Geopolítica y Relaciones internacionales

Elecciones presidenciales de los EE.UU. 2024

Juan Carlos Tellechea
viernes, 1 de noviembre de 2024
Elecciones EEUU 224 © 2024 by Players on Life Elecciones EEUU 224 © 2024 by Players on Life
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El próximo martes 5 de noviembre, los ciudadanos estadounidenses decidirán quién ocupará la Casa Blanca: la actual vicepresidenta Kamala Harris o el expresidente Donald Trump. Trump promete apartarse radicalmente del curso político actual y su elección tendría graves repercusiones en la democracia, la política exterior y económica de los Estados Unidos, las relaciones transatlánticas y el orden internacional. El resultado de las elecciones al Congreso también influirá en la dinámica futura. ¿Para qué acontecimientos debe prepararse Europa?

Estados Unidos es la nación más poderosa del mundo: económicamente sigue siendo la referencia, militarmente no tiene rival, culturalmente sigue moldeando los gustos de generaciones enteras a través de Hollywood y las listas de éxitos musicales más relevantes. Pero, políticamente es asombroso que una nación tan grandiosa presente una oferta tan modesta cuando quiere elegir a la personalidad mejor, más brillante y más convincente para los próximos cuatro años al que sigue siendo el puesto más importante del mundo.

Su actual oferta es un expresidente mentiroso y fanfarrón, que fue condenado por un jurado como delincuente y que no tiene ni una pizca de lo que antes se llamaba “moralidad y ética”. Una vicepresidenta a la que no se puede acusar de ninguna aberración, pero de la que no se puede pensar que habría salido victoriosa si el actual presidente Joe Bieden hubiera anunciado en primavera su decisión de no volver a presentarse a las elecciones, dando a los demócratas la oportunidad de elegir un nuevo candidato en primarias.

A la hora señalada

En fin, que ahora llega el momento de que los estadounidenses acudan personalmente a las urnas, si todavía no han enviado su voto por correo. Aparentemente, Trump iría al frente en las encuestas. Sin embargo la ventaja es tan mínima que puede caer dentro del margen de error o de algún sesgo no previsto en el muestreo. Así que nada está decidido por ahora.

Sería ingenuo creer que Harris puede ganar los comicios simplemente porque es demócrata y la más simpática de los dos. Hay quienes creen sin embargo que Trump es el más simpático. Pero más aún, además de sus fieles seguidores, hay quienes no gustan para nada de este delincuente, pero el martes se taparán la nariz para evitar su nauseabundo olor y lo votarán de todos modos porque creen que es el más capaz e idóneo para luchar contra la inflación y detener o al menos reducir la inmigración ilegal.

Si Trump puede cumplir alguna de sus promesas solo se vería después de su victoria electoral. Pero si bien todas las esperanzas en Europa están puestas en Kamala Harris no sería de descartar por completo la posibilidad de una victoria de Trump, aunque resulte insoportable pensarlo.

Diferencias

Harris, aparentemente, va por detrás de Trump en algunos sondeos de opinión, pero esto no ocurre así en todos los ámbitos ni con todos los grupos de votantes. Sin embargo, a la candidata demócrata le quedan pocas oportunidades para el repechaje en la carrera final. Donald Trump no le cae bien al 52,1% de ls población de los Estados Unidos; solo al 43,5% le cae bien (según el portal estadístico FiveThirtyEight). La diferencia es grande. Si el resultado de los comicios dependiera de la popularidad, Trump no tendría ninguna posibilidad de ganar las elecciones del 5 de noviembre.

Por otra parte, los bandos de detractores y admiradores de la vicepresidenta Kamala Harris están casi equilibrados, y los que la desaprueban (48,3 por ciento) están comparativamente cerca de los partidarios (45 por ciento). Sin embargo, las estadísticas nunca deben verse en un punto arbitrario, sino siempre a lo largo del tiempo para visualizar la evolución. Y aquí se puede ver que en julio de 2023, los detractores de Trump todavía estaban en el 57 por ciento, mientras que los partidarios solo estaban en el 38,9 por ciento.

