Canadá
Lacombe-Chang una conjuncion de talentos para un Sibelius memorable
Horacio Tomalino
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Dentro de la serie de Conciertos Gala presentados por la Orquesta Sinfónica de Montreal con auspicio de la Banque Nationale asistimos al siempre interesante reencuentro de la orquesta montrealesa con quien es su actual director invitado y a quien une una rica y sólida labor compartida desde hace varios anos.
El programa dio comienzo con la creación mundial de la pieza sinfónica Passage a l’Aube de François Morel (Montréal, 14 de marzo de 1926) comisionada por la entidad montrealesa con motivo de celebrarse los ochenta anos del compositor quebeco el próximo mes de marzo. La obra –homenaje póstumo que Morel rinde al poeta Wilfrid Lemoine fallecido en el ano 2003– se desarrollada en siete secciones en las cuales predominan dos intervalos que dominan el tono con cinco transiciones que convocan a la utilización de grupos de música de cámara. Hay un interesante tratamiento de la música ambiental mediante la utilización de una línea melódica clásica que recurre constantemente a sonidos atonales para plasmar el mundo crepuscular que el poeta revela en los siete poemas o aforismos que son citados en la partitura y en los cuales se basa la obra.
La primera parte el concierto concluyó con la presentación en calidad de solista de la joven violinista norteamericana Sarah Chang quien se entrego en cuerpo y alma a la ejecución del único Concierto para violín de Jean Sibelius. Con sus apenas 25 años y mucho talento aun a desarrollar, ya desde su primera intervención nadie dudó del profesionalismo y la calidez que habría de dominar cada una de sus intervenciones. Chang hizo una lectura técnicamente perfecta de la obra de Sibelius, donde además hubo espacio para el sentimiento e incluso para un muy particular tratamiento del sonido al que otorgó dinamismo y sentimiento romántico acorde por cierto al espíritu planteado por la partitura del compositor nórdico. Lacombe no se quedó atrás y sumó las melodías justas y tiempos precisos, que coronaron una interpretación memorable de la partitura del compositor nórdico.
Sin dudas el plato fuerte del concierto fue la segunda parte donde pudo oírse la Sinfonía noº 3, Op. 27 “Sinfonía Expansiva” de Carl Nielsen –ausente de los escenarios locales desde 1988 cuando fuera presentada también por la OSM bajo la dirección de su entonces director titular Charles Dutoit– en una inspiradísima interpretación de Lacombe. La obra es un claro ejemplo en la búsqueda del compositor danés por el dominio de la tonalidad evolutiva y Lacombe en su transitar por este universo profundamente humano, enérgico y personal de Nielsen no solo demostró un profundo conocimiento de la obra sino un sólido trabajo previo con los músicos.
Tanto el primer movimiento –pleno de tensión donde se pudo palpitarse la perpetua y constante renovación de la naturaleza–, como el segundo –donde la tensión da lugar a la calma idílica– fueron algunos de los momentos de mayor nivel de la noche.
Para la interpretación de los pasajes vocales que el compositor otorga a la voz a manera de instrumentos musicales fueron convocados la soprano Monique Page y del bajo-barítono Taras Kulish, quien cumplieron con corrección su brevísima parte.
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