Reportajes
Cambio climáticoXCVIII El Glacier Express, ventanal hacia los Alpes Suizos y sus habitantes (II)
Juan Carlos Tellechea
En Realp, el tren Glacier Express, del Ferrocarril Rético, desaparece en el túnel de base del Furka, construido en 1982. ¡No habrá pasado gente durante milenios por este puerto de montaña (a 2453 metros sobre el nivel del mar)! Pues, es casi seguro que el general Aníbal Barca, en el 218 a.C., desaprovechó la histórica oportunidad de utilizar aquí una de las rutas más famosas de los Alpes, cuya cima delimita los cantones de Uri y Valais, para pasar con sus elefantes probablemente a través del Col de la Traversette, muchísimo más al suroeste.
Hipótesis
aparte, recorrer con la mirada esta densa orografía helvética es fascinante.
Quienes no perdieron la ocasión de inmortalizar el paraje fueron los productores
y el director de la película británica de espionaje Goldfinger,
tercera del actor Sean Connery,
encarnando al legendario agente James Bond 007, algunas de cuyas escenas de
suspense y tiroteo fueron rodadas sobre esta serpenteante carretera.
Mientras
admiramos cómodamente desde el tren el paisaje, este viernes 6 de octubre a eso
de las 14 horas, reina aquí una temperatura de 17 grados centígrados. No hay ni
rastros de nieve en las laderas de las montañas. Si nevó en algún momento, hace
mucho rato que el blanco manto quedó derretido. El verano se está prolongando
lánguidamente dentro del otoño en estos días y es bastante probable que
sobrevenga otro invierno suave, como en los últimos años.
El Comité
Olímpico Internacional (COI)
ha hecho sonar las campanas de alarma recientemente al constatar a través de
dos estudios científicos las "dramáticas consecuencias del cambio climático"
para la futura adjudicación de los Juegos Olímpico de Invierno. A partir de
2040 solo diez países podrán albergar definitivamente las competiciones de
nieve, entre ellos Suiza, por lo que se está discutiendo en el seno del
organismo con sede en Lausana,
la posible opción de un sistema de rotación para estos Juegos.
Está ocurriendo todo lo contrario de lo que experimentara Johann Wolfgang Goethe, a la sazón de 30 años de edad, en el segundo de sus viajes a Suiza; emocionado escribía el 12 de noviembre de 1779:
Nos hundimos en la nieve profunda [...] después de cuatro horas y media de marcha llegamos a la silla del Furka, en el cruce donde se separan Valais y Uri. Un buitre (ndlr: quebrantahuesos) voló sobre nosotros a una velocidad increíble, era el único ser vivo que encontramos en estos desiertos. [...] Los porteadores, que con gran alegría hablaban de nuestra expedición concluida con éxito, elogiaron nuestra rara habilidad para caminar y aseguraron que no lo intentarían con cualquiera.
Tiempos modernos
Más de
200.000 huéspedes de todo el mundo viajan cada año en el Glacier Express entre St. Moritz y Zermatt, tanto en verano
como en invierno, gracias a este túnel de 15,4 kilómetros de longitud, que
conecta la Suiza central con el valle del Ródano. El agua temperada
a 16 grados que se extrae del túnel del Furka se utiliza para calentar
viviendas. Esto ocurre también con los desagües de muchos túneles de Suiza. El
agua recogida de ellos se emplea después para calefaccionar o refrigerar
edificios.
El Ródano nace en el glaciar
homónimo a 2290 metros sobre el nivel del mar, en los Alpes lepontinos suizos,
en el distrito de Oberwald.
El río más importante de la vertiente mediterránea, recorre 812 kilómetros a
través de Suiza y Francia hasta desembocar en el Mare nostrum, cerca de Marsella. Los griegos
remontaron esta vía fluvial hasta los Alpes a partir del 600 a.C y dejaron su
impronta allí en los primeros cultivos de viñedos en torno al Lago de Ginebra;
algunas de estas cepas, hoy denominadas autóctonas, están lejanamente
emparentadas con otras vides originarias de Egipto, traídas por los helenos en
aquellas incursiones, según modernos análisis genéticos.
