República Dominicana

En ascenso

Antonio Gómez Sotolongo
martes, 2 de diciembre de 2003
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Santo Domingo, jueves, 20 de noviembre de 2003. Salón de Actos de la Sede del Patronato de la Ciudad Colonial. Richard Strauss, Allerseelen, Zueignung, Cacile; Civella, Girometta; Dincerto, Son come farfaletta; Paolo Tosti, Ideale; Crescenzo, Rondine al nido; Barrea y Calleja, Romanza Granadinas, de 'El emigrante'; Juan Quintero, Morucha; Claude Debussy, La Catedral; Julio Alberto Hernández, Yo no te amaba, Tus amores; Rodrigo Prats, Soledad; Ernesto Lecuona, María la O; Jules Massenet, Pourquoi me réveiller, de 'Werther'; Giussepe Verdi, Dio mi potevi, de 'Otelo'. Juan Cuevas, tenor. Antón Fustier, pianista. Temporada 2003 de Música de Cámara
0,0001005 Juan Cuevas se inició en el estudio del arte lírico bajo la tutela de Rafael Sánchez Cestero, uno de los más reconocidos cantantes dominicanos de todos los tiempos, también tomó clases en el Conservatorio de Puerto Rico, y obtuvo una licenciatura y maestría en música en la Manhattan School of Music.Para la noche del pasado 20 de noviembre, el maestro Cuevas se presentó en plena forma. Su voz, potente en los agudos y aterciopelada en los graves, supo sortear las dificultades técnicas e imponer su voluntad interpretativa, y si es cierto que en las tres piezas de Strauss no consiguió impactar al auditorio, no fue por falta del intérprete, sino por la lejanía del autor alemán con el espíritu nuestro, o al menos con el estado de ánimo que flotaba esa noche y a esa hora en la sala.Bien distinto fue lo que sucedió con Son come farfaletta, Rondine al nido y la 'Romanza' del Emigrante, piezas en las que el programa comenzó su ascenso y en las que recibió una real lluvia de aplausos.El final de la primera parte estuvo a cargo del pianista Fustier, quien interpretó con acierto todas las notas de la obra de Debussy, entregó una pulcra partitura, y una interpretación impecable. Pero está tan bien dotado el maestro Antón Fustier para la música lírica, es tan perfecto su acompañamiento que una obra como esta, en este contexto no cuajó, el ritmo cardíaco se mantuvo impasible. Estoy seguro que si el señor Fustier integra en estos programas piezas de Lecuona, o algunas de las adaptaciones para piano que hizo Liszt de temas de óperas de Verdi, Wagner, y Glinka, entre otras, dispondría a su antojo de los aplausos del público. La 'Obertura' de Tannhäuser, de Wagner, en arreglo para piano de Liszt, o la 'Canción de cuna' de la Reina de Saba, de Gounod, en manos de Antón, y para este tipo de conciertos sería todo un acontecimiento.Para la segunda parte del recital, el tenor Juan Cuevas salió a escena para llevar hasta sus últimas consecuencias el placer del auditorio. En cada una de las piezas, romanzas y arias, hubo una entrega más, paso a paso se aproximó al punto álgido de la velada y sin dudas consiguió una verdadera catarsis con Pourquoi me réveiller y Dio mi potevi. Después, fuera de programa, hubo dos regalos que fueron muy bien recibidos: 'No puede ser', de la zarzuela La tabernera del puerto, de Pablo Sorozábal Marialcurrena; y 'Ch’ella mi creda', de la ópera La Fanciulla del West, de Giacomo Puccini.Este octavo concierto, de acuerdo al calendario, debió ser el último de la Temporada 2003, pero, según fue publicado durante la velada, el próximo día 4 de diciembre se ofrecerá un concierto que estará patrocinado por Franco&Acra. Para este nuevo final de temporada se anunció la participación de la Orquesta de Cámara Ars Nova, dirigida por François Bauhaud, y del flautista Luis Ruiz y la soprano Ivonne Haza, quienes actuarán como solistas.
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