España - Madrid

El 'Concerto' de Falla como vanguardia

Juan Krakenberger
jueves, 4 de septiembre de 2003
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Madrid, domingo, 4 de mayo de 2003. Auditorio Nacional, Sala de cámara. Plural Ensemble, Director Fabian Panisello y Rosa Torres Pardo, piano. Tomás Marco: Deus ex bachina (Grande Partita sopra il NOMINE)', Santiago Lanchares: 'Krono', Luis de Pablo: 'Solo Kunst', David del Puerto: 'Wiegenlied para Leo' y Manuel de Falla: 'Concerto para piano y 5 instrumentos'. Asistencia: 50% del aforo
0,0001624 Tengo que confesar, antes de iniciar mi crónica, que para mí, el mayor atractivo del programa era el Concerto para clave y 5 instrumentos de Manuel de Falla, porque solamente lo conocía a través de grabaciones: Nunca antes había tenido la suerte de escucharlo en vivo, y eso que resido en España desde hace treinta años. No digo que durante estos 6 lustros no se haya programado nunca, pero ciertamente habrá sido muy pocas veces. Esto habla bastante mal de la cultura musical del país, porque se trata de una obra excepcional, compuesta por uno de los más ilustres compositores españoles. Si tomamos además en consideración que fue escrito entre los años 1923-1926, resulta que Falla fue pionero en un lenguaje post-barroco, neo-clásico, moderno y revolucionario –uno de los primeros de utilizarlo, antes mismo que compositores franceses como Milhaud o Poulenc, en el marco de la música de cámara.Pero resulta, como muchas veces sucede, que las otras obras programadas también tenían interés, y que el nivel de la interpretación fue muy satisfactorio. Así que iré por partes:El programa se inició con Deus ex bachina (Grande Partita sopra il NOMINE)de Tomás Marco. Escrito en 1999, para flauta, oboe, clarinete, violín, ‘cello, marimba y piano, parte de la célula B-A-C-H (si-bemol/la/do/si-natural) pero luego amplia ésta con alusiones a corales y melodías reconocibles del cantor de Leipzig. Se trata de una obra larga (unos 33’), a mi juicio un tanto desigual. Si bien el “Preludio fugato” inicial y el “Torso di Ciaccona” final se mueven y mantienen el interés del oyente, el 2º movimiento “Gigas” a carga del trío de vientos es demasiado largo con relación al material temático empleado, y llega a cansar. El movimiento central “Corales” apenas se salva por los recuerdos que evocan las citas bachianans, y recién en el próximo, “Sarabandas” a cargo de violín y ‘cello, renace el interés. Bien logrado el vaivén de acordes y arpegios en el final, que tiene una sonoridad cautivadora. Dudo que el propio Bach, con este material temático, hubiera escrito más de media hora de música, pero esto es otra historia. Fabián Panisello dirigió al conjunto con autoridad y pleno dominio, y la versión fue de gran calidad.Siguió Krono de Santiago Lanchares, obra de unos 13’, para un conjunto similar a la obra anterior, y que consta de tres segmentos, uno rápido, otro más encalmado, y un final nuevamente más movido. Se escuchaba con interés, sobre todo debido a la sonoridad atractiva producida por el juego entre el piano y el vibráfono. El compositor, presente en la sala (al igual que los otros autores) agradeció los aplausos, que compartía el conjunto y su director.La segunda parte del concierto se inició con la obra de Luis de Pablo Solo Kunst para clarinete solo. Se trata de tres piezas, las laterales para clarinete, y para clarinete bajo la central, basadas en los Contrapuntos 1, 3 y 2 (en éste orden) del Arte de la Fuga de J.S.Bach. Para quien conoce bien estas fugas a cuatro voces, era posible seguirlas en este “arreglo” para una sola voz, porque el discurso hecho por Luis de Pablo escoge notas de las cuatro partes originales, en un lenguaje ciertamente interesante. La versión, a cargo de Juan García, fue ejemplar. Sacar el tema con un determinado timbre, para diferenciarlo del resto de las notas, no es nada fácil.El mismo clarinetista, en compañía de César Peris, percusión, tocó a continuación Wiegenlied para Leo de David del Puerto. Clarinete bajo y varios instrumentos de percusión (Parches, maderas, tam tam) tejen un dialogo amigable y placentero, muy ameno y apto –como canción de cuna – para dar placer a un niño. Pieza de unos 10’ de duración, recibió nuevamente una interpretación limpia, clara y transparente.Y por fin, el Concerto para piano y 5 instrumentos, de Manuel de Falla, con Rosa Torres Pardo como solista. Quiere parecerme que el efecto sonoro global con clave es aún más transparente, pero aún así la versión fue pulcra e interesante. Los tres tiempos de que se compone esta obra compacta (rápido-lento-rápido) desfilan rápidamente y asombran por su modernidad. Quienes dicen que de Falla solamente componía en su vena nacionalista quedan totalmente desautorizados. He aquí un lenguaje universal, moderno, una versión aún hoy vigente de reminiscencias barrocas de antaño pero magistralmente vertidos en lenguaje actual. Hay ritmo, hay secuencias armónicas hacia mayor o menor tensión, pero también hay cadencias libres. Además se juega con sonoridad alternativa (tutti versus soli), a lo concerto grosso. ¿Qué más se puede pedir?Que esa música se oiga en España solamente muy de vez en cuando, es imperdonable. Por ello, el esfuerzo del Plural Ensemble es doblemente meritorio. El conjunto instrumental, formado por Alicia Suescun, flauta, Maricarmen Ruiz, oboe, Juan García, clarinete, Ema Alexeeva, violín y David Apellaniz, ‘cello, bajo la experta dirección de Fabián Panisello, tocó con entusiasmo y brillantez. Rosa Torres Pardo tocó la parte solista con autoridad, con la partitura en el atril. Las cadencias del segundo movimiento permiten mucha libertad, y hay varias maneras de encararlas. En el clave deben ser una especie de paráfrasis de las cadencias que se solían intercalar entre los recitativos. ¿Cómo hacerlos en el piano? ¿Imitar barroco o soltar algo más de expresión pianística? La solista optó por una solución intermedia, que no me convenció del todo. Pero en general, la versión fué pulcra, y hubo pleno dominio técnico y de conjunto con el grupo instrumental. Nutridos aplausos premiaron la labor de la solista, el director y los músicos.Un broche de oro final para un concierto con música española del siglo XX, cuyo interés fue en aumento a medida que avanzaba el programa. Por lo menos fue esto lo que pude apercibir a través de los aplausos.
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