Artes visuales y exposiciones
Maestras, pintoras entre 1500 y 1900
Juan Carlos Tellechea
Una exposición que es todo un descubrimiento para el amplio público, con obras de las pintoras Artemisia Gentileschi, Élisabeth-Louise Vigée-Le Brun y May Cassatt, entre otras, tiene lugar en el Museo Arp Bahnhof Rolandseck (cerca de Bonn) desde el 25 de febrero al 16 de junio, en cooperación con el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. La exhibición se titula Maestras. Malerinnen 1500 – 1900 (Maestras. Pintoras desde el 1500 al 1900).
Estas mujeres fueron famosas en su época, eran solicitadas internacionalmente y, en algunos casos, actuaban en pie de igualdad con sus colegas masculinos. Sin embargo, al morir ellas, su presencia se desvaneció en la memoria de coleccionistas y museos, al quedar relegadas a un segundo plano frente a aclamados pintores clásicos y modernos evocados hasta hoy, como Rembrandt van Rijn, Antoine Watteau y Claude Monet.
Éstos permanecen omnipresentes en los escenarios museísticos de los siglos XIX, XX y hasta hoy. En cambio,
Las mujeres artistas de principios del siglo XX y el movimiento feminista del decenio de 1970 llamaron reiterada y específicamente la atención sobre estas pintoras olvidadas. Sin embargo, solo en la última década se han organizado cada vez más exposiciones monográficas o de estudio. Normalmente se centran en el siglo XIX, en el modernismo temprano o en mujeres artistas destacadas del pasado.
Investigación
La presente exposición ha sido concebida por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid y va acompañada de un proyecto de investigación de la feminista e historiadora del arte Dra Rocío de la Villa, catedrática de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Autónoma de Madrid. La exposición se ha ampliado y adaptado para el Museo Arp. Se han añadido obras tempranas de pintoras y, al mismo tiempo, se ha intensificado el diálogo con la Colección Rau para UNICEF, ya que ésta cuenta con un llamativo número de pintoras.
La muestra abarca desde la Edad Media hasta los inicios del modernismo, por lo que es una de las primeras exposiciones europeas que ofrece una panorámica de la contribución diversa de las mujeres a la historia de la pintura en todas las épocas, desde la iluminadora de manuscritos del siglo XII hasta la pintora barroca que trabajaba en el taller de su padre, pasando por las estrellas femeninas del arte de la Ilustración y las pioneras del modernismo en el siglo XIX y principios del XX. Las mujeres fueron artistas activas en todas las épocas, y es la historiografía la que se analiza en la exposición.
Cuestiones
¿Cómo eran las condiciones de trabajo de las mujeres artistas en el pasado? ¿Se les asignaban determinados campos de trabajo "clásicos"? ¿Cuándo pudieron desarrollarse creativamente por sí mismas? La exhibición pretende llegar al fondo de estas y otras cuestiones.
Hans Arp reconocía que su mujer, Sophie Taeuber-Arp, fue quien le '
mostró el camino hacia la belleza a través del ejemplo de sus claras obras y su clara vida. En ella, eternidad y fugacidad existen en perfecto equilibrio. Y así se completó el círculo.
Sophie Taeuber-Arp afirmaba por su parte que en el arte:
No hay reglas, ni de formas ni de colores.
Cinco secciones
La exhibición está dividida en cinco secciones. La primera, denominada Entre luces y sombras, 1200-1800, se centra en los conventos de la Edad Media, que ya albergaban a iluminadoras y autoras altamente especializadas, como Gisela von Kerssenbrock e Hildegard von Bingen, que crearon mundos pictóricos visionarios sin parangón. En la investigación de la historia del arte clásico, el gran número de monjas pintoras a menudo se categorizaba irrespetuosamente como arte folclórico o popular.
Esta clasificación no puede justificarse cualitativamente, ya que no eran en absoluto inferiores a sus colegas masculinos. Firmaban con confianza sus obras y a menudo aparecían en retratos a la altura de los acontecimientos religiosos de sus ilustraciones.
La hija del Tintoretto
En la Edad Media, muchas pintoras laicas trabajaban codo con codo, pero sin nombre en los talleres de sus padres y hermanos. Solo con el cosmopolitismo del humanismo salieron de sus sombras en el Renacimiento y principios del Barroco. Marietta Robusti, la hija mayor del Tintoretto (Jacopo Robusti), era el orgullo de su padre, quien se ocupó personalmente de su educación.
