Alemania
Cuando suenan las trompetas ...
Juan Carlos Tellechea
Cuando suenan las trompetas, los muros se derrumban y los cielos se abren: el conjunto Symphonic Brass, formado por los metales y la percusión de la WDR Sinfonieorchester, sonó glorioso este viernes bajo la dirección del célebre compositor y trombonista Eric Crees, en un concierto con un programa no festivo celebrado en la Filarmónica de Colonia, que evocó el gran poder y la poesía de la música para estos instrumentos.
Si bien es imposible imaginar una orquesta sin los vientos /metales, rara vez se aprovecha su verdadero potencial. Su gama tonal alcanza su máxima intensidad en las sinfonías de Anton Bruckner o de Gustav Mahler. Pero, por lo demás, casi nunca ocupan el centro del escenario.
El maestro
Programa
Para los amantes de la música clásica hay muy pocas formaciones de metales (brass, en inglés) como el conjunto Symphonic Brass, integrado con virtuosos músicos de la WDR Sinfonieorchester (Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión de Colonia, Westdeutsche Rundfunk).
Preparar un programa de metales a mediados de mayo, sin la tradicional música de Navidad tocada habitualmente con estos instrumentos, no es algo muy sencillo. Eric Crees es un gran creador en el arte de hacer arreglos y transcripciones y esta tarde ha ofrecido obras de Aaron
Con tres excepciones, las siete obras programadas (así como un bis adicional) consistieron en transcripciones. En síntesis, fue un concierto muy bien armado con diversos arreglos magistralmente interpretados.
Primera fanfarria
La velada comenzó con la breve, rítmica y sonora Fanfarria para el hombre corriente de Aaron Copland, interpretada con una precisión y un pulido impresionantes de las cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones, una tuba, timbales, tam-tam y batería intervinientes. Copland escribió esta Fanfare for the Common Man en 1942 para el director de orquesta Eugène Aynsley Goossens (al frente de la Cincinnati Symphony Orchestra), inspirándose en el discurso del entonces vicepresidente de los Estados Unidos, Henry A. Wallace, en el que proclamaba el Siglo del hombre corriente, bajo la administración del presidente Franklin D. Roosevelt y en medio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Bach
El recital continuó con la Passacaglia y fuga en do menor de Johann Sebastian Bach. Se ha dicho que la música de Bach sobrevive a las transcripciones mejor que la de cualquier otro compositor. El genial arreglo de Eric Crees de este opus BWV 582 confirma esa teoría.
Los anteriores retoques de esta titánica obra para teclado realizados por Leopold
Bach compuso la pieza probablemente cuando tenía veintitantos años. En el primer movimiento, un tema bajo se repite un total de 21 veces y se ilumina con una gran multiplicidad de variaciones. Le sigue sin interrupción la fuga, que demuestra de forma impresionante las habilidades técnicas del joven Bach.
Barber
Mutaciones de Bach de Samuel Barber, la tercera pieza del concierto, es una composición original para metales y timbales. Barber es más conocido por su melancólico y hermoso Adagio para cuerdas, mas en sus Mutations from Bach se escuchan varias armonizaciones del coral Christe, du Lamm Gottes; primero el original de Joachim Decker de 1604, después la conocida versión de la Cantata nº 23 de Bach, y luego como canon de su Orgelbüchlein.
La inefable suavidad de los instrumentos en los pasajes de piano y las brillantes sonoridades fueron una maravilla; los contrastes dinámicos nítidos, los cambios de compás se realizaron con precisión y la entonación fue impecable. Pasan citas del recitativo “Ach! Gehe nicht vorüber” de la misma cantata, y finalmente se vuelve a escuchar la armonización coral de Decker.
Tocata y fuga
Probablemente la obra para órgano más famosa de Bach y de toda la música artística europea es la Tocata y fuga en re menor BWV 565, incluida al cierre de la primera parte de este concierto en la transcripción y arreglos para 16 metales, timbales y percusión de Eric Crees. Pertenece sin duda también al puñado de famosos comienzos de composiciones como Eine kleine Nachtmusik de Wolfgang Amadé Mozart, la Sinfonía nº 5 de Ludwig van Beethoven o Also sprach Zarathustra de Richard Strauss.
La composición original consta de tres secciones: una tocata, es decir un preludio de carreras rápidas y acordes con todos los dedos, y una posterior fuga en cuatro partes, que a su vez conduce a una sección final titulada “Recitativo” que retoma el carácter casi improvisatorio del principio. Todas las partes están unidas por claras referencias motivicas y armónicas.
