España - Madrid

Nono: la claridad que respira

José-Luis López López
lunes, 23 de junio de 2003
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Madrid, martes, 3 de junio de 2003. Teatro Monumental. Obras de Luigi Nono. ‘Post-prae-ludiom per Donau (1987)’, tuba (en fa) y ‘live electronic’. ‘A Pierre, dell’infinito azzurro, inquietum (1985)’, para flauta contrabajo, clarinete contrabajo y ‘live electronic’. ‘Das atmende Klarsein (1981’, para coro de doce voces, flauta baja y ‘live electronic’. Roberto Fabbriciani, flautas. Kaus Bürger, tuba. Ciro Scarponi, clarinete contrabajo. Freiburger Solistenchor. Experimentalstudio der Heinrich-Strobel-Stiftung des Südwestrundfunks Freiburg (Breisgau). Proyección de sonido: Michael Acker, Reinhold Braig, Joachim Haas. Técnico de sonido: Bernd Noll. Director: André Richard. Ocupación: tres cuartos del aforo
0,0002307 La ventaja de escribir las reseñas para Mundoclasico.com es doble: en primer lugar, no hay los límites de espacio que en los diarios escritos de papel obligan a comprimir, a veces casi telegráficamente, las impresiones y opiniones del crítico. En segundo lugar, tampoco se da aquí la presión de la inmediatez temporal que en esos medios, en dura competición por la primicia (después casi siempre efímera) de la ‘noticia’, es requisito imprescindible. Podemos aquí, pues, con la debida distancia y perspectiva, reflexionar calmadamente acerca de acontecimientos musicales recientes (aunque ‘reciente’ signifique dos semanas o poco más).El presente concierto era como el prólogo o preludio del ‘gran acontecimiento’: la puesta en escena, al siguiente día y en el mismo lugar, del Prometeo. Tragedia dell’ascolto del propio Luigi Nono. La misma brevedad de este concierto (las tres piezas juntas tienen menos de la mitad de duración del Prometeo), la presencia de algunos de los intérpretes protagonistas (el coro, algunos instrumentistas, el imprescindible Experimentalstudio de Friburgo de Brisgovia, la dirección de la persona que quizá conoce el Prometeo mejor que nadie en el mundo, André Richard) ayudaban a dar esa sensación como de ‘aperitivo’ anterior al ‘banquete’. Pero ¡qué ‘aperitivo! Se comprende que hubiera quien no pudo asistir los dos días (hubo no pocos que viajaron muchos kilómetros expresamente para la ocasión; quien esto firma se desplazó exclusivamente de Sevilla a Madrid, y tuvo la fortuna de poder hacerlo para los dos conciertos, pero otros aficionados sólo pudieron viajar, por distintos motivos, el segundo día). Después de esta primera experiencia, y ya con la perspectiva de los días transcurridos, lo siento mucho por los que se perdieron esta ocasión. Y, desde luego, los que hubieran podido estar y no quisieron, en el pecado llevan la penitencia.Para decirlo de una vez: fue un concierto perfecto. Perfecto, según el concepto de ‘perfección’ que tenía el mismo Nono, y no según la noción técnico-esteticista de lo ‘perfecto’ que padecen y perpetran quienes no han comprendido aún qué es eso de la tragedia de la escucha que subtitula al Prometeo ¡Si hasta los gritos de, al parecer, una manifestación que pasaba por la calle, contra la OTAN, contra la guerra o contra el Gobierno, qué más da, en varios de algunos pianísimos del coro en Das atmende Klarsein habrían sido escuchados (y me atrevo a decir que hasta programados) con complacencia por el mismísimo Nono!Pero, claro, los puristas que opinan que la escucha dentro de una campana de cristal, insonorizada de toda contaminación exterior, exenta hasta de los ruidos corporales de los propios oyentes, que no sólo no deberían toser, sino incluso tampoco respirar, algo tienen siempre que decir para mostrar que no se ha cumplido su exquisito ideal ficticio al que ellos llaman ‘perfección’, que no tiene nada que ver con el compromiso y la aspiración humana suprema que guiaba la creación noniana, immersa en la historia y en el empeño de la transformación de la realidad.La primera obra interpretada, Post-prae-ludium per Donau, compuesta en 1987 para el Festival de Donaueschingen (de ahí el nombre de la pieza: ah, el chorrito de la fuente que es considerado el nacimiento del Danubio, en esa ciudad alemana), donde se estrenó el 17 de octubre de ese año, para tuba y dispositivo electroacústico. Ya se interpretó el 3 de octubre de 2002, en el XVIII Festival Internacional de Música Contemporánea, por el tubista Jesús Mª Jara Torres, con el LIEM del CDMC encargado de la electroacústica. En la ocasión que comentamos ahora, el excelente tubista Klaus Bürger juega magistralmente