Desaparición de los glaciares suizos
Durante la glaciación
cuaternaria, el glaciar del Ródano
llegaba hasta Lyon
(Francia) y formó el valle que lleva su nombre. Todo el valle estuvo cubierto
por 145 glaciares durante la última glaciación. Solo cuando éstos se
derritieron se formaron el lago de
Ginebra y el paisaje fluvial del valle del Ródano que conocemos en
nuestros días.
El poderoso
Ródano, por su parte, ha sido domado y corregido varias veces. Ahora, los
últimos planes quieren volver a darle más espacio y amplitud. Dado que el
glaciar del Ródano se encuentra en la carretera del paso de Furka, un
itinerario de viaje clásico a través de los Alpes uraneses, es el de
más fácil acceso de Suiza y el más observado de cerca por los climatólogos y
glaciólogos.
Hace unos cientoquince mil años
comenzó el último periodo frío de la historia de la Tierra, y con él una época
llena de acontecimientos en la que los glaciares de los Alpes avanzaron
repetidamente hacia la meseta central, retrocedieron y volvieron a expandirse.
En este proceso, las poderosas corrientes de hielo excavaron valles como el del
Ródano y arrastraron consigo el material rocoso, desde sedimentos finos hasta
rocas de varios miles de toneladas. Este "lecho", depositado en forma
de morrenas, forma hoy la verde y accidentada región prealpina. Los cantos
rodados, que pesan varias toneladas y se conocen como bloques erráticos, se
encuentran diseminados por la meseta central, en los valles alpinos o en el
Jura.
Uno de los
investigadores, el profesor Dr Daniel
Farinotti, catedrático de Glaciología de la Universidad Politécnica
de Zúrich (ETH Zürich) y coautor de uno de los más recientes estudios sobre la
desaparición de los glaciares en los Alpes suizos por el cambio climático,
afirma que durante el siglo XX el clima fue, en general, desfavorable para los
glaciares. Sin embargo en las década de 1920 y 1980 la masa también volvió a
crecer en casos aislados y se produjeron avances individuales de los glaciares.
El análisis de las capas de hielo permite constatar los efectos que han tenido
las diferentes fases de la presencia del Hombre sobre la Tierra. El
investigador, cuya universidad trabajó conjuntamente con el Instituto Federal
Suizo de Investigación Forestal, de la Nieve y del Paisaje (WSL), explica que:
Aunque hubiera crecimiento en períodos más cortos, sigue siendo importante vigilar el panorama general. Nuestra comparación entre los años 1931 y 2016 muestra claramente que hubo un marcado retroceso de los glaciares durante este periodo.
Gruta de hielo
Además, el
volumen de los glaciares disminuye a un ritmo cada vez más rápido, como
demuestra de forma impresionante la red de medición de glaciares de Glamos, gestionada por la
ETH de Zúrich. A modo de comparación: mientras que los glaciares perdieron la
mitad de su volumen entre 1931 y 2016, han perdido un 12% adicional desde 2016
hasta hoy (ndlr: datos de 2022), es decir, en solo 6 años.
Agrega el
profesor Dr Farinotti que:
El retroceso de los glaciares se está acelerando. Observarlo de cerca y cuantificar sus dimensiones históricas es importante porque nos permite deducir las reacciones de los glaciares ante un clima cambiante. Esa información es necesaria para elaborar escenarios glaciares fiables para el futuro.
Apeándose
del tren, y siguiendo rigurosamente las necesarias precauciones de seguridad,
porque el helero se está derritiendo de forma acelerada con el cambio
climático, los visitantes pueden llegar fácilmente a pie a una gruta de hielo formada
entre las grandes masas del glaciar, de unos 1150 siglos de antigüedad. Pese a
todas las medidas de protección adoptadas para enlentecer el proceso de
derretimiento, verbigracia cubriendo sus superficies con telas especiales que
reflejan (y no absorben) la luz solar, los cálidos rayos del astro rey ya han
comenzado a perforar el techo del helado tunel, tornándolo paulatinamente más
peligroso.
