Artes visuales y exposiciones

Wo alles begann

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 6 de noviembre de 2024
wo alles begann © 2024 by Sandstein Verlag wo alles begann © 2024 by Sandstein Verlag
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El 250º aniversario del nacimiento de Caspar David Friedrich se celebra este año en Dresde con una magna exposición de sus obras maestras. Wo alles begann (Donde empezó todo) se titula la muestra que se extiende desde el 24 de agosto en dos museos de las Staatliche Kunstsammlungen, SKD (Colecciones de arte estatales) de esa ciudad atravesada por el río Elba: en el Kupferstich-Kabinett (Gabinete de grabados) la exhibición va hasta el 17 de noviembre próximo; en el Albertinum hasta el 5 de enero de 2025.

Exposición Caspar David Friedrich. Wo alles begann. © 2024 by Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Oliver Killig.Exposición Caspar David Friedrich. Wo alles begann. © 2024 by Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Oliver Killig.

Durante más de 40 años, Dresde fue el centro de la vida de Caspar David Friedrich. Allí, en la pinacoteca, estudió a los antiguos maestros, y comenzó a pintar en 1807, convirtiéndose en uno de los artistas más importantes del Romanticismo alemán. Los museos de Dresde confrontan ahora a los modelos y contemporáneos de Friedrich con sus cuadros más bellos. La exposición en el Albertinum deja claro por qué el pintor despierta tanto interés hoy en día.

Caspar David Friedrich, "La cruz en las montañas" (Altar Tetschen), 1807/08. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.Caspar David Friedrich, "La cruz en las montañas" (Altar Tetschen), 1807/08. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.

Más de 200 piezas, entre cuadros y dibujos, permiten conocer la obra y la técnica pictórica de Friedrich, así como su mundo emocional y su entorno vital y artístico. Se exponen sus 47 cuadros famosos, todos ellos realizados en Dresde, así como estudios y bocetos del artista nacido en Greifswald, a orillas del Mar Báltico.

Debates

Caspar David Friedrich también participó en debates sobre arte en Dresde, viajó por la ciudad para inspirarse en la naturaleza, fundó una familia y creó una gran red de contactos. Murió en mayo de 1840 y fue enterrado en el entonces Cementerio Nuevo de la ciudad.

Es esta la tercera gran exposición del año con motivo de este aniversario, después de las de Hamburgo (en la Kunsthalle) y Berlin (Alte Nationalgalerie).

Publicación

El voluminoso catálogo, publicado por la editorial Sandstein de Dresde, reune ensayos y artículos del equipo de historiadores del arte y especialistas que comisaría la exposición: Stephanie Buck (directora del Gabinete de grabados) y Hilke Wagner (directora del Albertinum), así como Petra Kuhlmann-Hodick, Liliane Wiblishauser, Holger Birkholz, Katja Paul y Sylvia Karges (del Münzkabinett, Gabinete numismático).*

Caspar David Friedrich, "Vista del valle del Elba", 1807. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.Caspar David Friedrich, "Vista del valle del Elba", 1807. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.

Otros destacados expertos analizan exegéticamente asimismo la obra de Caspar David Friedrich y su recepción con diversas e importantes contribuciones acerca de sus muy variados aspectos. Es justo mencionarlos a todos. Se trata de los historiadores del arte y académicos Hans Dickel, Johanna Ziegler, Werner Busch, Anna Marie Pfäffin, Christoph Ort, Christiane Lukatis, Yuko Nakama, Anke Fröhlich-Schauseil, Carolin Quermann, Florian Illies, Frank Richter, Dirk Gedlich, Roland Enke, Johannes Grave, Christian Scholl, Nina Amstutz, Maria Körber, Kathleen Hohenstein, Juliane Busch, Katrin Bielmeier, Mareike Hennig, Linda Alpermann, Johannes Rößler, Marina Schulz, Claudia Maria Müller y Klara von Lindern que han hecho importantes aportes a la exhaustiva publicación.

Quienquiera que hasta ahora haya visto con entusiasmo las obras de Friedrich como meros paradigmas de una evasión romántica del mundo, quedará desengañado al estudiar este libro. Romanticismo y realismo no se excluyen mutuamente en la obra de Friedrich. Ésta se clasifica como parte de la vida social y artística general de su época. En sus paisajes siempre hay una tensión entre los panoramas idealizados y la verdad de la naturaleza. Son símbolos e imágenes al mismo tiempo; esa dialéctica recorre la historia del arte hasta nuestros días.

Paisajes

Caspar David Friedrich, "Paisaje bohemio con niebla", 1808. © 2024 by Albertinum / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.Caspar David Friedrich, "Paisaje bohemio con niebla", 1808. © 2024 by Albertinum / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.

La exposición del Albertinum presenta a Caspar David Friedrich como pintor. Sus cuadros pueden verse allí junto a paisajes de sus modelos, los pintores Jacob van Ruisdael, Salvatore Rosa y Claudio de Lorena, así como de sus contemporáneos. La exposición del Gabinete de grabados se centra en el proceso artístico. Se exponen dibujos (estudios, bocetos) que Friedrich realizó en sus paseos por Dresde y en sus viajes a Greifswald, Rügen y las Montañas de los Gigantes.

