Sin estragos en la fineza o Banzo y Almajano

0,0001615 En su octava edición, el Ciclo Complutense de nuevo ha iniciado su temporada en el Otoño Madrileño reservándose para la misma gratas sorpresas para un casposo público que cada vez quiere parecer más joven; seguimos en las mismas, de ese 80% podemos sacar una media de 45 años poco más o menos, doctores varios en las diversa carreras, parecen ser, y no el estudiante de diplomatura que hace unas semanas calculó cuantos Euros se ahorraría para poder pagarse una copa en la fiesta del colegio Mayor. Política que llevará, tarde o pronto -esperemos que tarde- al fin del ciclo tras la falta de público.Se notó ello en la noche inaugural: si se anuncia programa de lujo, un encaje de bolillos musical y a lo nacional, y al mismo sólo accede una mísera parte de público abonados al ciclo, esto no es precisamente un triunfo para la organización. Por ahora, podemos hablar de una pequeña crisis, una publicidad que no funciona si queremos atraer a los estudiantes, un pequeño receso en la que creemos es la política de uso para un ciudadano que queremos absorber. Mientras haya público, todo bien. Ahora, el futuro...Triste la noche si pensamos que la ocupación real debía haber sido un 100%. No toda la culpa la tiene para unos un excesivo precio de la entrada o del abono (casi es lo que cuesta un refresco en el centro de Madrid la misma), mucha de la misma la tiene el horario; no podemos luchar contra un viernes a las 22:30 horas cuando nuestro público lo que prefiere es dar una vuelta con los amigos o tumbarse al libre albedrío en sus respectivos sofás. El handicap de este ciclo va a ser y será el horario: cinco de esos conciertos, bien adentrada la noche; otros tantos en fin de semana.Cierta parte del público irá, estamos interesados, pero lo que es facilitar la entrada a la masificación y a un público expectante como ocurre en otros ciclos, brilla por su ausencia.Los que asistimos a la noche de estreno Complutense no salimos para nada defraudados: Zarzuela en versión Semi-stage, ¿Cómo?, semi-representada parece ser, Oh!. Y así fue: Al Ayre Español en su sección orquesta a la derecha del público con López Banzo de director-clavista a la antigua usanza; se perdió considerablemente la audición para el público de la parte derecha del patio de butacas, no había remedio: recordemos que el Auditorio Nacional no tiene foso –no es un teatro- y por tanto si colocamos la orquesta en medio entonces la versión Semi-stage se convertiría en Semi-aparatosa porque seguramente el traje de la Almajano se hubiera enganchado en un Archilaúd. Así que lo dejamos como estábamos al principio.Los solistas, por tanto, les quedaba ese gran hueco a la izquierda para representar la obra.Comenzaríamos ahora con la discusión Representar-Concierto. Ya opiné en otras ocasiones que la función es la que hay, estamos en este caso con una Zarzuela, por lo que queda un tanto ridículo y sobre todo aburrido el hacerla en versión concertada pero si no hay más remedio y los grandes hacen oídos sordos a una cierta parte del público, pues habrá que hacerla así, ¡Qué remedio!. Ahora, la versión Semi-stage –me encantó el palabro- es una gran solución para estos tópicos, se le da el énfasis al libreto, se incrementa el drama y el público agradece el entretenimiento.Por lo que a esta Zarzuela corresponde, la versión de la misma fue un lujo, un verdadero acierto de la organización y un tratamiento de la obra por parte de López Banzo muy bien resuelta, triunfo para los dos sentidos. Pensemos en una obra casi desconocida, rescatada del olvido y versionada por unos especialistas en la música antigua peninsular, sin duda una labor más que loable. Grabada también por el mismo grupo e incluso por los solistas que se aferraban en el escenario, el público asistió a una de las rarezas, en todos los sentidos, de la música española. Y digo, ¿Cuántas veces hemos tenido ocasión de escuchar una Zarzuela de XVII?; en vivo, creo que muy pocas; grabadas algunas. Por tanto, lujazo: ¿Por qué no respondió con su presencia el público?.A la versión protagonizada, sumamos el funcionamiento de Al Ayre Español bajo las órdenes de su Jefe, Eduardo López Banzo. Perfecta la ejecución, finamente trillado el sonido de sus instrumentistas, resuelto el trío del Temblante al estilo italiano que daba comienzo a la segunda jornada por parte de la cuerda con una dulzura pasmosa; un alarde de grandes solistas y sobre todo doctos en la materia que estaba encima de sus atriles.Los solistas, más de lo mismo. A destacar la magnífica voz de Marta Almajano en el papel del calzonazos ‘Júpiter’. Recordamos un momento, un aria, “¡Semele! Más ya murió” que fue la mejor aportación en cuestión de voz la noche; presente, viva y con preciosa voz, La Almajano sobresalió por encima de su compañera Lola Casariego en el papel de Cupido, ésta última con la voz un tanto quebrada, forzada.Es justo comentar la bonita voz que Olga Pitarch puso al personaje de ‘Juno’, delicada pero escasa del volumen necesario para los dúos, quedando en segundo plano en más de una ocasión.Como curiosidad, la aportación de una ‘Semele’ representada por la actriz Virginia Ardid, que es personaje principal del drama pero no cantado sino recitado; lenguándosele la traba al comienzo de sus primeras frases, no es moco de pavo el texto, reconozcámoslo, hizo de la protagonista un ser creíble.Esperando mejor entrada para próximas ocasiones y también a la ‘Semele’ händeliana del Ciclo, la Complutense vuelve a sus andadas, y con un buen sabor de boca a su público ha dejado por una noche más.