Historia reciente
Durante las
cinco primeras décadas a partir de 1925, el ferrocarril circulaba a
2.200 metros sobre el nivel del mar, por la línea de montaña del Furka, desde
donde era posible ver el glaciar del Ródano que dio nombre a este tren, el Glacier. El tramo era
propenso a las avalanchas. Con la electrificación del sistema ferroviario y el
nuevo túnel, la línea de montaña quedó cerrada, pero solo para los antiguos
trenes con locotomora de vapor. Ni que decir tiene que el carbón (y el
hollín que despide tras su combustión) utilizado para calentar sus calderas no
se lleva bien con el cambio climático. El CO2
permanece en la atmósfera hasta 1000 años, un lapso bastante largo en
comparación con el metano
que demora una década y el óxido nitroso
aproximadamente 120 años.
Sin
embargo, sus entusiastas aficionados, reunidos en varias
asociaciones, una fundación de carácter privado y una sociedad anónima,
se dedicaron entonces a conservar y explotar en verano esta línea de nostálgica
evocación, financiándola con donativos de particulares.
Las
históricas locomotoras, que habían sido vendidas a Indochina/Vietnam,
fueron
readquiridas y restauradas después de la Guerra para que siguieran
prestando servicio a estos forofos de los trenes antiguos. El tradicional
puente basculante Steffenbach,
entre Realp y Tiefenbach, a 1765 metros
sobre el nivel del mar, es protegido en invierno contra eventuales avalanchas
de nieve, montando y desmontando su estructura cada año. La interrupción de las
vías no supuso ningún problema en la medida en que, de todos modos, la línea no
estaba preparada para el invierno. La idea de construir este puente partió del
otrora ingeniero jefe del Ferrocarril Rético, Erminio
Bernasconi.
Derretimiento
Sin
embargo, ya no se puede ver el glaciar del Ródano, ni siquiera desde la
montaña. Las gigantescas masas de hielo han retrocedido considerablemente y en
el verano de 2022 perdieron ocho metros de espesor. Las fuentes fluviales que
sirven al abastecimiento de agua dependen de los glaciares, que se están
derritiendo cada vez más rápido, según la Comisión Suiza para la Observación de la Criosfera,
de la Academia Suiza de las Ciencias:
''Dos años extremos destruyeron el 10% del
volumen de los glaciares suizos. Un año extremo sigue al otro: Los glaciares
suizos perdieron el 6% de su volumen en 2022 y el 4% en 2023, el segundo mayor
descenso desde que se iniciaron las mediciones. En total, el 10% del volumen de
hielo desapareció en solo dos años''. De esta circunstancia no ha escapado
tampoco el gran glaciar Aletsch,
el mayor de los Alpes y de Europa continental, cerca de la ciudad de Brig, (del celta
''Briga'', colina o colina fortificada) también en el cantón del Valais.
Juramento eterno
Pero vayamos por partes. Fue en el hoy cantón
de Uri,
en la pradera de montaña de Rütli,
de seis hectáreas de superficie y a 480 metros de altitud, donde, según la
leyenda, los delegados de los cantones originarios (Uri, Schwyz y Unterwalden, hoy Obwalden y Nidwalden)
juraron el 1 de agosto de 1291 el pacto eterno de Waldstätten, cuna de la Confederación Helvética
(8,7 millones de habitantes) y de su democracia directa.