Marietta Elisabetta Sirani. Como a las mujeres no se les permitía asistir a las academias de arte, Elisabetta fundó rápidamente su propia escuela de pintura para mujeres en Bolonia, de la que salieron muchas pintoras profesionales.
La pintura de retratos, así como las grandes historias y alegorías bíblicas y clásicas, fueron algunos de los temas clásicos en los que trabajaron tanto hombres como mujeres de esta época.
Lo que pueden ellas
Artemisa Gentileschi afirmaba dirigiéndose a algún incrédulo amante del arte:
Mi Exaltado Señor, le mostraré lo que puede hacer una mujer.
La segunda sección (Vive l'Esprit – Un toque de libertad) enfoca el hecho de que la forja de ideas y carreras de la Ilustración del siglo XVIII fueron los salones regidos por influyentes mecenas femeninas, en su mayoría aristócratas, a la cabeza. En su círculo se extendería una cultura de libertad, especialmente para las mujeres y las artistas. Angelika Kaufmann, Élisabeth Vigée-Le Brun y su alumna Marie-Victoire Lemoine eran profesionalmente independientes y no tenían vínculos familiares en la escena internacional. Se convirtieron en artistas muy solicitadas de su época y, en el caso de Vigée-Le Brun, incluso se les ofreció una plaza en la codiciada Academia de Bellas Artes.
La tercera etapa (Naturalistas) del recorrido por la exposición está referida a que en el siglo XVII y comienzos del XVIII, la pintura de naturalezas muertas constituyó un campo de trabajo especial para las artistas interesadas en las ciencias naturales de la flora y la fauna, como las monjas pintoras medievales que las precedieron. Maria Sibylla Merian se hizo famosa por sus investigaciones y sus impresionantes estudios de la naturaleza, mientras que los cuadros de flores de Rachel Ruysch alcanzaban los mejores precios en el mercado internacional. Fue la primera mujer admitida en el gremio de pintores de La Haya en 1701.
La cuarta estación (De papeles y clichés), ilustra al público de que en el Romanticismo, el Biedermeier y el Historicismo, las libertades de la Ilustración quedaron olvidadas y la creatividad femenina solo encontró un estrecho margen dentro de los clichés de roles tradicionales.
Prohibidas en las academias, las jóvenes artistas solo se desarrollaban en escuelas de arte privadas, que ponían límites a su creatividad. Creadoras como Berthe Morisot, Mary y otras artistas se centran en los papeles clásicos de las mujeres, en su mayoría de clase media: El amor maternal y las tareas domésticas dominan el lienzo.
Por último, la quinta sección de la exposición (Modernismo y vanguardia) explica a los visitantes que hubo que esperar hasta principios del siglo XX para que el arte se liberara definitivamente de sus estrechas fronteras de género. A partir de entonces, surgieron innovaciones artísticas menos sexistas que, al mismo tiempo, se liberaron de los límites de la forma, la temática y el género. La abstracción en el siglo XX marca el comienzo de una reorganización de la historia del arte en este sentido.
Clara
El museo
El núcleo del Museo Arp es la histórica estación de ferrocarril (Bahnhof) de Rolandseck, que data de 1858 y que desde la década de 1970 tiene una importancia suprarregional como estación cultural con un programa comprometido y en red de literatura, arte y música.
En 2007 se inauguró el nuevo edificio, arquitectónicamente excepcional, diseñado por Richard Meier, ganador del Premio Pritzker, que constituye una radiante ampliación del museo y, con una superficie de exposición de 1.500 metros cuadrados, ofrece un generoso espacio para la presentación de la colección del museo, así como para exposiciones de arte moderno y contemporáneo.
Las colecciones Sophie Taeuber-Arp y Hans Arp se encuentran entre las más importantes de artistas de vanguardia del siglo XX. El Museo Arp rinde homenaje a la colección del estado federado alemán de Renania-Palatinado, compuesta por unas 400 obras en exposición permanente, al tiempo que acoge destacadas exposiciones de arte contemporáneo.
Desde 2009, éstas cuentan con una base de Maestros Antiguos. Como préstamo a largo plazo de UNICEF, la Kunstkammer Rau ofrece un viaje a través de los siglos del desarrollo del arte hasta Hans Arp con 274 obras expuestas en rotación.
Además de obras de primer orden de la Edad Media al Impresionismo, desde Fra Angelico a Claude Monet, un número sorprendente de los cuadros de la colección son de pintoras, que complementan la muestra concebida por el Museo Thyssen-Bornemisza y modificada especialmente para el Museo Arp.
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