Artes visuales y exposiciones
Hijos de AbrahamFrieden: Apartar la mirada de la guerra
Juan Carlos Tellechea
Frieden (Paz), se titula una nueva e interesante exposición de gran actualidad, que tiene lugar desde el 6 de noviembre al 26 de mayo de 2024 en el Museo Judío de Viena (JMW, su sigla en alemán).
En tiempos de guerra, tanto en el Cercano Oriente como en Europa, la institución sitúa a la Paz en el centro de esta exhibición que fue concebida mucho antes del bárbaro ataque perpetrado por la organización terrorista Hamás el sábado (sabbat) 7 de octubre de 2023 contra civiles en territorio de Israel.
Paz interior
Si quieres la paz, prepárate para la guerra (si vis pacem, para bellum), decía el escritor romano Flavio Vegecio Renato. Pero, si quieres mantener la paz con los demás, primero tienes que encontrar tu propia paz interior, es la lección que dejan estos graves hechos acaecidos hoy bajo el nuevo gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, controvertido por su política de asentamientos judíos en territorios palestinos y por su polémica reforma de la Justicia israelí, entre otras posturas negativas.
La muestra, comisariada por los historiadores Tom Juncker y Adina Seeger, conservadores del Museo, subraya su trascendencia y vigencia y pone trágicamente de manifiesto la omnipresencia de la violencia y la guerra.
El motivo original de esta muestra era la guerra de agresión lanzada por Rusia en Ucrania el 24 de febrero de 2022. Después se intensificó el conflicto del Cercano Oriente; entretanto, Paz, rica en símbolos aparentemente huecos y visiones fallidas, se ha convertido en una exposición sobre su imposibilidad. Aunque procura inspirar la reflexión y quizás incluso dar alguna esperanza de que pueda alcanzarse, por fin, la concordia.
No hubo premonición
La directora del Museo Judío de Viena, la historiadora Dra Barbara Staudinger, aclaraba el día de su inauguración oficial:
No. Esta exposición no se ha creado en las últimas cuatro semanas. Eso sería casi un milagro, dado todo lo que sabemos sobre la capacidad de reacción de los museos (en general y de los vieneses en particular).
No. La exposición especial Paz, que se inaugura hoy en la sede del Museo Judío, en la Judenplatz (la Plaza de los Judíos), fue concebida hace meses a raíz de la guerra rusa contra Ucrania. Especialmente en tiempos de guerra, necesitamos apartar la mirada de la guerra, que ocupa toda nuestra atención, y pensar en lo que puede significar la paz.
Sin embargo, el concepto se ha adaptado recientemente. Del foco ucraniano solo parece haber quedado una obra de arte, pero de gran fuerza: la artista Zoya Chaerkassky-Nnadi, nacida en Kiev en 1976 y emigrada a Israel en 1991, ha vuelto a pintar una serie en la que representa su infancia soviética de aspecto apacible. Sus acuarelas, que antes evocaban ese engañoso idilio, dan paso hoy a representaciones de la guerra en Ucrania.
La otra feliz niña socialista con camiseta de gimnasia, convertida en adolescente, se ase a su madre, presa del pánico, y ambas miran hacia un infierno. Mientras tanto, los voluminosos tanques de Putin convierten en escombros la antigua y magnífica autopista. Es otra forma de interpretar retrospectivamente el legado de la Unión Soviética como un falaz proyecto de paz.
Las profecías
Partiendo de diversos conceptos de paz, la exposición explora la relación entre la paz y el judaísmo, la política, la guerra, el feminismo y la justicia. Las perspectivas judías ocupan un lugar central. La exhibición pretende recordar el logro civilizatorio de la paz y se considera una contribución a una cultura de paz insuficientemente desarrollada. Una amplia gama de programas educativos hace tangible la complejidad del tema e invita a los visitantes a participar.
La muestra es la segunda de una nueva serie de exposiciones en el Museum Judenplatz (el Museo de la Plaza de los Judíos). Las exposiciones temporales están situadas sobre la sinagoga medieval destruida en 1421 y en las inmediaciones del memorial a las víctimas judías austriacas de la Shoá. Los temas de la nueva serie se han elegido de forma que puedan relacionarse con ambos y considerarse también mucho más allá de la historia judía y vienesa o austriaca.