En esta ''alp'', como denominan los
suizos a sus praderas alpinas, convertida en monumento nacional, y en su
cruenta lucha contra la opresión de los Habsburgo, decidieron
''ser una sola
nación de hermanos,
sin que ninguna adversidad nos separe del peligro. Queremos ser libres. En la
más profunda necesidad prometemos ayudarnos mutuamente, permanecer unidos en la
lucha contra los vögte
(señores feudales) y no
doblegarnos ante la violencia. Si hay alguien entre vosotros que no esté
dispuesto a sacrificar su vida, sus bienes y su sangre, que abandone este
círculo''.
Hoy, 732 años después de aquel acontecimiento,
los 5,6 millones de votantes helvéticos (con una participación electoral
cercana al 60%), pueden elegir su parlamento federal, así como sus parlamentos
comunales y cantonales; votan las leyes, e incluso pueden introducir nuevas
leyes o cambiar las existentes mediante iniciativas populares. El gobierno
suizo está formado por siete consejeros federales, elegidos por el parlamento
federal.
Rumbo al sur
El
Glacier Express circula por tres de los 26 cantones de Suiza, el de los Grisones,
el de Uri
y el del Valais.
La frontera con este último cantón mencionado se cruza a partir de Oberwald.
Los últimos y tranquilos kilómetros son cuesta abajo hasta Brig, en el valle del
Ródano. Esta pequeña localidad de 15000 pobladores ha sido siempre un
importante punto de tránsito en los Alpes.
El animado comercio trajo prosperidad a la
ciudad, como lo demuestra el palacio de Stockalper, importante
edificio barroco de Suiza. Kaspar von Stockalper fue
un comerciante hasta los tuétanos. Compraba y vendía todo lo que prometía
buenos beneficios: sal, minerales...y hasta mercenarios. A mediados del siglo
XVII construyó el camino de herradura del puerto de Simplon y lo convirtió en
la arteria principal de su empresa comercial.
Stockalper estableció un servicio de mensajería
entre Ginebra y Milán. Más tarde, Napoleón Bonaparte hizo construir un camino
fortificado sobre el paso. Utilizó el paso del Simplón como la conexión
este-oeste más corta entre Milán y París. "Pour faire passer les canons",
como decía. Esta obra maestra de la técnica moderna -la primera carretera
alpina transitable de Europa- se terminó en 1805. Hoy solo se tardan dos horas
en llegar a Milán. Los lugareños dicen que es aquí donde comienza
verdaderamente el sur. Los acogedores restaurantes con terrazas y jardines del
centro de Brig destilan precisamente ese aire meridional.
No mirar al norte
El Ferrocarril Rético, que el año pasado, en el
175º aniversario de su fundación, batió el
récord mundial de extensión (1906 metros de largo) y número de
vagones (100) de un tren (con 25 locomotoras) en las montañas, ha reconocido
desde un principio que el cambio climático plantea grandes desafíos y ha
reaccionado consecuentemente.
También ha evolucionado en lo que respecta a
reconocer el potencial del norte de Italia (Lombardía), motor económico de ese
país mediterráneo, e incluso en el transporte de mercancías por ferrocarril.
Lamentablemente demorará algún tiempo todavía hasta que las conexiones con los
puertos del Mar del Norte, pasando por Alemania (con ruinosa infraestructura
ferroviaria en estos momentos), Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo se hagan más
fluidas hasta Suiza y la península itálica, a través de los Alpes.
Cepas autóctonas
El Glacier Express entra ahora en la región más
soleada de Suiza. Algunos de los vinos que se sirven a bordo son precisamente
del cantón del Valais. En lo alto de Visp se encuentra el
viñedo más elevado de Europa, a 1150 metros sobre el nivel del mar. En las empinadas
laderas de Visperterminen
crecen algunas de las variedades de viñas autóctonas,
herederas de aquellas vides históricas, plantadas primero por los griegos y
después por los romanos. Las viñas crecen hoy en varias regiones helvéticas.