Desde entonces, un número notablemente mayor de estadounidenses se ha reconciliado con Trump, pese a que durante ese lapso fue condenado por un jurado por 34 cargos y de que la nominación de Harris dejó obsoleto su antiguo argumento de que era más adecuado para la presidencia que el titular Joe Biden, que mostraba signos de envejecimiento.

Qué puede hacer Harris

La tendencia es, más bien a la baja para la demócrata y al alza para el republicano. Esto se corresponde con las encuestas sobre intención de voto, que ven cada vez más a Trump en cabeza. La media de todos los sondeos nacionales analizados por RealClearPolitics muestra a Trump por delante en 0,2 puntos porcentuales el 28 de octubre. Y va en cabeza, en algunos casos por escaso margen y sin superar el margen de error, en todos y cada uno de los llamados “swing states” en los que probablemente se decida la presidencia, a saber, Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona, Carolina del Norte y Georgia.

¿Qué puede hacer Harris para cambiar las tornas tan cerca del 5 de noviembre? En primer lugar, puede calificar a Trump de amenaza para la democracia. Pero ella ya lo está haciendo, llamándole “fascista”, y él la está llamando “comunista”. Pero el “Proyecto Miedo” parece en gran medida agotado 

cuando el tan mentado 'Hitler' teñido de rubio reparte comida rápida como un simpático abuelo en McDonald's con un delantal de la empresa y obtiene índices de aprobación récord entre los jóvenes negros y latinos, 

escribe el columnista libertario y antiguo partidario del presidente Barack Obama Andrew Sullivan en su boletín The Daily Dish. Por lo tanto, Harris no debería ni dejar de lado el tema ni depender solo de él.

Activar minorías

En segundo lugar, sería muy importante también activar a las minorías. Los afroamericanos están tradicionalmente del lado de los demócratas. Es probable que la mayoría de ellos voten también esta vez a Harris, sobre todo porque tiene un padre jamaicano y, por tanto, negro. Sin embargo, solo alrededor del 58% de los hombres negros y el 63% de las mujeres negras (que suelen acudir más a los colegios electorales) están actualmente a favor de Harris en las encuestas de opinión, mientras que Biden alcanzó el 90% en este grupo.

Entre los latinos, el 56% de las mujeres quiere votar a Harris, pero solo el 37% de los hombres. ¿Significa esto que la carrera ya no es ganable para Harris? En absoluto. A la pregunta de quién se preocupa más por las necesidades de “gente como tú”, el 54% de los negros responde: “Kamala Harris”. Trump solo es mencionado por el 20% de los hombres negros y solo por el 9% de las mujeres negras en la misma encuesta.

En tercer lugar, Kamala Harris debería tener en cuenta al conjunto. Si solo se centra en las minorías, se pierde de vista a la totalidad de los votantes. En general, según una encuesta reciente (GenForward Survey en la Universidad de Chicago), Trump es visto como el que trataría mejor la cuestión de la inmigración (39 a 34%), el que lucharía más eficazmente contra la inflación (39 a 32%) o el que tendría más posibilidades de poner fin a la guerra de Gaza (37 a 26%), aunque para detrimento de los palestinos (como ya ha ocurrido).

Otros aspectos

Pero en otras áreas, Harris es considerada más fuerte por la mayoría de los votantes. Está por delante de Trump en la cuestión de quién de los dos protegería mejor la democracia (42 a 31%), quién protegería mejor los derechos reproductivos (57 a 21%), quién haría más por “mejorar su vida y la de su familia” (39 a 32%), quién paliaría más eficazmente la escasez de vivienda (39 a 30%), quién es más digno de confianza (37 a 25%), e incluso quién tiene la capacidad de ser un líder fuerte (40 a 35%).

En estas cuestiones, aparte de la reproducción y el aborto, así como la protección de la democracia, Harris ha tenido poca visibilidad hasta ahora, principalmente porque no ha ofrecido a los medios de comunicación suficientes hechos y conceptos sobre cómo quiere hacer una política mejor en estas áreas. Aquí tendría que presentar urgentemente un verdadero aluvión de planes en los últimos metros hasta el 5 de noviembre.