Caspar David Friedrich, «El caminante sobre el mar de niebla», 1817. © 2011 by Dominio público / Cybershot800i.Caspar David Friedrich, «El caminante sobre el mar de niebla», 1817. © 2011 by Dominio público / Cybershot800i.

Quizá El caminante sobre el mar de niebla sea el cuadro más conocido de Caspar David Friedrich en la actualidad, pese a que se le atribuyó tardíamente. La tela no apareció en el mercado del arte hasta mediados del siglo XX y se la asocia a Friedrich sobre todo porque incorpora algunos de sus estudios de la naturaleza. En este lienzo se ve a un hombre de espaldas y de pie sobre un pico rocoso con las montañas envueltas en niebla frente a él. Se dice que lo pntó hacia 1817 o 1818.

Obra atípica

En general, El caminante sobre el mar de niebla es una obra atípica en muchos aspectos, según el historiador del arte Dr Johannes Grave, profesor de la Universidad Friedrich Schiller de Jena y uno de los importantes autores del catálogo :

Probablemente no haya ningún otro cuadro de Friedrich en el que una figura humana aparezca de forma tan grande y central.

Aunque se sabe por los escritos conservados de Caspar David Friedrich que concebía al Hombre en su dependencia de Dios, El caminante sobre el mar de niebla parece buscar una experiencia de lo sublime.

Al mismo tiempo, el cuadro invita al espectador comprometerse con la visión, explica el profesor Dr Grave:

Nos encontramos con alguien que ve, pero no podemos ver lo que él ve. Por tanto, tenemos buenas razones para suponer que esta imagen también pretende hacernos reflexionar sobre la visión.

Preindustrial

Caspar David Friedrich, "Tarde en la playa del mar Báltico", 1831. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.Caspar David Friedrich, "Tarde en la playa del mar Báltico", 1831. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.

Claro, eran otros tiempos. Sus imágenes vienen de otro mundo, si bien muestran lugares conocidos: la isla de Rügen (la mayor de Alemania), Greifswald, las playas del mar Báltico, los macizos montañosos del centro de Europa. Friedrich los pintó antes de 1840. Es decir, en la época que ahora se califica de “preindustrial” en los mapas climáticos. Con sólo 280 ppm de CO2 en el aire, la proporción de gases de efecto invernadero procedentes de la combustión de petróleo, carbón y gas era aún prácticamente nula. Hoy se está, en el mejor de los casos, en 420 ppm, y mucho más arriba (1500 ppm en algunos sitios más contaminados por la industria).

Las ciudades de Friedrich no tienen chimeneas ni fábricas, el campo no tiene carreteras ni polígonos industriales, no hay refinerías ni parques eólicos. Tal vez hizo un poco de trampa o los edificios más altos eran en realidad iglesias. La naturaleza es extrema y sobrecogedora, las pocas personas son enanas y se contentan con permanecer de pie al borde del cuadro de una pieza. O se asoman al mar de niebla como excursionistas sin chaquetas de textiles especiales de tipo “membrana”, ampliamente utilizados hoy en día en la confección de ropa deportiva para actividades al aire libre.

Destrucción

Solos y solitarios y llenos de humildad ante el violento entorno que aún no necesitaba de protectores como los chicos del Friday for future o Greenpeace. El éxito posterior de Caspar David Friedrich tiene sin duda algo que ver con esto: recuerda al espectador lo que se ha perdido y lo que se sigue destruyendo cada día. Cuanto más se convierten los campos en monocultivos, los bosques en lugares de producción forestal y los mares en zonas vacías de muerte pesquera o de explotación mineral en sus profundidades, más se necesita el consuelo de una romántica puesta de sol en el bosque primigenio, justo detrás del monasterio en ruinas. Y cuando se haya talado, desecado, arado y asfaltado la encantadora naturaleza de Friedrich a la vuelta de la esquina, entonces sus admiradores volarán a Nueva Zelanda para disfrutar de quince días de baños en un bosque.

Ciegos

Los cuadros de Caspar David Friedrich fueron como puntos ciegos en su época. Las Colecciones Estatales de Arte de Dresde poseen un pequeño cuadro de Caspar David Friedrich que muestra un arbusto en la nieve. El pequeño cuadro está pintado casi gris sobre gris. Tiene un primer plano blanco cubierto de nieve, detrás del cual las ramas oscuras y húmedas se entretejen formando una densa alfombra.

Caspar David Friedrich, "Arbustos en la nieve", 1827/28. ©  2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.Caspar David Friedrich, "Arbustos en la nieve", 1827/28. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.

Si se expusiera en el contexto habitual de la pintura del siglo XIX, podría pasar desapercibida. Sin embargo, ahora que el maestro alemán de Dresde está en el punto de mira, realmente destaca porque la obra es insólita, la importancia de esta joya pictórica reside precisamente en su insignificancia. Cuando el cuadro se presentó por primera vez en la Exposición de la Academia de Dresde en 1828, aún se titulaba Del brezal de Dresde.