Para los valenses, acostumbrados al duro
trabajo en la montaña, lo más importante es la libertad. Se describen a sí
mismos como algo testarudos y les gusta vivir en soledad. Los valenses se
trasladaron al norte desde el Alto Valais hace más de
700 años, fundaron asentamientos en las regiones alpinas más inhóspitas y
cultivaron la tierra en sus valles. En el proceso, conocieron a los romanches,
que ya llevaban tiempo viviendo en los Grisones. La convivencia era a veces
difícil. Verbigracia, el matrimonio entre valenses y romanches estuvo prohibido
durante mucho tiempo. Pero se respetaban.
El peculiar dialecto de los valenses es una de
sus características más distintivas y el único rasgo cultural que aún perdura.
En la región de Surselva,
por donde pasamos antes, los pueblos de Obersaxen o Vals, son islas que
mantienen vivo el dialecto
valesano alemán. Ilanz,
la primera ciudad del Rin, es considerada el centro de esta singular región,
donde además del turismo, son especialmente importantes la agricultura y el
pequeño comercio.
Suabos y valenses
Algunos
apellidos, como Ulrichen,
Gluringen, Ritzingen, Selkingen o Blitzingen, que perviven
en los nombres de los pueblos del Valais en el distrito de Goms, son originarios de
Suabia, en el sur de Alemania. No debe extrañar, porque los alemanes emigraron
desde allí en el siglo IX. El pueblo de Ulrichen se considera el hogar original
de los valenses, de los que oímos hablar al principio de esta travesía.
Estos
pequeños pueblos de Goms han conservado su estilo original. Las casas, con
techos de tejas, están construidas con madera de alerce quemada por el sol. Los
graneros se levantan sobre grandes placas de piedra de granito para impedir que
los ratones accedan a las provisiones. La importancia de la agricultura en Goms
sigue patente hoy en día en los numerosos graneros y establos junto a la vía
férrea.
Quesos
Uno de los
platos de queso más conocidos de Suiza procede de esta región: la raclette. El queso de
montaña curado se sostiene con la superficie cortada contra un fuego abierto
hasta que el queso se derrite; se lo extiende sobre un plato y se lo sirve con
patatas o pepinillos. No confundir con la fondue, que es
originaria de la región del macizo del Jura y del norte de los
Alpes. De todas formas, las dos variedades son servidas a pedido en el tren. La
excelente selección de quesos suizos,
abarca más de 450 variedades (producidas con leche de vaca, de oveja y de
cabra); es mucho más amplia de la que se conoce tradicionalmente en el
exterior.
La dinastía Ritz
Uno de los
ilustres hijos más famosos del Valais es César Ritz, nacido en 1850
en el recoleto pueblo de Niederwald.
Quien se convertiría con el tiempo en el padre de la hostelería moderna era uno
de los 13 vástagos del alcalde local. Su padre lo sacó de la escuela, porque
era muy perezoso para estudiar. A los 17 años se trasladó a París, donde desde
muy abajo comenzó a su carrera como hotelero, y pese a los consejos en
contrario del propietario de un hotel del Valais. Ritz se inició como
lustrabotas, para ascender después a portero y a camarero de habitaciones.
Rápidamente
dirigió varios grandes hoteles gracias a sus brillantes ideas para atender a
una clientela adinerada. En 1898, abrió su primer hotel de lujo propio en
París: el Ritz del número 15 de la Place Vendôme, al que siguieron casas en
Madrid y en Londres, Roma, Cannes o Fráncfort. César Ritz dejó su huella en
muchas ciudades de Europa y Estados Unidos. Hoy en día, las principales
direcciones de todo el mundo pertenecen al Ritz-Carlton Hotel Group.
César Ritz, su esposa y su hijo regresaron más tarde a Goms y encontraron aquí
su última morada. Su segundo hijo, Charles, dirigió el
exitoso grupo hotelero durante décadas.
Esquí
El alto
valle de Goms lleva hasta ahora la etiqueta de nieve segura. Más de 100
kilómetros de pistas de esquí de fondo preparadas y senderos a lo largo de la
ruta del Glacier Express son un paraíso para los esquiadores de fondo y los
excursionistas de invierno. En verano, la región es ideal para practicar
ciclismo y senderismo.
