Discos
La importancia de llamarse Richard
Maruxa Baliñas
Oscar alababa la importancia de llamarse Ernesto, pero sin duda el nombre de Richard, especialmente en los años finales del paso del siglo XIX al XX, no era un obstáculo para un compositor. Aunque se haya convertido ya en un tópico, la figura de Richard Wagner (1813-1883) en sus últimos años y tras su muerte fue mucho más que la de un compositor, para convertirse en una pasión que es poco explicable por motivos racionales. Y Richard Strauss (1864-1949) -más bien su padre, que es el que eligió el nombre- lo tenía bien claro.
El primer protagonista de este disco es el tenor (y compositor) Daniel
(Hamburgo, 1974), un cantante que comenzó su carrera relativamente tarde (con casi treinta años) a pesar de ser hijo de la soprano Renata Behle, y está haciendo una carrera brillantísima en teatros y grabaciones discográficas.No recuerdo ninguna actuación suya en España (sí de su madre en el Liceu hace muchos años), aunque está previsto que la próxima temporada se presente en concierto en Valencia. Tiene una voz lírica y preciosa, y la controla francamente bien, tanto que en algunas de las piezas que canta me resulta incluso demasiado elegante y pulido. En cualquier caso la Istanbul Philharmonic Orchestra se 'marca un gol' con su presencia en un disco que está tanto o más destinado a lucir a la orquesta que al propio Behle.
La Borusan Istanbul Philharmonic Orchestra se muestra desde la primera obra del disco, Cäcilie op 27/2, como una orquesta eficaz en el acompañamiento a Daniel Behle. no plantea grandes novedades en su enfoque, pero se adapta muy bien al cantante, como en las dinámicas de Ruhe, meine Seele! op 27/1, donde es capaz de hacer fortes y al mismo tiempo no tapar nunca a Behle, o en la pieza que culmina el disco, Morgen op 27/4, delicadísima -un ensueño de amor- pero al mismo tiempo 'real'.
En general la orquesta me gustó más en los acompañamientos de Strauss que de Wagner, donde me pareció que estaba más tímida, quizá porque se eligieron fragmentos más delicados, y las delicadezas de Wagner son siempre problemáticas porque requieren un control exquisito, dada la posibilidad -fácil- de caer en lo meramente melódico, casi como música ambiental.
La excepción es el 'Morgenlich leuchtend' de Meistersinger donde, sin hacer una versión pulida, Behle y la orquesta son muy expresivos y dan una versión preciosa, que convierte este número en uno de los más atractivos del disco. Con una intención expresiva semejante Behle fracasa sin embargo en 'Romerzählung' de Tannhauser, donde hay momentos que suenan descuidados y parece faltar coherencia en el desarrollo del aria.
Menos claro tengo la elección de las obras exclusivamente instrumentales donde el lucimiento de la orquesta es más problemático. Hay por ejemplo grandes versiones de Wagner de la obertura de Maestros cantores y la comparación con la Borusan Istanbul Philharmonic Orchestra no favorece a esta última: falta grandeza, empaque y el sonido se queda escaso. Sin duda muestra la capacidad de la orquesta para presentarse con dignidad en cualquier escenario, y no es mala tarjeta de visita, pero aporta muy poco al oyente del disco.
En resumen, un nuevo capítulo de la historia de la Borusan Istanbul Philharmonic Orchestra, una orquesta creada y mantenida por un grupo empresarial, Borusan Holding, que creó primero una orquesta de cámara que luego se transformó en orquesta sinfónica.
A punto de cumplir sus primeros veinticinco años (debutó en 2000), la orquesta tiene ya un buen número de actuaciones destacadas (incluyendo Festival de Salzburgo o Proms) y ha grabado varios discos.
Tras varios años dirigida por el vienés Sascha Goetzel (2009-20), su nuevo director es Carlo Tenan, que se incorporará 'oficialmente' el próximo 1 de septiembre de 2024, aunque desde 2023 ya se ocupa de la dirección artística.
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