Alemania
Programa doble: Carissimi y Purcell
Juan Carlos Tellechea
La audaz idea de combinar un oratorio del
barroco temprano (Historia de Jefté, de Giacomo Carissimi), que
define mucho el estilo, con una ópera inglesa (Dido y Eneas, de Henry
Purcell) de la época de Jorge I,
muy dramática y compacta, funciona espléndidamente, como pudo apreciar esta
tarde el público que colmaba hasta la bandera la sala Alfried Krupp
de la Filarmónica
de Essen.
La orquesta Il pomo d'oro, dirigida por Maxim Emelyanychev y formada por especialistas en el repertorio históricamente informado, así como la maravillosa mezzosoprano Joyce DiDonato, quien debuta en el papel de Dido, fueron decisivos a la hora de proponer esta interpretación en concierto.
Las dos obras no están demasiado distantes en el tiempo (solo unos 40 años de diferencia) y poseen algunas similitudes en cuanto al carácter trágico, dada la presencia en ambas del lamento de una figura femenina que encuentra un destino adverso: la hija del caudillo israelita que muere virgen, en el primer caso; y la reina de Cartago que muere tras ser abandonada por su gran amor, en el segundo.
La bíblica y dramática historia de Jefté (Jueces 11) parece haber sido escrita hoy mismo; no ha perdido un ápice de actualidad, cuando se mira el conflicto en el Cercano Oriente.
Papel protagonista
El concierto fue todo un acontecimiento, con un excelente elenco de solistas, encabezados en la segunda parte del programa por Joyce DiDonato y magníficamente acompañados por el Coro de Il pomo d'oro, que desempeñó asimismo un papel protagonista en el éxito de la velada.
Al final, los espectadores que abarrotaban el auditorio se levantaron espontáneamente de sus butacas para ovacionar de pie y muy merecidamente a todos los intérpretes, así como al conjunto Il pomo d'oro.
Pese a que el espectáculo se anunciaba como ''Purcell Dido & Aeneas'', mucho más popular y comercializable por la presencia de la estrella estadounidense, el concierto se abrió con una auténtica joya del repertorio antiguo, de una belleza conmovedora.
Disfrute
De hecho, el público disfrutó con la interpretación de Jefté (Historia di Jephte, Roma cerca de 1650), un oratorio latino de Giacomo Carissimi, una pieza raramente interpretada en comparación con el mucho más popular oratorio Jephtha de Georg Friedrich Händel (1751), basado en la misma historia bíblica (modificada, sin embargo, por el compositor con un final feliz).
Es la que se relata en el Libro de los Jueces (capítulo 11) sobre el caudillo tribal y juez de Israel Jefté (Jephte o Jephtha), que libera a los israelitas de la opresión de los amonitas. Antes de ir a la guerra, Jefté jura a Dios que sacrificará en holocausto a la primera persona que se le acerque a su regreso. Ésta, sin embargo, resulta ser su hija predilecta.
El oratorio de Carissimi se centra en el drama que sigue a la batalla y en la evolución emocional de la hija, que pasa de exaltarse por la victoria israelita a lamentarse por un destino que la quiere muerta siendo virgen (de la traducción del texto latino: "He aquí que moriré virgen y no podré por mi muerte ser consolada por mis hijos. Llorad, bosques, fuentes y ríos, llorad la muerte de una virgen").
Despliegue
El oratorio se interpretó en una versión para cuerdas y un grupo continuo decididamente reforzado (17 músicos, incluido el director Maxim Emelyanychev al clave), con el añadido de una introducción instrumental y la participación de un coro de 32 voces. Es sabido que el oratorio fue escrito para seis voces y órgano continuo y en los manuscritos encontrados (el más utilizado como referencia es una copia del alumno de Carissimi, Marc-Antoine Charpentier) no se ha conservado ninguna introducción instrumental (la composición comenzaría, pues, con la intervención del narrador).
Sin embargo, no es infrecuente interpretar esta obra con conjuntos más numerosos e incluso añadiendo una introducción instrumental. En este caso, habría estado bien leer en el programa de mano la justificación musicológica de un conjunto tan numeroso y de qué composición se tomó esta introducción, incluso si se la supone de otra obra de Carissimi.
La historia, que se articula en tres momentos (batalla, victoria y conclusión trágica) es presentada por un narrador (Historicus) y una mezcla de voces solistas (donde los papeles preponderantes son claramente interpretados por Jefté y su hija) y piezas corales que comentan la historia, al crear también una especie de diálogo entre las partes, que sirve de nuevo como comentario.
Matices y solemnidad
Andrew Staples prestó su voz al capitán Jefté con una apreciable amplitud de matices y un aura de solemnidad muy adecuada al tema bíblico. La hija, por su parte, fue interpretada por Carlotta Colombo, quien realizó bien el lamento, poniendo un instrumento brillante y bien afinado al servicio del canto, así como una auténtica participación.
El fragmento que hizo famosa esta obra y a su compositor es el coro final "Plorate Filii Israel" (al que Händel rindió homenaje modelando el coro "Escucha, Dios de Jacob" en Sansón), un estupendo lamento al borde de la disonancia interpretado divinamente.