Aquí es
también seguro que hay cristales. La cuestión es encontrarlos, porque la
radiación tiene mucho que ver con la psicología. Solo se ve lo que se espera
encontrar, afirma el destacado mineralogista Ewald Gorsatt,
quien está convencido de este aserto. Este valense lleva muchos años buscando
minerales en el valle del Binn.
Su mayor
hallazgo fue una pieza de 300 kilos de cristal de roca en una grieta. En la
región hay 200 tipos diferentes de minerales, entre cristales de roca, cuarzo
ahumado o calcita. Ninguna otra zona de los Alpes es tan rica en minerales como
el valle del Binn. Los cristales tienen entre 10 y 20 millones de años.
Las cabras
En verano,
las típicas cabras de cuello negro del Alto Valais se ven a menudo en las
laderas y en el valle. Llama la atención su larga cabellera. La cabeza, las
patas delanteras y la parte delantera del cuerpo hasta detrás de los hombros
son negras, la parte trasera es blanca. La cabra de cuello negro es de
constitución fuerte y se siente como en casa en los ásperos Alpes.
Junto con
el Cervino, el Eiger, el Mönch y el Jungfrau son las montañas más famosas de
Suiza. Al norte, bordean el glaciar más poderoso de los Alpes: el glaciar
Aletsch, de unos 23 kilómetros de largo. Está formado por unos 27.000 millones
de toneladas de hielo y tiene 900 metros de profundidad en su punto más grueso.
Promesas y riego
La zona del
Gran Glaciar Aletsch,
junto con el bosque del mismo nombre y las montañas circundantes, forma parte
del Patrimonio Natural Mundial de la UNESCO: el espacio Jungfrau-Aletsch-Bietschhorn.
Hoy en día, muchas familias disfrutan de la naturaleza en los pueblos sin
circulación de automóviles. Los teleféricos conducen desde Fiesch, Betten y Mörel hasta el altiplano.
En el
pasado, el enorme glaciar amenazaba a la comunidad del valle de Fiesch. El agua
de un lago glaciar destruyó repetidamente a la comunidad. Por ello, en 1678,
los católicos de Fiesch hicieron un voto para acabar con las fuerzas de la
naturaleza. El papa de la época (Inocencio XI) lo aprobó
personalmente. Desde entonces, cada año se celebra una procesión con oraciones
contra el crecimiento del glaciar.
Debido al
calentamiento global y al cambio climático, el hielo del glaciar se derrite
ahora más rápido que nunca. Urge preservarlo como reserva de agua potable y
como atracción turística. Con la bendición pontificia de Francisco, los valenses
del valle de Fiesch pudieron revocar sus votos. Ahora rezan por el crecimiento
del glaciar. Un buen número de soldados del Valais compone la legendaria Guardia Suiza
del Vaticano, actualmente de 135 hombres.
Con estas temperaturas y la falta de lluvias
desde hacía muchos días, no era de extrañar que los habitantes del Valais
regaran el césped y los cultivos de sus jardines, como se podía ver al paso del
Glacier Express por sus terrenos junto a la vía, en los pequeños poblados de
montaña cerca del glaciar Riedgletscher
y de la pequeña estación ferroviaria de St. Niklaus,
no lejos de la comuna de Grächen.
Rumbo a Zermatt
El Glacier
Express recorre en estos momentos el valle más profundo de Suiza en dirección a
Zermatt y al monte Cervino (Matterhorn, en
alemán). Los valenses creen que Dios caminó una vez sobre las colinas y valles
de esta región. Cerca de Zermatt, su bastón se atascó en la roca. El Altísimo
intentó sacar el bastón con todas sus fuerzas, pero la parte superior se
rompió. La punta, sin embargo, permaneció firmemente anclada en la piedra.
