Rumanía

Festival Enescu

Un fin de semana pianístico: Lisiecki

Maruxa Baliñas
martes, 26 de septiembre de 2023
Jan Lisiecki © OSCL Jan Lisiecki © OSCL
Bucarest, domingo, 3 de septiembre de 2023. Sala Palatului. Țăranu, Cercar la nota. Grieg, Concierto para piano en la menor op 16. Shostakovich, Sinfonía nº 5 en re menor op 47. Orquesta Juvenil de Rumanía. Stefan Asbury, director. Jan Lisiecki, piano. Festival Enescu 2023
0,0009881

La primera semana del Festival Enescu fue muy pianística (las Labeque, Donohoe), y muy especialmente el fin de semana del 1 al 3 de septiembre, cuando desfilaron -espero no saltarme ninguno de los pianistas solistas- Fazil Say (inmediatamente después de este concierto), Sébastien Vichard, el dúo Gisele & Fabio Witkowski, Andrei Gologan, Alexandra Segal, Sorin Petrescu, Daniel Ciobanu, David Fray, y Jan Lisiecki.  

Tenía mucho interés en escuchar a Jan Lisiecki (Calgary, Canadá, 1995), hasta el punto de que renuncié al concierto en el que Daniel Ciobanu presentaba el Concierto para piano nº 4 de Beethoven junto a los Cameristi della Scala bajo la dirección de Wilson Hermanto (me contaron que fue una interpretación espléndida). Por su parte Lisiecki en su concierto nocturno ofrecía una obra igualmente clásica y apetecible, el Concierto para piano en la menor op 16 de Grieg, acompañado por la Orquesta Juvenil de Rumanía y con la dirección orquestal de Stefan Asbury (Sedgley, Gran Bretaña, 1966) un director al que conocía poco, a pesar de que fue el primer director titular del Remix Ensemble Casa da Musica de Porto entre 2001 y 2005. 

Pieza enlazada

Tanto Lisiecki, del que ya esperaba mucho, como Asbury hicieron una versión preciosa del Concierto de Grieg, donde predominaba lo lírico sobre lo sentimental y el romanticismo se racionó cuidadosamente. Por su parte la Orquesta Juvenil de Rumanía fue mucho más que una orquesta joven: casi en todo momento rindieron al nivel de una orquesta profesional y aunque hubo algún error -las sempiternas trompas- el resultado fue muy positivo. Mejor rendimiento, de hecho, que el de la Orquesta Filarmónica George Enescu en la inauguración del Festival

Lisiecki es un pianista suelto y flexible, con un sonido cuidado que incluso en ocasiones busca la belleza per se. Tiene potencia cuando quiere, pero prefiere la delicadeza y así lo mostró no sólo en el Adagio central, que le salió precioso, sino también en los movimientos extremos. Asbury dirigió cuidadosamente, con muchas indicaciones, algo inevitable en una orquesta juvenil donde suele faltar 'experiencia orquestal', y bien coordinado con Lisiecki y su flexibilidad dinámica y fraseo. 

Como bis Lisiecki eligió un Nocturno de Chopin, que tocó muy sencillo pero muy lindo, aunque quizá demasiado 'pulido', en algún momento eché en falta pasión, que jugara más con las posibilidades rítmicas de la partitura, e incluso que trinara mejor (hace pocas semanas escuché a Sokolov, que dió un auténtico 'recital' de trinos). Por cierto, Lisiecki actuará en Madrid dentro del ciclo de Ibermúsica el próximo 1 de noviembre, aunque como solista de un concierto bien distinto, el Segundo de Prokofiev con la Rundfunk Sinfonieorchester Berlin y Vladimir Jurowski. 

El concierto había comenzado con Cercar la nota (2019-20) del director de orquesta y compositor Cornel Țăranu (Cluj-Napoca, Rumanía, 1934-2023), fallecido en junio de este año cuando aún estaba en activo como profesor de composición en el conservatorio de Cluj-Napoca, y era director del ensemble Ars Nova (fundado por él en 1968), vicepresidente de la Unión Rumana de Compositores, director del Cluj Modern Festival y otras ocupaciones. Su catálogo se centra sobre todo en la música orquestal y en la cinematográfica, entre otras cosas porque era cuñado del director de cine Nicolae Mărgineanu (Cluj-Napoca, 1938). 

Nunca había escuchado música de Taranu, o eso creo, y Cercar la nota, la última obra orquestal estrenada por Taranu, fue una muy agradable sorpresa, por la calidad de la obra y por los recursos que empleaba. Hay que tener en cuenta que, tras terminar sus estudios de composición, Taranu se formó en el Conservatorio de París con Nadia Boulanger y Olivier Messiaen (1966-67), y en Darmstadt con Caskel, Maderna y Ligeti (1968-72). ¡Interesantes mimbres con los que construir sus obras! Creo que a Cercar la nota le sobra peso de las cuerdas en detrimento de los vientos, y la construcción formal no me quedó clara, en momentos me parecía que la obra divagaba: o sea,  sonaba muy bien, era muy atractiva, usaba efectos tímbricos aunque sin abusar de ellos ni hacer un muestrario, ... pero no 'pasaba' nada. 

La Sinfonía nº 5 en re menor op 47 de Shostakovich me dejó en cambio encandilada y eso que no es una obra fácil, sobre todo para una orquesta juvenil. Pero sin duda Asbury ensayó muy bien porque la Orquesta Juvenil de Rumanía no sólo tocó siempre muy correctamente sino que supo introducir todos esos detalles expresivos tan difíciles en Shostakovich, donde es fácil 'pasarse'. Me impresionó especialmente el segundo movimiento, donde hubo sarcasmo y una potencia amenazadora en la marcha que no se debía tanto a la dinámica como al 'pathos' que impuso Asbury. El tercer movimiento fue adecuadamente patético y los pequeños solos -especialmente del concertino- sonaron impecables. Muy bien calculado también el crecimiento de la tensión en el paso del tercer movimiento al cuarto, que mantuvo un tempo rápido y contundente, con mucha fuerza (y nuevamente no era cuestión de decibelios), sobre todo gracias al excelente rendimiento de metales y percusión. Y eso que la sala Palatului es muy amplia y no es fácil dominarla. Como bis eligieron una Danza húngara demasiado contenida y acaso algo frívola después de Shostakovich, aunque sin duda sirvió para demostrar nuevamente la flexilibilidad de la orquesta, que no titubeó en los numerosos cambios de tempo que requiere la obra. 

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.