España - Cataluña
Variaciones sobre la Condesa Rosina
Jorge Binaghi
Este recital se organizó en torno a la importancia -artística
y personal- que el personaje de la Condesa de Mozart tuvo para Victoria de los
Ángeles (también una gran Rosina rossiniana, de la que su Condesa constituía la
continuación).
Con esta ocasión se presentó por fin Miah Persson, que
había tenido que cancelar su compromiso el año pasado. Y el programa fue acorde
con lo que se proponía.
Comenzó con la cavatina de entrada del personaje en Las bodas de Fígaro, ‘Porgi amor’. La
voz, algo fría aún, exhibió un agudo metálico y con algo de tremolo, pero un
buen italiano y caracterización, y asimismo un buen legato. El estilo se le
supone, ya que Persson tiene en Mozart una de las columnas de su actual
repertorio, que le hemos visto en el Liceu por ejemplo. Prosiguió con dos de los
lieder más populares del salzburgués, y muy adecuados por temática, ‘Das
Veilchen’ y ‘Als Luise die Briefe’, los dos muy bien ejecutados y adecuadamente
diferenciados.
Después apareció, como no podía ser menos, Schubert, con
‘Du liebst mich nicht’ y el famosísimo ‘Dass sie hier gewesen’, de los que lo
único que cabe decir es que, si estuvieron bien, el segundo resultó superior al
primero.
De Haydn se escuchó luego uno de sus lieder en inglés,
‘Fidelity’, muy acertadamente traducido y con excelente articulación.
Tras un intermedio pianístico en el que Joseph Middleton
exhibió su talla de pianista ‘solo’ con la Fantasía en re menor K397 de Mozart,
la soprano presentó su versión de ‘Voi che sapete’, también de Bodas. Muchas sopranos lo hacen (la
misma De los Ángeles lo hacía) y Persson estuvo bien, pero en esta última parte
del concierto ella y Middleton lo hicieron todo muy (demasiado) rápido. Tal vez,
aunque más larga y comprometida, le habría convenido el nocturno de Susanna en
el último acto.
Siguió el célebre ‘An Chloe’, y luego ‘Piercing Eyes’ de
Haydn y de Schubert ‘Bei dir allein’ y el extraordinario ‘Rastlose Liebe’ que
aquí no duró casi nada, justamente por esa prisa que marcó también las obras
anteriores.
Asimismo se suprimieron de la segunda parte otros cuatro
de sus lieder dada la extensión del programa (y se comprende). Así, tras la
pausa, se escuchó la larga y difícil aria de concierto ‘Ch’io mi scordi di
te?’, que con sus diversas partes son una prueba de fuego para cantante y
pianista. A Middleton le resultó más fácil. Persson estuvo en general muy bien,
pero en la sección final acusó algún cansancio en la administración de la
respiración y las ornamentaciones (y para variar, en particular el trino) fueron
más esbozadas que realizadas. La expresividad sí estuvo fuera de
cuestionamiento.
Volvió Middleton solo para una transcripción del ‘Ave
verum corpus’, algo menos enjundiosa que la anterior Fantasía.
El programa terminó con un lied esta vez en alemán de
Haydn ‘Das Leben ist ein Traum’ (bien), seguido de la gran escena y aria de la
Condesa del tercer acto de Bodas (‘E
Susanna non vien… Dove sono) en la que Persson consiguió lo que fue quizá su
Mozart más destacado de toda la velada.
Como bis cantó notablemente la célebre canción de Grieg
‘Jeg elsker dig’ (Te amo) donde pudo finalmente cantar en su lengua materna.
Antes de la primera parte se habían exhibido como ‘nuevos
artistas’ el barítono Arvid Fagerfjäll acompañado al piano por Malte Schäfer en
un interesante diálogo entre cuatro de los Mörike Lieder de Hugo Wolf y
tres de las fábulas de La Fontaine puestas en música por André Capelet. De este
último se oyeron, en óptimo francés, ‘Le corbeau et le renard’, ‘La cigale et
la fourmie’ y ‘Le loup et l’agneau’ a las que se dio un tono irónico no sólo
por el contenido sino por la escritura musical que exigía falsete al cantante y
resultaron muy interesantes. De Wolf se escucharon ‘Auf einer Wanderung’ ‘Im
Frühling’, ‘An den Schlaf’ y, la mejor realizada de todas, ‘Die Geister am
Mummelsee’.
El barítono tiene una voz algo extraña, pero bien emitida y con buena técnica e intención, y el pianista es muy atento e intenso (a veces demasiado). Obviamente en esta parte no hubo nada que reflejara la temática general del recital ‘principal’. Localidades agotadas (¡) y mucho éxito entre el público.
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