Varias intervenciones de los solistas de Il pomo d'oro destacaron positivamente, en especial las de las dos segundas sopranos Alena Dantcheva y Francesca Cassinari, que en un momento dado cantaron fuera del escenario y crearon un evocador efecto de eco (en la exclamación "Lachrimate"), pensado en la composición como respuesta de las montañas al lamento de la virgen; realmente bien ejecutado y aprovechando la más que excelente acústica de la sala Alfried Krupp. Escuchar esta obra fue realmente un gran descubrimiento. No solo eso, sino que también preparó el escenario en términos de atmósfera para la obra prevista para la continuación del concierto.
Dido y Eneas de Purcell
Tras el intermedio, llegó el turno de la obra maestra de Purcell, cuya primera representación conocida tuvo lugar en Londres, en 1689, en un internado femenino de Chelsea. La ópera se representó en forma de concierto, pero con mínimos movimientos y gestos de los solistas divididos a ambos lados del escenario, lo que hizo la representación más animada y atractiva para el público.
A la entrada de los intérpretes, los espectadores estallaron en aclamaciones y aplausos, al dar la bienvenida a Joyce DiDonato, una figura con gran poder de convocatoria sobre multitudes de todas las edades y entusiastas seguidores. DiDonato interpreta por primera vez este papel de Dido. Sin embargo, había grabado el lamento de la ópera de Purcell en uno de sus discos, precisamente dirigida por Emelyanychev, por lo que muchos admiradores esperaban oírla en el papel completo.
El rol le va como anillo al dedo y la cantante no defraudó las expectativas, al meterse en el personaje con mucho sentimiento y con su habitual generosidad expresiva en el uso de los colores y de las dinámicas, a través de su capacidad vocal.
Hermosura, belleza
La interpretación fue hermosa, tanto de la lacerante ''Ah Belinda, I'm press'd with torment'', como del desolado lamento de la reina ''When I am laid in earth''. Quizá en algunos momentos, hubiera sido de agradecer una mayor suavidad de sonido y un mejor control del vibrato agudo. Sin embargo, los pasajes de pecho fueron realmente bellos.
Resultó intenso el enfrentamiento con Eneas cuando Dido, con el orgullo herido, acusa a su amado de deslealtad al alejarse de ella. Fatma Said fue una excelente Belinda, fiel confidente con un instrumento ligero, pero delicioso y muy flexible, como se evidencia en 'Shake the cloud from off your brow'.
En cambio, se habría agradecido una mayor atención a la pronunciación inglesa en ''Thanks to these lonesome vales''. Andrew Staples cantó el papel de Eneas con gran dignidad, aunque como impacto general brilló más en el oratorio de Carissimi.
Hechicera y brujas
Beth Taylor fue una hechicera de mucho cuidado, muy teatral, desbordándose vocalmente para dar un personaje aterrador y exagerado, pero con gran atención al texto. A la cantante se unieron eficazmente dos solistas del coro (Alena Dantcheva y Anna Piroli) como las dos brujas, que interactuaron vocalmente con el juego polifónico de "Our plot has taken".
Hugh Cutting, uno de los nuevos nombres de la escena de contratenores, prestó una voz de calidad al papel del Espíritu. También fue apreciable la breve intervención de la segunda mujer, encarnada por Carlotta Colombo.
Tras el espléndido coro final 'With drooping wings', las luces de la sala se fueron apagando poco a poco, dejando iluminada la figura de Joyce DiDonato con su mirada desconsolada, un recurso quizá poco creíble, dado que Dido ya había muerto poco antes. Mas es algo que poco importaba, porque la intención era evidentemente resaltar aún más a la querida diva estadounidense; si bien era algo injusta frente a las otras cantantes igualmente talentosas; indudablemente con gran efecto para detonar el bombazo de aclamaciones de los presentes.
Refinamiento
Las altisonantes ovaciones del público, de pie en la sala, fueron incontenibles y bien merecidas para DiDonato y todos los intérpretes. También hubo fuertes aplausos para la percusión, el grupo de bajo continuo y, sobre todo, para el coro, que aportó mucho al brillo de este concierto por su refinamiento interpretativo.
Maxim Emalyanychev dirigió de forma estilísticamente pertinente, con una buena variedad de sutilezas y con un sonido bien limpio, aparte de algunos ataques demasiado entusiastas del clave y un uso quizá cargado de algunos efectos en Dido y Eneas, como con el trueno que prepara la entrada de la hechicera (más propio de un drama de Shakespeare). Al principio del Acto III se producen movimientos bruscos entre la orquesta y el coro, un truco de la actuación, para representar la exultación de los marineros ante su inminente partida.
Aparte de alguna que otra licencia para hacer más histriónico el concierto, fue una velada bien equilibrada en cuanto a música y repertorio, con un programa muy bien escogido y dos piezas similares en atmósfera y cariz emocional. La enorme satisfacción era inocultable en los rostros de los millares de espectadores presentes.
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