Friedrich subrayaba así el carácter incidental del motivo, que parece representar una impresión momentánea. Tales instantáneas, como hoy se denominan en la era de la fotografía, las plasmaba Friedrich sobre todo en dibujos. El cuadro está ejecutado con precisión. Sin embargo, si se observa con atención, se aprecia la calidad abocetada, la pincelada rápida sobre el dibujo subyacente, con la que Friedrich plasmaba principalmente las ramas directamente sobre el fondo del cuadro, que ahora se titula Arbustos en la nieve.

Abstracción

Friedrich pintó directamente sobre el color del cielo superpuesto utilizando la técnica húmedo sobre húmedo en la pintura que aún no se había secado. Esto le permitió pintar los arbustos con rapidez y seguridad. De ahí la espontaneidad de esta pequeña impresión paisajística. Pareciera como si Friedrich la hubiera plasmado en el lienzo directamente delante del motivo. Pero como todos sus cuadros, el pintor no creó esta obra in situ, como un cuadro al aire libre, sino en su estudio.

La obra está demasiado bien pensada y estructurada. La configuración de celosía de las ramas cierra todo el espacio pictórico, que desaparece en una bruma gris. Para el espectador actual, la obra parece casi abstracta. Recuerda incluso a los cuadros de árboles de Piet Mondrian, antes de que llegara a la abstracción geométrica de sus famosos campos de color. En estas primeras obras, el holandés también estructuraba el espacio pictórico con ramas grises y lo descomponía de forma casi cubista.

Caspar David Friedrich, "El cementerio", hacia 1825. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.Caspar David Friedrich, "El cementerio", hacia 1825. © 2024 by Albertinum Staatliche Kunstsammlungen Dresden, SKD / Elke Elstel & Hans-Peter Klut.

Para Friedrich es igualmente importante hoy una actitud de recepción que va más allá de la mera percepción del objeto e incluye su interpretación. El catálogo de la editorial Sandstein describe, por ejemplo, la fisonomía que Friedrich da a los árboles, las ruinas y los cementerios representados. Entre otras cosas, documenta el claro rechazo de Friedrich a la “manera ingenua” de retomar la pintura del pasado y trata en detalle su aproximación a la pintura de los maestros antiguos.

Efectos

Mención especial merecen los vínculos entre los textos del catálogo y la literatura histórico-artística de Friedrich. Se analizan los efectos de la obra de Friedrich en sus contemporáneos. En ocasiones fue un crítico feroz de sus compañeros artistas. Se examina el color como portador de emociones, así como su técnica pictórica. La variedad de aspectos y los diferentes enfoques de las cuestiones de detalle son impresionantes. También se analizan sus relaciones con los príncipes mecenas rusos.

El sublime paisajismo de Friedrich solo se aprecia realmente en comparación directa con paisajes de Jacob van Ruisdael, Salvatore Rosa o Claudio de Lorena, cuadros que ya en vida de Friedrich figuraban entre las obras mayores más apreciadas de la pinacoteca de Dresde. Friedrich las había visto y estudiado. Y con la luz misteriosa de sus cuadros, la representación de la distancia infinita, el resplandor de su transparencia aérea en la aplicación del color, a menudo iba mucho más allá de estos modelos.

Pero hay algo más que hace a Friedrich tan fascinante para el público de hoy. En esta época de avalancha de imágenes, el espectador disfruta cuando la reducción y la abstracción calman la mente y la armonizan con lo esencial. Friedrich ya tenía un ojo especial para esto. Esto queda claro en la confrontación de su cuadro Salida de la luna junto al mar con el Paisaje forestal con tres filósofos de Salvatore Rosa, del siglo XVII.

Diferente

Los tres hombres de Rosa pueden estar discutiendo animadamente sobre la naturaleza y dando cuenta de sus propias impresiones sensoriales. Sus gestos así lo atestiguan. En la obra de Friedrich, sin embargo, vemos tres figuras completamente inmóviles. Dando la espalda al espectador, están sentadas en una roca de la orilla y contemplan embelesadas la luna que se eleva en el horizonte. El hombre y las dos mujeres están completamente inmersos en los sentimientos que les provoca el espectáculo natural.

Esta concentración en el motivo central, en este caso la luna, es uno de los puntos fuertes de Friedrich. Y logra este efecto de concentración con un truco que le es característico: la figura de espaldas. En los paisajes siempre han aparecido personas. Pueden ser agricultores, pastores o viajeros. Se dedican a sus quehaceres y aprovechan la naturaleza de alguna manera. El maestro francés del siglo XVII Claudio de Lorena prefería situar las figuras en primer plano para dar profundidad al cuadro y grandeza a la naturaleza. Friedrich hace lo mismo. Sin embargo, de forma diferente a todos los pintores que le precedieron.

Notas

Holger Birkholz; Petra Kuhlmann-Hodick; Stephanie Buck & Hilke Wagner, "Caspar David Friedrich. Wo alles begann", Dresden: Sandstein Verlag, 2024, 432 Seiten, 499 meist farbige Abb. ISBN 978-3-95498-829-7. Hardback 48,00 €

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