Sevilla, miércoles, 5 de marzo de 2003.
Teatro Central. Taxi. Ópera experimental de Diana Pérez Custodio. Diana Pérez, composición y libreto. Claudio Zulián, dirección de escena. Alicia Molina, cantante. Vera Bibija, bailarina. David Lobo, actor. Ciclo de Música Contemporánea.
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Es sano y positivo para un Ciclo de Música Contemporánea como el que cada año programa el Teatro Central sevillano jugar en el límite, en el filo, al borde de lo inestable. Asumir riesgos – cómo el año pasado con Amor Pelirrojo y éste con Taxi - es una tarea que conlleva muchas implicaciones, pero que puede dar a la larga excelentes resultados. La obligación de cualquier festival, ciclo, temporada de conciertos, etc... debería de ser, no sólo la de dar a conocer la música de su tiempo, sino también la de incentivar la creación de nuevas obras en todos los géneros. La ópera no puede ser una excepción, basta ver la programación de los principales teatros internacionales para comprobar la vitalidad del espectáculo.Ahora bien, aún suponiéndole a sus respectivas obras un claro compromiso, al margen de sus resultados, con la música de hoy, la deuda con la ópera clásica es más que evidente, especialmente en lo que a puesta en escena y trabajo vocal se refiere......Y ahí es donde entra una propuesta como la de la compositora algecireña, pero radicada en Málaga, Diana Pérez Custodio (1970). Taxi se resiste a ser encasillada. ¿Ópera o teatro musical? ¿Perfomance electroacústica? Todo eso y más. El trabajo musical que encierra constituye sólo él, una obra en sí misma. Un apasionante recorrido íntimo y personal por el singular imaginario de su compositora. En definitiva, una creación electroacústica con una base casi enteramente vocal, que deviene, en una suerte de continuo musical cargado de una simbología que nos es familiar y reconocible, y donde apreciamos uno de los más exquisitos trabajos de transformación y sometimiento del material primigenio, la voz, que hemos atendido. Vemos en Taxi, además, una obra profundamente madurada, coherente, con una estructura sólida y diferenciada, bien hecha y con excelentes valores musicales.El riesgo de su composición es asumido a medias con el director de escena, el también compositor Claudio Zulián. Este, propone un recorrido laberíntico cargado de recuerdos personales que el espectador es, literalmente, obligado a seguir. Una vez que el público se acomoda, comienza la acción. Todo el libreto de la obra, escrito en su integridad por Diana Pérez Custodio, resume y ejemplifica a la perfección el carácter sumamente expresivo y deliciosamente surreal de su autora.El resto, lo ponen una cantante, Alicia Molina ¿futura Esperanza Abad de la nueva música? obligada a un tour de force vocal desquiciante y alucinado, un actor, David Lobo, en imaginativo y no menos estrafalario rol de taxista, y una bailarina, alter ego de la cantante, Vera Bibija, que llamó la atención del auditorio por sus frenéticos y violentos movimientos escénicos. Todos ellos cumplen con creces, y sobretodo, con implicación y pasión por un trabajo, que no dudaremos en considerar, epígono de cómo se ha de entender la “otra” ópera contemporánea.Taxi ha podido verse en Granada, como estreno absoluto, y a continuación en Sevilla. En ambos casos con merecido éxito de crítica y público. Diana Pérez Custodio, con una, ya, amplia carrera compositiva a sus espaldas, no olvidemos el fabuloso trabajo radiofónico Llama, estrenada en el Festival de Alicante de 1999, ha logrado no dejar indiferente a nadie. Quería emocionar y conmover: objetivo logrado. Ahí queda su Taxi, para quién quiera atreverse a montarse en él. A buen seguro acabará fascinado por el viaje.
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