El maestro Eric Crees ha aportado percusión adicional junto a los timbales en su arreglo de metales para el especial desarrollo sonoro de esta impresionante obra que, por cierto, Bach parece haber compuesto a edad temprana; no tenía más de 22 años.
Arnold Schönberg
La segunda parte de esta velada fue abierta también con una fanfarria y a la vez una rareza de Arnold Schönberg la Fanfare for a Bowl Concert on Motifs of “Die Gurrelieder”. La breve pieza fue un regalo a Leopold Stokowski para un concierto en el Hollywood Bowl. Lamentablemente Schönberg no pudo completar la obra.
En aquel entonces vivía en Los Ángeles (había huído de Viena por las persecuciones y la barbarie de los nazis). El compositor empezó a trabajar de inmediato en una variación del amanecer final de sus Gurrelieder. Sin embargo, una grave afección ocular le impidió terminar la partitura. Tras la muerte de Schönberg, su ayudante personal,
Johannes Brahms
Las Variaciones sobre un tema de Joseph Haydn figuran entre las obras orquestales más populares de Johannes Brahms. En 1870 encontró seis Divertimenti supuestamente compuestos por Joseph Haydn. Sin embargo, es casi seguro que fueron escritos por otro compositor, aunque no se sabe quién.
Brahms eligió un movimiento titulado Coral St. Antoni y compuso directamente ocho variaciones sobre él. Una característica especial de la primera parte del coral, en la que se introduce el tema, es que consta de dos períodos de cinco compases, que se repiten en casi todas las nueve variaciones.
En el final, se cierra un círculo con la Passacaglia de Bach, ya que Brahms repite aquí varias veces un tema (ostinato) de bajo de cinco compases, que derivó del coral. Éste posiblemente tampoco fue escrito por el compositor del Divertimento.
El musicólogo Eduard Hanslick supone que el coral era originalmente una canción de peregrinación. También se cree que el coral pudo haber sido cantado por penitentes en honor de San Antonio de Padua el día de su conmemoración (13 de junio), cuando peregrinaban desde sus aldeas en el oeste de Hungría (actual Burgenland) a una capilla particular de San Antonio, donde les esperaban los Hermanos de la Misericordia.
Humor
Pero lo más importante es aquí el humor (supuestamente) haydniano acogido por Eric Crees en su transcripción para metales, timbales y percusión que brilla en todos los movimientos. Ese humor incluye acentos y contrastes dinámicos repentinos, modulaciones sorprendentes y fermatas abruptas.
Brahms utilizaba las Variaciones sobre un tema de Joseph Haydn como una especie de ejercicio preliminar para sus últimas sinfonías. Y es así exactamente como Crees y la WDR Symphonic Brass presentan ahora esta obra: un estudio sinfónico, dominado por la seriedad y la erudición.
En las cinco primeras variaciones, la formación sigue en modo de taller. Se dedican a afinar, a buscar el equilibrio justo. No es hasta la sexta variación cuando las cosas se ponen realmente en marcha. De pronto esta música parece comprensible y viva, las técnicas de variación de Brahms son fáciles de seguir. Sin embargo, esto también se debe al hecho de que Brahms se ciñe más al pegadizo tema (presuntamente) de Haydn en la segunda parte de su ciclo de variaciones.
Leonard Bernstein
La última parte del concierto, estuvo consagrada a los ritmos latinos, que invaden súbitamente el recinto de la Filarmónica de Colonia. La WDR Symphonic Brass interpreta una Suite de ocho movimientos de West Side Story de Leonard Bernstein, escrita por Eric Crees para metales y percusión. Resulta ser alma, corazón y vida del musical: Preludio, “Something's coming”, el “Mambo“ (Meno presto), “María”, el Scherzo, “America”, “Cool” y “Somewhere”.
Con su exuberante tempo, sus sonoras trompetas y su percusión latina el conjunto de metales y percusión alcanza momentos atmosféricos extraordinarios. Es aquí donde todo llega a su punto álgido en la mejor vena jazzística latina. tormenta y tambor africano, frenesí, con los metales y la marimba tocando en un complejo proceso polirrítmico, con un solo de percusión, y un movimiento final lleno de energía, absolutamente irresistible. Bernstein dio el gran golpe y alcanzó una inusitada celebridad con su West Side Story. Probablemente nunca antes ni después ha habido un musical con tantos éxitos y melodías pegadizas.
El concierto concluyó entre eufóricas aclamaciones del público que solo pudieron ser aplacadas en parte con un bis que enfervorizó aún más a la platea: el Galop de Fancy Free (1944) de Leonard Bernstein.
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