Aprender a amar la paz
Los investigadores de la paz, Dres Wilfried Graf y Werner Wintersteiner han escrito un ABC de la paz para acompañar la exposición y que puede descargarse gratuitamente aquí. Las pruebas documentales del trabajo judío por la paz comprenden una amplia gama de materiales. El Dr Wintersteiner ha puesto importantes acentos en esta exposición que invita a la reflexión.
El Museo Judío de Viena (JMW) quiere hacer algo para contrarrestar el impulso bélico y rastrea la paz en esta muestra, en la que se presentan diferentes posiciones y significados utilizando obras de arte, objetos históricos y acontecimientos políticos.
Los comisarios Tom Juncker y Adina Seeger sostienen que:
Con esta exposición, nos centramos en el tema de la paz y cambiamos así de perspectiva: retiramos por un momento nuestra atención permanente de la guerra y nos centramos en la posibilidad de su ausencia. Los objetos expuestos son testimonios de una práctica pacífica vivida o ejemplos de compromiso político, activista, científico o artístico con la paz. Dan testimonio de su éxito y su fracaso, pero sobre todo del carácter procesual intrínseco a la paz.
Gandhi
La consejera ejecutiva de Cultura y Ciencia de la ciudad de Viena, la dramaturga, teatróloga y gestora cultural Veronica Kaup-Hasler, afirmaba en la inauguración de la exposición que:
Las palabras de Mahatma Gandhi 'No hay camino para la paz, la paz es el camino' son una misión para toda la humanidad. Porque el estado de paz en una sociedad solo puede alcanzarse mediante un trabajo constante sobre el 'nosotros'. Esto significa una comunicación incansable y el cultivo de las relaciones, así como soportar las diferencias en un esfuerzo por lograr una unión que permita la diversidad y el desarrollo de todas las partes de la sociedad. Este trabajo no tiene fin y no hay alternativa para la democracia. Especialmente en estos días de guerra, es de inmensa importancia que el Museo Judío se centre en este logro de la civilización en su exposición y haga así una importante contribución a la cultura de la paz.
Las mujeres continúan su lucha
Con este telón de fondo, algunas de las piezas expuestas parecen francamente trágicas, especialmente al contemplar un vídeo (2016), de la cantante Yael Deckelbaum, sobre el compromiso de las mujeres israelíes, musulmanas y cristianas con la paz. El movimiento cívico Women Wage Peace, fundado en 2014 tras la guerra de Gaza, cuenta ya con 45.000 miembros israelíes. El vídeo Prayer of the Mothers, de Yael Deckelbaum, muestra a activistas cantando y manifestándose con mujeres palestinas afines.
La Premio Nobel de la Paz liberiana Leyma Gbowee también da su opinión. La última concentración de Mujeres por la Paz tuvo lugar el 4 de octubre. Una amarga nota al margen: una de las fundadoras de Women Wage Peace, Vivian Silver, secuestrada el 7 de octubre, fue asesinada en cautiverio por la banda terrorista Hamas.
En este contexto, los visitantes de la exhibición Paz bien podrían estar de acuerdo con la afirmación de la obra de arte (2016) de Andi Arnovitz presentada aquí: “Lo único que queda por hacer con los Acuerdos de Oslo“; los documentos del prometedor acuerdo de 1993 están irónica y pulcramente grabados en rollos de papel higiénico.
Retrospectiva a los tiempos de paz
La Bandera de la Tierra Prometida de Friedensreich Hundertwasser (1978), que combina la estrella de David y la media luna en una bandera, es un recuerdo de tiempos más esperanzadores, una imagen de acogedora unión. El entonces canciller federal de Austria, Bruno Kreisky, solía enviar esta original pieza textil a los dirigentes árabes.
Los movimientos pacifistas del siglo XX están representados en el Museo Judío por una foto del psicólogo social e investigador de la paz Dr Herbert C. Kelman, profesor de Ética Social en la Universidad de Harvard, durante una manifestación contra la guerra de Vietnam, en Washington, y un cartel que convoca a una manifestación pacifista y antinuclear en Viena en 1982.
Shalom o la paz en las religiones
La exposición explora en tres salas los vínculos entre la paz y el judaísmo con la política, el derecho, el feminismo, el medio ambiente y la guerra, y se completa con programas de participación. La gran importancia de la búsqueda de la paz en las religiones se reconoce, entre otras cosas, mediante una explicación y representación gráfica del término Shalom.
