Una jirafa en Copenhague
Entrevista intrapersonal confrontada: Omar Jerez con Carmen, puta social
Omar Jerez
He llegado con tiempo al café París. No había venido nunca por estos barrios y no conocía el sitio. Tampoco sé muy bien cómo debo afrontar esta reunión. Creo que nunca antes había realizado una entrevista a una mujer parecida a la que está en este preciso instante entrando por la puerta. La reconozco por las señas que me dio: abrigo marrón de paño, zapatos de medio tacón y bolso de mano negro.
Yo añado: aspecto de una mujer cualquiera con un halo de misterio y fuerza que impregna el ambiente. No soy solo yo quien nota esta magia, toda la clientela del local alza la vista al sentir su imponente presencia. No ha llegado al rincón donde el fiel camarero me había instalado unos minutos antes y ya me tiene bajo su encanto. Al no saber muy bien cómo reaccionar me he puesto de pie y la espero con la mejor de mis sonrisas. Tras una sutil inclinación de cabeza toma asiento como la reina que es y yo hago lo propio.
Coloco la grabadora encima de la mesa de mármol blanco y empieza la entrevista. Dejo de balbucear.
¿Quién es Carmen?
Exactamente lo que usted piensa, una simple mujer cualquiera.
¿De dónde sale Carmen?
De la conciencia de lo que fue y vivió. De los años en los que la lucha era silenciosa y queda. De una época de dolor y secretos.
¿Dónde quiere llegar?
A que la conciencia sea futuro, no haga falta la lucha, no exista el dolor y los secretos sean por decisión propia.
¿Por qué se ha decidido a contar su historia?
¡Porque nadie lo había hecho! ¿Cómo se puede luchar por la libertad si las hordas no saben de sus antecesoras? ¿Qué derecho tienen a salir a gritar a las calles cuando no sufrieron la inquina que cerraba sus bocas?
¿Qué espera Carmen de la vida?
Que no pase sin dejar el sentido que merece.
¿Que ha conseguido Carmen para ella y para otras?
¿Os parece poco el poder hablar, pensar y decidir? ¿No valoráis poseer y heredar bienes y conciencias? Hoy podéis decidir matrimonios, relaciones y deseos y pensáis muchas veces que todo ello viene de la nada. Pensad en Adela, Merceditas y en mí y sabréis la verdad.
¿Es Carmen feminista?
Si lo es, no lo sabe. No me dio opciones la vida, no analicé, solo luché. Creo que inspirar a otras y abrirles camino sí forma parte de mi legado. En cierto modo soy una feminista de las de verdad, de las auténticas, de esas que surgieron antes del concepto mismo y sobre todo antes de la degradación del término.
¿Es Carmen una puta? ¿Por qué se define como puta social?
Te respondo a la gallega: ¿Quién es puta? Pues la que se sirve a sabiendas de algo sin tener un objetivo loable. La que pretende medrar sin estar amparada por la bondad de ayudar a otros.
Soy una puta social porque me he liberado del pensamiento condicionado y he sido capaz de pensar y decidir por mí.
¿Qué odia Carmen?
La frase: “Esto es así de toda la vida”.
¿Dónde le hubiera gustado vivir?
En la conciencia de las falsas feministas; entre las letras de los tratados de buenas maneras de la esposa ideal; en los artículos y las leyes y sobre todo me hubiera gustado formar parte de la sabiduría popular.
De todo lo conseguido en su vida, ¿de qué se siente más orgullosa?
De haber aprendido a pensar, tener espíritu crítico y decidir por mí misma. Solo se consigue lo que se decide por uno mismo, el resto se hereda y no es igual.
Carmen tiene que “hacer unos precisos”, y yo me quedo aún un rato en el café con la boca abierta y el corazón encogido.
Entrevista Intrapersonal Confrontada (O cómo responder y después preguntar)
Oficialmente el género periodístico que creé en el año 2013 ya es científico y académico por parte del periodista Rubén Villalba Jiménez que presentó su TFG en la Universidad Rey Juan Carlos bajo el amparo de su tutora Marina Santín Durán con una nota media de 9,75 con el título: La autoentrevista como género periodístico: El caso de la Entrevista Intrapersonal Confrontada.