En cuarto lugar: es imperioso ir a la caza furtiva de las competencias de Trump. Según la citada encuesta representativa, realizada entre finales de septiembre y principios de octubre, el “crecimiento económico” es la cuestión más citada de entre 29 temas, concretamente por el 16%.

El bolsillo

El problema para Harris es que los republicanos (genuinos, no los trumpistas) son vistos como más competentes que los demócratas en este campo, sobre todo porque muchos estadounidenses recuerdan hoy menos el asalto al Capitolio por los partidarios de Trump el 6 de enero de 2021 que el hecho de que los precios en los supermercados y en la gasolinera eran más bajos bajo su presidencia, especialmente en relación con sus ingresos.

Por eso, la mayoría de los votantes no están convencidos de que los macrodatos económicos muestren que Joe Biden está haciendo un buen trabajo, sino que ven que los microdatos les están haciendo la vida más difícil; no se puede responder de entrada si Biden y Harris tienen la culpa de ello o si Trump lo haría mejor. Así que ella tiene que reclamar para sí la competencia en la resolución de problemas del mismo modo que Trump lo hace para sí mismo. Sencillamente, tiene que aprovecharse de él.

En segundo lugar está la cuestión de la “desigualdad de ingresos” (10%), que parece hacer el juego a los demócratas y celebra al ala izquierda del partido con el habitual llamamiento a la redistribución. Pero si Harris insiste demasiado en esta postura, perderá a los esperados votantes independientes del centro.

Inmigración

El tercer tema, la inmigración (9%), es de nuevo un tema de Trump, que promete la emigración de millones de inmigrantes ilegales. En su primera presidencia, no construyó el prometido muro con México y no detuvo en absoluto la inmigración ilegal. Pero al menos la ralentizó, y con el telón de fondo de una recesión y más tarde de la pandemia de Covid, redujo principalmente la inmigración legal a través de tarjetas verdes a alrededor del diez por ciento. Aquí es donde Harris debe abrirse paso entre el electorado de Trump y presentar sus propios conceptos.

Unas leyes de armas más estrictas (6%), la deuda nacional, el cambio climático y el sistema sanitario (5% cada uno) siguen en la lista de prioridades y están todos claramente más dentro de la esfera de competencia de los demócratas, pero hasta ahora Harris no ha conseguido llevar estos temas al gran escenario.

En quinto lugar, Kamala Harris haría bien en distanciarse de Joe Biden para poder prometer de forma creíble que lo hará mejor; lamentablemente tendría que empujar al presidente para que ruede escaleras abajo, por así decirlo. Esto es difícil porque, en cualquier caso, seguirá siendo su adjunta hasta enero. Pero ahora ya no puede permitirse ser demasiado considerada con él. Debe, por ejemplo, cortejar a las clases medias, atraer tanto a hombres como a mujeres, donde es claramente líder, y hacer creíble que tomará medidas más duras contra la inmigración ilegal, aunque esto enfurezca a la izquierda del partido.

Arriba y fuerza

Quienquiera que la acuse de estar a favor de un enfoque muy laxo de la inmigración o en contra del fracking en la anterior campaña electoral podría decirle que ha aprendido mucho en sus cuatro años de mandato, pero que desgraciadamente no tiene autoridad todavía como vicepresidenta y presidenta del Senado para cambiar las tornas en este terreno.

Si Kamala Harris no se presentara ahora con fuerza como la nueva candidata con nuevos conceptos para la presidencia en el sprint final, el antiguo presidente retornaría a la Casa Blanca aunque tenga ideas poco claras o nulas. 

Ambos candidatos siguen estando muy cerca el uno del otro; Kamala Harris aún no ha ganado ni ha perdido. Pero sus posibilidades irían en sólido incremento si la ciudadanía estadounidense la apoyara resueltamente: los jóvenes pensantes, los nativos americanos, las mujeres y hombres negros, los latinos de buena fe, los republicanos decentes que no quieren ser cómplices de un delincuente de la calaña de Donald Trump o de sus secuaces, sediciosos y subversivos.

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