La exposición presenta obras de arte de Larry Abramson, Andi Arnovitz, Zoya Cherkassky-Nnadi, Lenore Cohen, Astrid Rothaug y Osama Zatar, entre otros.
Se hace especial hincapié en el significado del término en el judaísmo. La obra del artista Larry Abramson ocupa un lugar central. La armonía de una "paz final" que abarque el mundo entero puede vincularse a la aparición del Mesías (el ungido): El término hebreo shalom (la paz sea contigo) ocupa un lugar central en el pensamiento judío.
Ramas y brotes en flor, colocados unos en relación con otros en ocho grabados del artista israelí Larry Abramson, crean la frágil tipografía de Shalom Shalom. La fragilidad y lo quebradizo de las ramas no solo pone de relieve la indefensión ante la guerra, sino también el carácter de fraseo que las palabras han ido adquiriendo con el paso del tiempo, explica el comisario Tom Juncker. La antigua sabiduría rabínica subyace a la constatación de que la verdadera paz solo puede brotar de la interacción de la justicia y la verdad.
La contribución de la artista ucraniana Cherkassky-Nnadi contrasta la vida en tiempos de paz con la vida en tiempos de guerra. Isaías nº 1, de Osama Zatar, se basa en la famosa cita bíblica de Isaías 2:4: en lugar de "convertir las espadas en rejas de arado", un arma de fuego se ha convertido en una pacífica pala.
El reparto del mundo en Yalta
El monumental lienzo Entre la guerra y la paz (1995) de Vitaly Komar y Alexander Melamid, cedido por el mumok de Viena, domina la sala principal, y reinterpreta la icónica imagen de Yalta de los tres jefes de Estado aliados, Winston Churchill, Iosif Stalin y Franklin Roosevelt, como testimonio del acontecimiento de la salvación.
El propio Jesús, el ungido, el Mesías (en hebreo), el Cristo (en griego), vestido de rojo vigila a los políticos, protege a la troika, en una visión intimidatoria de la paz. Los bustos de George Washington y Vladimir Ilich Ulianov “Lenin” confieren a los líderes mundiales un gran poder y polvo de yeso desde arriba. ¿Es así como rinden homenaje a la "paz"? De hecho, en la década de 1990, el "Soc-Art" à la Komar/Melamid se esforzó por recuperar el contenido pictórico "mágico", con vistas al ya irrelevante compromiso del Realismo Socialista.
Judías, musulmanas y cristianas
La importancia de las mujeres, sobre todo de la Premio Nobel de la Paz Bertha von Suttner (1843-1914), para los movimientos pacifistas desde la Primera Guerra Mundial se pone de relieve mediante fotografías y documentos. Las mujeres de Women Wage Peace anunciaron hace poco que continuarán su lucha por la paz, pese a todas las adversidades de la guerra en el Levante.
Ésta ha dado a la pequeña exposición, muy concentrada, una actualidad y una fuerza aún mayores de lo habitual, la de una invocación implorante por la Paz. Como muestra temporal, complementa la narración sobre la comunidad judía medieval de Viena, que también ocupa la atención de una exhibición paralela en este Museo, sobre la que nos referiremos en una próxima reseña.
Destrucción
La comunidad judía medieval fue destruida y disuelta en 1420/21, y son las referencias a las tradiciones más antiguas las que confieren a la lucha por la paz el peso que merece. La exposición, museísticamente muy bien concebida, rodea su temática de forma asociativa: con la ayuda de un montón de pequeñas indicaciones, aceptando (aparentes) digresiones, los carteles artísticos están colocados con moderación.
En solo tres salas, hay espacio para una plétora de diseños de paz. El retoño de un caqui de Nagasaki en el vestíbulo del Museo continúa la tradición de contrarrestar el bombardeo atómico del 9 de agosto de 1945 con una señal de esperanza, que produce oxígeno, por supuesto.
Se exponen dos candelabros de Sabbat de 1820, y es triste darse cuenta de que la vida judía vuelve a ser objeto de una gran hostilidad, incluso en esta parte del mundo, donde el antisemitismo ha causado tantos estragos y víctimas mortales a lo largo de los siglos.
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