España - Galicia
Una grata sorpresa
Maruxa Baliñas y Xoán M. Carreira
En nuestra reseña Patrimonio perdido, hablábamos de la existencia de pequeños oasis en la desértica vida musical alrededor de la Catedral de Santiago. En el caso de A Coruña, la situación es, si cabe, peor aún. Desde hace años el público está sometido a una estricta dieta monovarietal de música sinfónica de los siglox XVIII-XXI interpretada por la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) en el Palacio de la Ópera, un recinto ruinoso de pésimas condiciones acústicas y ambientales.
Escuchar en A Coruña un recital de canción es un evento extraordinario, excepto dentro de la temporada de Amigos de la Ópera, donde la penuria económica ha obligado a sustitir la ópera representada por uno o dos recitales de grandes figuras, que por supuesto repiten en A Coruña lo mismo que cantan en cualquier otro sitio y dan pocas sorpresas.
El Circo de Artesanos y la Real Academia de Bellas Artes mantienen una muy discreta actividad musical que ocasionalmente incluye algún recital, que lamentablemente no se difunden. Programas interesantes reciben dos líneas en la prensa local, normalmente el propio día del concierto, de modo que el público se ve obligado a depender del boca a boca y no hay tiempo para que acudan aficionados de fuera de A Coruña. Nosotros mismos, confiados en la probada competencia profesional de Alejo Amoedo, acudimos al Circo de Artesanos sin conocer ni la hora exacta del concierto ni el programa.
Fue por eso una agradable sorpresa descubrir que el programa se centraba principalmente en la canción gallega, si bien combinando autores gallegos con cuatro españoles y una gran figura universal, Pauline -García.
El repertorio en gallego incluía cinco autores de la Belle Époque, uno de la época franquista (Mompou), otro de finales del siglo XX ( ) y uno actual ( ). Entre las canciones en español escuchamos una romanza de zarzuela ( ), dos canciones de salón (Viardot y ) y una de cabaret ( ). Como nueva muestra del deseo de normalizar el repertorio gallego en programas de canción más o menos estándar, se ofreció como propina Summertime de que -rodeado de zarzuela, canción de salón y música más o menos popular- sonó perfectamente natural e integrado.
El Circo de Artesanos de A Coruña es además un lugar especialmente apropiado para presentar este repertorio, porque muchos de los autores gallegos que se interpretaron estuvieron vinculados directa o indirectamente con esta sociedad que está próxima a cumplir sus doscientos años (se fundó en 1847).
La soprano
es profesora de canto en el Conservatorio Superior de Vigo desde 2005, tras haber desarrollado una discreta carrera en el coro del Teatro Real y en algunos papeles secundarios de ópera. Desde su llegada a Vigo ha mantenido su actividad como cantante participando en diversos proyectos que -como suele pasar en Galicia- tienen más buena intención que dinero para sacarlos adelante en condiciones. Pero a pesar de esta escasez de posibilidades artísticas, Riobó se las apaña para mantener un nivel profesional más que digno.Por su parte, Alejo
es un pianista -e investigador- muy volcado en la música gallega, especialmente en la de los siglos XIX y principios del XX. Su discreción personal no impide que su prestigio como pianista acompañante sea ya mítico en Galicia y se prodiga en toda clase de proyectos que puedan dar a conocer la música gallega, lo mismo en foros 'importantes' como en multitud de conciertos en pueblos y villas gallegas.De hecho, este programa que Riobó y Amoedo presentaron en el Circo de Artesáns de Galicia parece derivar del que hicieron en el otoño de 2023 en diversas localidades gallegas, centrado en cantigas de
en versiones realizadas por Margarita . Pero en estos conciertos se incluían ya algunas de las canciones gallegas del XIX que interpretaron en esta ocasión. Y sospecho que en los próximos meses, este mismo programa del Circo de Artesáns sonará en otras localidades ... espero que con una propaganda que permita la asistencia del público interesado en este repertorio.El diseño del programa era bueno y consiguieron un excelente balance, pero queda todavía un paso pendiente a la hora de configurar este tipo de programas, que es individualizar las canciones, extraerles su personalidad. Y eso exige interpretarlos muchas veces, lo cual en Galicia es un problema. Lo que Amoedo y Riobó son capaces de hacer lo demostraron en la Habanera de Viardot-García y en Summertime, que son obras de las que existen suficientes versiones como para elegir lo que quiere hacer cada intérprete.
Pero en el caso del repertorio de canciones gallegas, no se ha conseguido todavía crear una tradición interpretativa coherente, y algunas de las que existieron se han perdido, como sucede en el caso de una canción tan extraordinaria y plena de matices como es la Cantiga 'No xardín unha noite sentada' en la cual Chané profundizó en la retórica simbolista de
Enríquez -el autor de la letra- y exhibió su enorme talento musical. Así por ejemplo la parte central, protagonizada por el viaje, es una habanera, y aunque tenga cierto aroma gallego tiene que ser una referencia clara a Cuba y a la habanera, porque nada en el texto explica que el amante va a Cuba, sólo la música lo deja claro. Y al final, nuevamente, es la música la que aclara que hay dos tumbas, una en el fondo del mar Atlántico y otra en tierras gallegas.Citaremos en el otro extremo el caso de ¡Ay, mi amor! de Gaos, una linda canción de cabaret que Riobó intentó dotar del mismo sentimentalismo melodramático que las canciones de salón gallegas de
, o , cuando lo que pide es la irónica picardía de los cuplés.
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