Austria
Marco Arturo Marelli, un Falstaff de leyenda
Juan Carlos Tellechea
Va camino de convertirse en legendaria la escenificación que hizo en 2003 en la Ópera Estatal de Viena Marco Arturo Marelli de la última de las grandes óperas bufas italianas, Falstaff, postrera pieza lírica escrita por Giuseppe Verdi, con libreto de Arrigo Boito. La versión de , esta vez bajo la batuta de Thomas Guggeis, iba ya por la 53º representación esta tarde y seguía tan fresca y campante como en su estreno. Tras su reposición en 2021 forma parte ya del calendario de la Wiener Staatsoper, lógicamente con algunos nuevos solistas. La sala estaba colmada de público hasta el techo.
Dicho sea al margen, había muchos turistas, en su mayoría correctamente vestidos, pese a las altas temperaturas reinantes en Viena en estos días (alrededor de 36 grados centígrados). Es preferible no ir de bermudas o pantalón corto porque puede resultar difícil entrar o conseguir un billete. Otro tanto ocurre con el elegante restaurante del tradicional Hotel Sacher, a la vuelta de la esquina, donde a quien haya hecho una reservación y acude con indumentaria inapropiada no se le permite sentarse a la mesa; a lo sumo le dan al huésped una hora de tolerancia para que se cambie de ropa.
Precisión
En fin, la trama de esta comedia lírica en tres actos de Verdi gira en torno a los esfuerzos infructuosos del caballero Sir John
Viejete y gordo, Sir John se acomodó en la ruinosa posada Zum Hosenbande (Al cinturón del pantalón) de Windsor. Debido a sus dificultades financieras se propone probar suerte con las mujeres de la sociedad local. Él cree ser todavía el amante irresistible de pasados tiempos. Ingresa a esa vida cotidiana, aburrida y gris de la ciudad y trata de evolucionar con ella.
Verdi no quería volver a escribir una ópera bufa, tras el fiasco de Un giorno di regno (1840), pero al final compuso Falstaff, estrenada en 1893, como el último clímax supremo de su vida. El compositor concluye que todo puede devenir en una divertida comedia y Marco Arturo Marelli comparte esta alegría con su básico concepto de dos mundos completamente diferentes, el colorido universo de Falstaff y el de la aburrida sociedad burguesa de Windsor.
Dos mundos
La genial e innovadora escenografía de Marelli ofrece además un amplio margen de desarrollo en su conjunto. Con una pendiente (o ladeo) del escenario, de plano inclinado movible, el cambio entre los dos mundos es muy rápido y sin complicaciones; una gran ventaja de esta producción que no necesita de largos intervalos para que trabajen tramoyistas y utileros en los cambios de decorados.
Falstaff es asimismo una pieza de elenco y le permite a la venerable Ópera Estatal de Viena mostrar lo bien que funciona éste internamente. La felicidad de los solistas durante la actuación se reflejaba de forma permanente en sus rostros.
Jarana
Giuseppe Verdi y Arrigo Boito querían confrontar la exuberante hilaridad de Las alegres comadres de Windsor con la profunda tragedia existencial de Sir Falstaff, para que todo acabara en una jarana, y Marelli lo consigue con creces en su producción.
Luca Salsi, nada menos que un ex alumno del Conservatorio de música Arrigo Boito de Parma, es un gran intérprete de Sir John Falstaff y logra crear el exacto perfil de un aristócrata arruinado, un señor en el verdadero sentido del término, incapaz de perderse el respeto a sí mismo ni siquiera cuando yace por los suelos, casi en la miseria. Todo un acierto. , un verdiano de pura cepa, entregó una excelente interpretación vocal con su cálido registro de barítono, elegante fraseo y una dicción impoluta.
El solista tampoco tiene ningún problema con el difícil cambio de parlando a cantilena. Las alteraciones del humor son suaves y coloreadas. Luca Salsi no solo dispone de una rica paleta de medios expresivos, sino también de los recursos vocales para dar al papel los contornos apropiados, tanto en los registros graves como en los agudos. Sus notas altas, bien colocadas y de color metálico, son especialmente efectivas en los detallados monólogos.
Elenco
El Ford de Boris Pinkhasovich es vocalmente muy convincente e histriónicamente creíble como un esposo que se siente celoso y quiere investigar sobre las intenciones de Sir Falstaff hacia su mujer.
Hiroshi Amako estuvo muy bien y en las alturas requeridas en el papel de Fenton con un instrumento preciso para esta magnífica sala de la Ópera Estatal de Viena en la que tiene que tirar durante toda la velada.
Su timbre encaja maravillosamente con la diáfana voz de soprano de Slávka Zámečníková. Estos dos jóvenes amantes son el mayor éxito de la tarde; interpretan sus dos arias a la perfección, sin dejar nada que desear.
La agradable Alice Ford, con la voz grande y luminosa de Roberta Mantegna; la juguetona Mrs Quickly de Monika Bohinec; la hermosa, distintiva y brillante Meg Page de Isabel Signoret, completan este delicioso y redondo espectro de solistas.
El extraño Dr Cajus, encarnado por Norbert Ernst, así como el Bardolfo de Andrea Giovannini y el Pistola de Ilja Kazakov, dos tipos realmente raros, hacen de este reparto un balance sumamente satisfactorio.
Coro y orquesta
Bajo la égida de Thomas Guggeis (director general musical de la Ópera de Francfort del Meno y director artístico de los Museumskonzerte de esa misma ciudad) el coro de la Ópera Estatal de Viena (preparado por Martin Schebesta), y la orquesta de la Wiener Staatsoper sonaron fragantes y esplendorosos.
El joven director dejó en el público una excelente impresión de esta segunda comedia, todo un éxito en la carrera de Giuseppe Verdi, y tercer material basado en una obra de Shakespeare, después de Macbeth (1847) y Otelo (1887). Las estentóreas ovaciones y aplausos al final se extendieron merecidamente por largos y más largos minutos.
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