La entrevista es un género periodístico fundamental. De hecho, se podría considerar su piedra angular, porque permite al periodista confirmar, acceder y conocer los hechos de manera directa, sin intermediarios, hablando con la fuente y estableciendo un diálogo con los protagonistas.
Lamentablemente, y salvo honrosísimas excepciones, la entrevista, ese momento excepcional que combina conversación, reto y seducción, se ha convertido en un acto seco, forzado, en el que demasiado a menudo el entrevistado no quiere responder y al entrevistador le da lo mismo que no quiera. El momento sublime que permite al periodista ejercer su derecho a preguntar se transforma en un trámite, una penitencia o directamente un combate tosco y sin ningún vencedor.
En otras ocasiones, los entrevistados han tenido una clase por parte de sus asesores para evitar, rodear o directamente eliminar preguntas incómodas, que suelen ser precisamente las que el periodismo debe y puede hacer. El resultado, nuevamente, queda en un limbo de medias verdades y frases insulsas. Por no hablar de las entrevistas promocionales asociadas a algún producto cultural, tipo cine, literatura y música, donde la superficialidad es tan apabullante que se podrían mantener las preguntas hechas años antes y tendríamos la certeza de encontrar las mismas respuestas.
Ante este panorama, desolador y habitual en demasía, el artista y creador Omar Jerez propone una nueva fórmula, una nueva aproximación al género que exige una complicidad de ambas partes (tomando como inspiración las entrevistas noveladas que hizo durante años Milan Kundera) para generar un contenido atractivo, valiente, que enriquezca al lector y que suponga una aventura donde ni el camino ni el destino queda prefijado.
El nuevo concepto se llama Entrevista Intrapersonal Confrontada, (EIC), y tiene como cimiento inamovible la siguiente premisa: el entrevistado genera un discurso a priori, provocado y sugerido (o no) por el entrevistador, y posteriormente el periodista edita y da forma periodística a ese contenido. Se crea una arcilla pura que será moldeada por las manos expertas del entrevistador, a posteriori.
A continuación se exponen los 10 puntos que definirán cualquier EIC que se haga a partir de ahora, y que creemos supone una innegable revolución en este género. Es tan sencillo como invertir el orden para recuperar la pureza que nunca debió perder.
Decálogo para una Entrevista Intrapersonal Confrontada (EIC)
- Cualquier persona, tenga o no relevancia pública, podrá solicitar a un periodista la realización de una EIC. Igualmente, cualquier periodista podrá solicitar la realización de una EIC a cualquier persona o personaje.
- Cualquier EIC tiene como base fundamental la relación que se establece entre el periodista y el entrevistado, así como la reinterpretación del concepto de entrevista para el siglo XXI.
- Una vez aceptada la realización de la EIC, se propondrá, por cualquiera de las partes, un tema sobre el que girará la narración, así como su extensión. Igualmente podrá ser de libre elección si así se decide de mutuo acuerdo.
- El entrevistado construirá libremente una narración sobre la temática escogida, que podrá ser creada en cualquier formato: texto, audio, vídeo, ilustración, así como cualquier combinación entre estos. El periodista no intervendrá nunca en esta parte del proceso.
- El periodista recibirá esa narración y a partir de ahí construirá una EIC en la que se compromete a mantener el sentido del texto original, y podrá modificar, eliminar, ampliar o extender la entrevista para tratar de llegar a la naturaleza real del entrevistado. Podrá solicitar más información al entrevistado, así como convertirla a otro formato.
- Bajo ningún concepto el periodista podrá utilizar la información en bruto para difamar o menoscabar la figura o reputación del entrevistado.
- El periodista deberá entregar una copia de la EIC antes de su difusión al entrevistado para que la confronte y certifique que se ha mantenido el sentido original, no entrando éste en consideraciones de estilo y forma.
- El periodista puede declarar la EIC nula si percibe que está falseada o que el entrevistado se aleja del objetivo principal, que es un ejercicio de honestidad consigo mismo.
- El espectador, para poder completar la experiencia, debería tener acceso al discurso en bruto enviado por el entrevistado y la EIC definitiva, para comparar y enriquecer la lectura/visionado/escucha del proceso.
- Al contrario que en la entrevista clásica, en cualquier EIC la búsqueda de la verdad queda supeditada a la experiencia compartida, confrontada y colaborativa entre las dos partes.
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