Artes visuales y exposiciones
Una visión personal: 'Fantasías en El Prado' de García-Alix
Mariña Baliñas y Maruxa Baliñas
Cuando se va a Santander parece que el Centro Botín es la visita obligatoria. Sin embargo en las dos últimas ocasiones que fuimos a Santander, nos resultó mucho más interesante la visita a las Naves de Gamazo [Av. de Severiano Ballesteros, 3. Santander] de la Fundación Enaire, una sala de exposiciones agradable y céntrica, aunque fácil de pasar por alto porque tiene al lado el 'mamotreto' del Palacio de Festivales y las Naves de Gamazo parecen por comparación demasiado 'normales'.
El pasado 15 de junio se inauguró allí la exposición Fantasías en El Prado, del fotógrafo Alberto García-Alix (León, 1956), Premio Trayectoria 2022 de la Fundación Enaire. La exposición de García-Alix comprende más de 40 fotografías analógicas reveladas en papel de gelatinobromuro de plata, inspiradas en diversas obras del Museo del Prado que le resultaron especialmente atractivas a García-Alix. Esta exposición ya estuvo en 2022 en el Real Jardín Botánico de Madrid dentro de la XXV edición de PHotoEspaña.
Se trata de un proyecto que inició en 2018 a partir del encargo de dos fotografías por parte de la Fundación de Amigos del Museo del Prado para una exposición colectiva en conmemoración del bicentenario del museo. Pero tras finalizar sus dos fotografías, García-Alix siguió obsesionado con el Museo del Prado y decidió continuar a título personal el proyecto a lo largo de 2019-2021. Su 'oficialización' llegó en 2022, con la obtención del Premio Trayectoria de la Fundación Enaire. En sus propias palabras:
"Nos encomendaron a doce fotógrafos nuestra propia interpretación, una mirada en íntima comunicación visual con el Prado. Una vez finalizado el trabajo seguía fascinado por el diálogo fotográfico que podía encontrar en muchas de las obras y decidí continuar, a título personal y con permiso del museo, mi caza fotográfica por el Prado”.
Desde fuera lo que ve el espectador en Fantasías en El Prado es cómo asume García-Alix algunas de las pinturas y esculturas conservadas en el Museo del Prado dentro de su propio imaginario personal, normalmente utilizando técnicas de "múltiple exposición sobre película analógica" además de desenfoques, movimientos de cámara, algunos juegos de luces, etc. A través de estas técnicas fotográficas García-Alix logra cambiar el significado y dar nuevas perspectivas a las obras que toma como base, creando collages fotográficos, muchas veces completamente ajenos al significado de la obra original, a veces el resultado son nuevas composiciones que incluyen caras fantasmales e incluso su propio autorretrato dentro del universo de la obra estudiada.
Alguna composición resulta chocante e incluso desagradable, como la introducción de un pene infantil superpuesto a la cara de un angel espiritual y aparentemente ajeno al mundo. En otras obras elige desenfocar la imagen creando una ilusión de impactante tridimensionalidad en diferentes retratos, que nos recuerdan que ya los artistas originales fueron capaces de mostrar distintas ideas en un mismo cuadro, algo que García-Alix resalta transformando el realismo inicial en una especie de cubismo ... o 'sueño de la razón'.
En un vídeo que se presenta al final de la exposición García-Alix cuenta desde una perspectiva muy personal -y muy morosa- el modo en que trabajó en estos cuadros. Y así se refiere por ejemplo a las relaciones paterno-filiales de Felipe II con sus hijas Catalina Micaela y sobre todo Isabel Clara Eugenia, con quien hasta su muerte mantiene una relación epistolar regular que mezcla los elementos familiares más cotidianos con la alta política europea.
En muchos momentos, no sólo en estos vídeos, García-Alix demuestra su profundo conocimiento de la historia y el arte del Siglo de Oro, como cuando aprovecha para superponer la cara de Felipe IV con la de su hijo el infante Baltasar Carlos, simbolizando así la figura del hijo como colaborador y continuador de las políticas del padre, incluso cuando es sólo un niño pequeño (se le busca esposa antes de los diez años, Mariana de Austria, quien al morir Baltasar Carlos se casa con su padre, Felipe IV).
En estos momentos las Naves de Gamazo presentan también una segunda exposición, Roma, siempre, Roma: Infinitas Formas que recoge obras pertenecientes a la amplia colección de arte contemporáneo de la Fundación Enaire, con el nexo común de que se trata de obras visuales realizadas por 37 artistas españolas que han residido en la Academia de España en Roma gracias a las becas de creación e investigación promovidas por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), quien colabora en esta exposición.
Fantasías en El Prado no es una exposición amplia y la cartelería es escasa, por lo que no podemos recomendar un tiempo de visita determinado. La sala tiene personal sólo a la entrada, sumamente amable y colaborador, y las salas se vigilan por vídeo, lo que -unido a que no suele haber mucha gente visitando la exposición simultáneamente- convierte la visita en una experiencia cuasi-privada. No hay cafetería ni instalaciones especiales. La entrada es gratuita, se admiten perros y es totalmente apta para minusválidos.
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