España - Cataluña
El debut de Julie Fuchs, canto sin fronteras
Jorge Binaghi
Centrada básicamente en el canto francés (otra forma de
rendir homenaje a Victoria de los Ángeles, que estuvo muy presente en las
explicaciones que casi en perfecto castellano ofreció la cantante,
ocasionalmente ayudada por el pianista) la ya conocida soprano se presentó como
cantante de cámara, con ocasionales escapadas a la ópera y el musical.
Fuchs se mostró en espléndida forma, segura, dominando
estilos y técnica, con una voz de notables dimensiones, buen timbre,
homogeneidad en toda la gama, agudos esmaltados, y salió airosa de un
rompecabezas como la ‘Habanera’ de Carmen, otro homenaje a de los Ángeles,
así como la gavota de Manon (ópera
que aún no ha abordado en su integridad, pero de la que ofreció la escena
completa y una de las más complicadas).
Pero aun mayor interés ofrecieron sus versiones de las
poco frecuentadas composiciones de Augusta Holmes sobre poemas propios que
abrieron el programa (‘La guerrière’ y ‘La princesse sans coeur’), y las tres
canciones de Poulenc sobre textos de Louise de Valmorin, tampoco demasiado
habituales que siguieron (‘Le garçon de Liège’, ‘Au delà’ y ‘Officiers de la
garde blanche’), muy disímiles en cuanto a contenido y ‘forma’. Seguramente hoy
Poulenc está más cerca de nuestra sensibilidad, pero Holmes no resulta en
absoluto desdeñable.
Luego de una pausa a cargo del pianista con la magnífica Ondine de Ravel (que en la segunda parte separó las arias de ópera iniciales de las melodías siguientes con una versión del entreacto del cuarto acto de Carmen, bien ejecutado pero sin duda menos interesante) la primera parte concluyó con los tres números de esa obra maestra y siempre extraña que es Shéhérazade de Ravel. Tal vez ‘Asie’ y ‘La flûte enchantée’ resultaran más acabadas que ‘L’indifférent’, pero se trata de una cuestión en parte subjetiva y en parte debida a la sobresaliente versión de los dos primeros números por parte de Fuchs.
Cemin se mostró siempre correcto y tal vez su mejor momento, además de
la pieza ya señalada de Ravel haya que encontrarlo en los acompañamientos de la
segunda parte, arias de ópera incluidas.
Los Fauré que siguieron tal vez fuesen, en calidad, la
cumbre de la velada, e incluían la conocida ‘Après un rêve’ (como la propia Shéhérazade otra de las predilecciones
del repertorio francés de Victoria) y las menos repetidas ‘La fée aux chansons’
y la ‘Sérénade toscane’.
Pasando al inglés Fuchs hizo notar su predilección por el
barroco con un delicioso fragmento de esa extraña obra que es The Fairy Queen de Purcell (‘One
charming night’), para dar luego un salto de siglos y ofrecer
como números finales del programa ‘Last Midnight’ (con efecto de luces
oscurecidas) de Into the Woods de
Sondheim, y un arreglo realizado para ella y Cemin de Both Sides Now de Joni
Mitchell, única compositora aún en vida de todos los escuchados en el programa,
ambos sonaron auténticos por estilo y dicción.
Hubo un bis de alguien que no podía faltar del programa,
y así, como en ocasiones la propia de los Ángeles, se nos regaló una espléndida
versión del aria de Susanna en el cuarto acto de Le nozze di Figaro de Mozart, ‘Deh, vieni, non tardar’, donde se
pudo apreciar la extrema musicalidad en el descenso a las zonas graves sin
efectos exagerados y la excelente dicción italiana.
La sala, llena, manifestó en todo momento su satisfacción
y al final hubo encendidos bravos.
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