con el lenguaje abierto de la obra (que fue dedicada a la polifacética y genial figura musical de Giancarlo Schiaffini, compositor, trombonista, tubista, que se desempeña con la misma seguridad y naturalidad en el campo de la música contemporánea y del jazz), para cuyo estreno Luigi Nono escribió: ‘El curso de esta composición está fijado en sus detalles, sin embargo la realización está pensada como unos apuntes para el intérprete. Las nuevas posibilidades de la tuba de seis cilindros dan al ejecutante una continua libertad de superar estos apuntes y crear eventos sonoros casuales’. Estamos, pues, ante el ‘discurso musical abierto’ que caracteriza a la obra de Nono, sobre todo en sus años maduros, del mismo modo que lo que caracteriza a la filosofía de su amigo, yerno y estrecho colaborador Massimo Cacciari es el ‘discurso filosófico abierto’. Las influencias mutuas entre estos dos pensadores, el pensador musical y el pensador filosófico, merecen una mirada profunda que nos puede ayudar a comprender mejor a ambos y a nosotros mismos.A Pierre, dell’infinito azzurro, inquietum, para flauta baja, clarinete contrabajo y electrónica en vivo, fue compuesta en 1985 y dedicada a Pierre Boulez con ocasión de sus 60 años, que cumplía el 26 de marzo. Cinco días después, el 31 de marzo, en Baden-Baden se estrenó la obra con Roberto Fabbriciani (flauta contrabajo), Ciro Scarponi (clarinete contrabajo) y el Experimentalstudio de Freiburg (electrónica en vivo). Es decir ¡exactamente los mismos intérpretes que actuaron en el Monumenta, colaboradores habituales del último decenio de la vida de Nono! ¿Quién da más?Y el broche de diamantes del día, Das atmende Klarsein. ¿Por qué traducir, como hemos podido ver, ‘la respiración’ o ‘el hálito de la claridad’? El verso número 24 de la Séptima Elegía de Duino de Rainer Maria Rilke dice: ‘nicht nur, nach spätem Gewitter, das atmende Klarsein’. O sea, literalmente (¿para qué cambiar?) ‘no sólo, después de una tormenta tardía, la claridad que respira ‘. Esas son las primeras palabras seleccionadas por Massimo Cacciari como texto para el coro: ‘nach spätem Gewitter... das atmende Klarsein...’ Después se intercalan otros textos de las Elegías de Duino con antiguas plegarias órficas (palabras de Menandro, alusión a la fuente de Mnemosine, la Memoria, augusta diosa órfica madre de las Musas, fuente en la que, al beber, ‘exploramos’ ins Freie , en lo Libre, en lo Abierto, en lo que fluye sin repetición, sino en continua recreación, en la que se da la ‘escucha’ de la Memoria y del Olvido, la infinita diferencia, el recorrido de todo camino, sabiendo que no es ni será ‘de salida’, sin nostalgia, sin consuelo, pero siempre camino, siempre libertad.Y ahí estamos, ya en plena ‘tragedia de la escucha’. Sin explorar las honduras de la poesía rilkeana, y los enigmas y abismos de la antigua sabiduría dionisíaco-apolínea ¿cómo sería posible ‘escuchar’ la música de Nono? ¿Cómo un conjunto de bellos ruidos? La tragedia primera es que no escuchamos, ni siquiera escuchamos todos los sonidos, y menos aún más allá de la capa superficial que nos remite a la totalidad en la que nosotros mismos estamos insertos. Mucho hay que leer, mucho hay que pensar, mucho que meditar para ser capaces de merecer la tragedia última, consumada, de la escucha total. Desazonante, inquietante ¿no? Pues esa es la música de Nono. Más aún. Esa, y sólo esa, ha sido, detrás de todos sus simulacros y disfraces, la Música. Y los intérpretes sus ‘mediums’, sus servidores. Inmensos todos ellos en esta ocasión: el Freiburger Solistenchor (doce voces: tres sopranos, tres mezzos, tres tenores, tres bajos, cuyos nombres merecen quedar registrados, y así lo haré en la reseña que se publicará a continuación de esta sobre Prometeo. Tragedia dell’ascolto), coro de una afinación melódica, dinámica, tímbrica, cromática y todos los parámetros musicales que se quieran, con una exactitud y una sensibilidad tan portentosas que parecían imposibles; el gran Roberto Fabbriciani, el insustituíble Experimentalstudio de Freiburg. De nuevo, los protagonistas co-creadores de la obra de Nono, que escribió estas palabras en su día: ‘Para mí esto significa la enorme amplitud que se puede conseguir a través del Estudio Experimental de Friburgo, unida a las sorprendentes innovaciones de Fabbriciani, y la apasionante nostalgia entre pasado y futuro de las voces del coro (fragmentos de canto órfico y de R.M. Rilke’. Una velada inquietante, memorable, única.
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