Francia

¡Mil gracias Bru-Zane!

Francisco Leonarte
miércoles, 17 de julio de 2024
Marie-Nicole Lemieux © marienicolelemieux.com Marie-Nicole Lemieux © marienicolelemieux.com
París, miércoles, 26 de junio de 2024. Théâtre des Champs-Élysées. Concierto ‘Gala Belle Époque’. Debussy : Clair de lune, de la Suite Bergamasque (orq. André Caplet); Massenet: Dialogue, Les nuages, Battements d'ailes, Nocturne, Mélancolie de Expressions Lyriques; La Tombelle: Orientale; Debussy: Danse sacrée et danse profane; Bonis: Danse sacrée de la Suite en forme de valses; Dubois: Fantasietta; Massenet: Le dernier sommeil de la Vierge, de La Vierge; Saint-Saëns: Prélude, La brise, la splendeur vide, interlude, Au cimetière, La solitaire, de Mélodies persanes. Con Mélanie Laurent (arpa) y Marie-Nicole Lemieux (contralto). Orchestre de Chambre de Paris. Dirección musical, Fabien Gabel.
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Acostumbrados al «sota, caballo y rey» de las temporadas concertísticas (Mahler, Brahms, Schuman, Beethoven, Bruckner, Mozart y poco más), cuando un concierto propone obras y autores poco programados, uno se siente jubilar. Máxime cuando el nivel de interpretación está entre alto y muy alto.

Tal suele ser el caso en los conciertos organizados por el Palazzetto Bru-Zane, dedicado a la promoción y recuperación de la música francesa del siglo XIX, grosso modo entre 1780 y 1930 (¡ojalá las músicas hispánicas tuvieran una fundación equivalente!).

En el programa, dos obras bastante conocidas (pero no por ello frecuentes en las salas de concierto) de Debussy, tres obras muy infrecuentes de dos autores relativamente conocidos (Massenet y Saint-Saëns), y tres obras infrecuentísimas (servidor no ha encontrado grabación comercial en las redes) de tres autores muy poco frecuentes (Fernand de La Tombelle, Mel Bonis y Théodore Dubois). ¡Ahí queda eso !

Aunque sólo fuera por curiosidad, valía la pena estar en el Théâtre des Champs-Élysées ese miércoles 26 de junio de 2024. Pero es que la cosa no queda ahí, porque además teníamos...

Intérpretes de quitarse el sombrero

Desde que fuera revelada al público internacional con una soberbia interpretación del papel protagónico del Orlando Furioso de Vivaldi, Marie-Nicole Lemieux no ha cesado de mostrar su valía como intérprete. Timbre hermoso de contralto, facilidad en todo el registro, buena capacidad de coloratura, musicalidad a prueba de balas, volumen, y sobre todo inteligencia musico-teatral y carisma. Hemos podido aplaudirla como Carmen, como Italiana en Argel, como Dalila, como Geneviève del Pelléas, como Misstress Quickly...

Y el pasado miércoles pudimos aplaudirla en dos joyas (cuatro con los bises): Un emocionante y emocionado fragmento de Mahler (en homenaje a la difunta Jodie Devos, enorme pérdida); la Vilanelle de Las noches de verano de Berlioz (a modo de bis al final del concierto -y qué frescura, como si fuera la primera vez que es cantada, como si nos lo contara a nosotros, sus enamorados, con una sonrisa en la voz y en la cara-); una amplia selección de Las noches persas, precioso ciclo de Saint-Saëns (¿Por qué no se programan más a menudo estas Noches persas, tan bonitas, tan accesibles y tan sugestivas?); y una amplia selección también (casi el ciclo completo) de Expresiones líricas de Massenet (y qué bonito ciclo, a la vez teatral e íntimo, con las maravillosas melodías típicas de Massenet.

¡Aviso a los programadores! por favor, dennos ustedes la oportunidad de reescuchar estas maravillosas Expressions lyriques, último ciclo compuesto por Massenet. Es una pura joya. Les aseguro que el público saldrá encantado.

Por poner un pero -ya saben ustedes que a menudo soy algo tiquis miquis- hubiera sido deseable una mayor inteligibilidad de Lemieux. Pero bueno.

Otra intérprete de muchísima altura, la joven arpista Mélanie Laurent (que pudimos aplaudir hace poco tras su interpretación del Concertstück de Pierné: otra joya infrecuente), tocó una de las obras más conocidas del programa (conocida pero por desgracia poco presente en las programaciones), la Danza sacra y danza profana de Debussy. Sorprende la autoridad de Laurent a la arpa. Y su pasmosa facilidad en las agilidades, su capacidad de dar volumen y brío, su delicadeza. El diálogo con la orquesta fluyó de manera impecable, dando todo el sentido a la obra de Debussy. Gracias pues a ella y a la Orquesta de Cámara de París dirigida por Fabien Gabel.

Gabel, joven director que ya hemos escuchado y apreciado en Carmen en Bastille, dirigió con brío pero sin prisas a la Orquesta de Cámara de París, bien preparada, con buenas intervenciones solistas (notabilísimo trompa, por ejemplo), con buen sentido de la melodía (indispensable en el repertorio francés), buen sentido del diálogo orquestal, cuidando de no tapar a la mezzo ni a la arpista ... Brilló particularmente en esa muy atípica y sabrosa Fantasietta de Dubois, de la última etapa del autor y ya anunciadora del espíritu juguetón de la música de entreguerras del Grupo de los Seis, una obra que esperamos poder volver a escuchar pronto.

El público, que llenaba el teatro a tres cuartos, entusiasta. Y servidor de ustedes... pues me voy a permitir hacerles a ustedes una confidencia personal. Cuando era joven tenía un sueño recurrente: llegaba a una tienda de discos y me encontraba con óperas y músicas que no conocía de autores que tampoco conocía. Aquel sueño me fascinaba... De mayor no me hace falta soñar: tengo a Bru-Zane. 

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