Desde
entonces, los valenses llaman Matterhorn' a la parte rota del bastón de
divino. Al menos así lo cuenta la leyenda. En Stalden, el tren
panorámico entra en el tramo más empinado de toda la ruta: el tren sube 125
metros en un kilómetro. Esto solo es posible gracias a una sofisticada
tecnología de cremallera. Se nota inmediatamente cuando la rueda dentada se
engancha en la vía. El tren frena y se siente una ligera sacudida, pero muy
tenue.
En los
últimos kilómetros antes de llegar a Zermatt, los pasajeros se maravillan con
las acrobacias circenses de las camareras que van y vienen con bebidas sobre
sus bandejas de servir. La única forma de llegar a esa ciudad alpina sin
automóvil es en tren. Desde mediados del siglo XIX, Zermatt es para los
alpinistas lo que St. Moritz para los seguidores de la alta sociedad inglesa.
Picos
Los
turistas ingleses fueron los pioneros en los viajes a Zermatt; lo hicieron por
primera vez en 1800, mas no había posadas y los viajeros se hospedaban en la
casa del cura de la localidad. La primera posada se abrió en 1839. En 1857
fundaron en Zermatt el Club Alpino
Británico. Casi un tercio de todos los picos de más de 4000 metros
de los Alpes se agrupan en torno a Zermatt. Desde Zermatt, Täsch y Randa se alcanzan 38 picos de más de 4000.
Al este, el Dom,
se eleva a 4545 metros de altitud. Es la montaña más grande situada enteramente
en Suiza. Al oeste se halla el Weisshorn con 4505 metros
sobre el nivel del mar. Para muchos, el punto culminante de un viaje en el
Glacier Express es el trayecto en el Gornegratbahn.
Desde el Gornergrat,
a 3135 metros de altitud, se disfruta de una vista impresionante de la montaña
más fotografiada del mundo, el Cervino
(Matterhorn), sobre todo al atardecer.
La región
de Zermatt se ha convertido en un bastión para los alpinistas y guías de
montaña. Hoy en día existe un Museo de guías de montaña en St. Nikolaus. Más de 300 primeras
ascensiones en todo el mundo pueden atribuirse a los guías de montaña de este
pequeño pueblo del Valais. Zermatt se encuentra a los pies del Cervino. El
Cervino, con sus 4478 metros de altura, fue uno de los últimos retos para los alpinistas.
Víctimas mortales
Durante
seis veranos, el británico Edward Whymper intentó escalar la montaña. Cada
intento fallido reforzaba el mito de la inaccesibilidad de la montaña. Se
desató una carrera, porque otros alpinistas también querían ser los primeros en
alcanzar el Cervino. En 1865, el grupo de Whymper consiguió realizar la primera
ascensión. Desde Zermatt, subieron a la cumbre por la arista Hörnli. La alegría
fue enorme, pero también efímera. En el descenso, uno de los escaladores
resbaló y arrastró a cuatro compañeros a la muerte. Afortunadamente, la cuerda
se rompió y los otros tres escaladores resultaron ilesos. La cuerda rota se
encuentra ahora en el Museo del
Cervino de Zermatt. Desde entonces, unos 500 alpinistas han muerto
en el Cervino.
Olímpicos de invierno y chocolates
Volviendo brevemente al muy complejo tema de
los próximos Juegos Olímpicos de Invierno, éstos tendrán lugar en Milán y
Cortina d”Ampezzo, en Italia, en 2026. El COI se apresta a decidir sobre las
sedes de los Juegos de Invierno de 2030 y 2034. Suiza, Francia y Suecia se
encuentran entre los posibles candidatos para 2030.
Y una
última mención sobre el Cervino, que al parecer inspiró al inventor suizo Theodor Tobler (hijo del
fabricante de chocolates Jean Tobler).
En 1908 Theodor Tobler vendió por primera vez el chocolate Toblerone con la típica
forma del Cervino. Hoy, la singular barra de Toblerone pertenece a Suiza como
el Cervino pertenece a Zermatt.
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