevisión pública que a la puesta en escena de una zarzuela repleta de música chispeante –la más hispana y repleta de casticismo de las obras líricas de Barbieri- y con un texto en verso del hijo de “Fígaro” de una frescura y una temática política todavía actual que aquí ha sido respetado casi en su mayor parte. A pesar de todo, y es de agradecer, esta “puesta en escena” trasluce el conocimiento de la obra que se tiene entre manos, atendiendo y teniendo presentes los detalles de la trama argumental, como es el utilizar al reducido cuerpo de actores en los momentos que es estrictamente necesario.

Como suele ser habitual en estas citas, e inevitable por la enorme amplitud del espacio que alberga el montaje y por tanto el gran despliegue de las gradas donde se ubican los asientos de los espectadores, se tuvo que recurrir a la amplificación con micrófonos, con los pros y los contras que ello conlleva, pero debemos decir que, este verano, el resultado de la sonorización fue uno de los mejores que hemos presenciado en el recinto del Conde Duque, pues ni el viento –casi inexistente durante las dos horas de espectáculo- ni los ruidos internos de la escena han interferido en el disfrute de voces y orquesta. 

Borja Quiza como Lamparilla. © 2023 by Chus Blázquez / Madrid Destino.Borja Quiza como Lamparilla. © 2023 by Chus Blázquez / Madrid Destino.

Se contó para el reparto con el Lamparilla más experto del momento, el del barítono Borja Quiza, que de tanto interpretar a este castizo personaje, con su frescura y su sal lo ha hecho completamente suyo y de tal forma que la entonación, la rapidez y fluidez en el texto hablado hacen que su caracterización resulte de las más redondas que se han visto en las últimas décadas. A ello acompaña un canto de gran proyección, como es acostumbrado en el cantante gallego, no exento de finura e intención, que hacen de su prestación el auténtico motor que mueve la representación, haciendo girar a todos los demás personajes alrededor de él.

Sandra Pastrana como Paloma. © 2023 by Chus Blázquez / Madrid Destino.Sandra Pastrana como Paloma. © 2023 by Chus Blázquez / Madrid Destino.

A su lado tiene como compañera de amoríos y conspiración política a una solvente Paloma en la piel de Sandra Pastrana –a la que el que escribe veía actuar por primera vez-, una mezzo que si bien comenzó con una impostación algo forzada en los graves en su célebre canción de entrada, a medida que avanzaba la función supo aligerar el registro y tanto su canto como su fraseo se hicieron más dúctiles y de mayor naturalidad, y con una mejor dicción, pues posee una hermosa tesitura de verdadera mezzosoprano adecuada al rol, aunque en alguna ocasión lo han interpretado sopranos. Pastrana regaló en lo actoral una muy teatral y equilibrada costurera, una recreación sincera con gran énfasis en la declamación.

Irene Palazón  como Marquesa del Bierzo. © 2023 by Chus Blázquez / Madrid Destino.Irene Palazón como Marquesa del Bierzo. © 2023 by Chus Blázquez / Madrid Destino.

La otra cantante femenina fue la soprano Irene Palazón como Estrella, la Marquesa del Bierzo, que sigue demostrando sus grandes dotes interpretativas con una voz de muchos quilates y una eficiente desenvoltura en el escenario. Fue un gusto escuchar el dúo del acto segundo (“En una casa solariega”) en el primoroso canto de la joven madrileña. 

Como su pretendiente, Don Luis de Haro, el tenor Miguel Ariza, que cantó con gusto y aplomo el ingrato papel, máxime cuando Diego Carvajal le hace lloriquear en más de una ocasión, lo que desvirtúa la dignidad y alcurnia del personaje, que pese a su elegante vestimenta dieciochesca, queda aquí retratado como un vulgar adolescente rechazado por su novia. 

En esta recreación teatral, ese cariz cómico se ha hecho extensivo a otros personajes, como el de Don Pedro, encarnado con autoridad por el bajo Carmelo Cordón, al que se ridiculiza junto a Don Luis cuando intentan penetrar en la casa de la Marquesita al final del segundo acto. Correcto en lo vocal la episódica presencia del barítono Vicente Martínez dando vida a Don Juan, y que sólo aparece en el terceto del acto primero, una de las genialidades de toda la partitura y herencia de la ópera italiana.

Queda hablar de lo que para muchos era el mayor atractivo, el conjunto sinfónico-coral, que era todo un pack. De la Orquesta y Coro de RTVE no se puede decir que no sepan interpretar y/o ejecutar música de zarzuela, porque, al margen de su más “seria” temporada en el Monumental, la cantidad de conciertos que han ofrecido en los últimos tiempos así como el número de galas de zarzuela que ha llevado al disco en el extinto sello RTVE Música con diferentes batutas ha sido tal, que tocar este repertorio es para ellos como lo son los valses y las polcas para los filarmónicos vieneses. 

Miquel Ortega, director de múltiples y variadas formaciones orquestales, supo extraer de ambos conjuntos públicos la excelencia, pues es ahora mismo uno de los mayores maestros que, conociendo y amando la zarzuela, mejor sabe sacarla el jugo, y los números de la obra de Barbieri sonaron con la frescura que es menester, en una conducción del barcelonés que resaltaba el ritmo –ese ritmo delicioso que Barbieri confía en mayor medida al ¾- pero que a la vez no sacrificaba atención al matiz y las dinámicas, con un brillantísimo coro cuya sección masculina (tenores y bajos) se metieron con muchas ganas en la piel de majos, guardias y parroquianos de Lamparilla. Porque queremos al barberillo y a todo lo que le rodea. Ay, señora, qué ilusión... Señores gobernantes de la Villa y Corte, ¿para cuándo más zarzuela en Madrid en los meses de verano?

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