Entrevistas

Entrevista con Red Priest: "Queremos 'ir a nuestro rollo' y, con un poco de suerte, tener éxito"

Jill Arcaro Gordon
viernes, 19 de mayo de 2006
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Compuesto por Piers Adams (flauta dulce), Julia Bishop (violín), Angela East (violonchelo) y Howard Beach (clave), Red Priest es un cuarteto barroco alternativo: sus representaciones excitan no sólo nuestros oídos, sino también nuestra vista. El Festival de Música Antigua de Barcelona, cercano ya a su 30 aniversario, intenta reinventarse a sí mismo ofreciendo este cuarteto de crossover en su nueva sede, el Auditori de Barcelona, con la esperanza de atraer a nuevos públicos. De esta manera, en palabras de la organizadora ya histórica del festival, Maricarmen Palma, de la Caixa, el festival no sólo se va a rejuvenecer sino que será “divertido” disfrutar del espectáculo de Red Priest, cuya producción “se acerca al rock”. Aún arriesgándose a enfurecer a la crítica, la Sra. Palma considera que un festival “especializado” con “tantos años de historia” necesita apostar por lo “nuevo y poco conocido” si pretende revitalizar algo que sólo se estaba haciendo “más y más viejo”.

¿Qué es la música clásica crossover? Ya se sabe que las categorías musicales, aunque útiles, dejan de tener sentido a poco que se profundice. ¿Qué nombre ponerle a un cantante flamenco que interpreta un famoso bolero de la música latina junto la leyenda del jazz Bebo Valdés? Esto es exactamente lo que hizo Diego el Cigala en su disco Lagrimas Negras. El término 'crossover' surgió para describir a aquellos artistas cuyo estilo 'cruza' las fronteras de un determinado género. Su origen está en el marketing, ya que describe la mezcla de elementos de uno o más géneros para intentar atraer a un público más amplio.

Según el músico y escritor, Luis Díez, los músicos clásicos han estado practicando el crossover desde siempre. El famoso Rondo 'Alla Turca' de Mozart se inspiró en un estilo de música turca que estaba de moda en la época. Más adelante Chaicovsqui se inspiraría en los músicos zíngaros que tocaban en los cafés; y para el café Zimmermann ya había escrito Bach música mucho antes.

Este nuevo 'género' ha producido resultados comerciales casi insospechados hace sólo unos años. La gira de Red Priest en Japón de Junio del 2006 se agotó completamente sólo dos horas después de ponerse las entradas a la venta, y sus fans japoneses inundaron su página web pidiendo más conciertos. En un contexto en el que aún existen dudas sobre el futuro y las posibilidades de la música clásica, sucesos como este “nos pillaron totalmente por sorpresa”, como admitió Piers Adams, director musical de Red Priest y virtuoso de la flauta dulce.

Así que, ¿quiénes son estas personas que parecen estar revolucionando el mundo de la música clásica? En esta entrevista con los cuatro músicos intentamos aclarar algunos de los temas más polémicos que surgen en sus interpretaciones y sus ideas sobre cómo se puede y debería presentar la música clásica para llegar a nuevos públicos.

Pregunta: Sr. Adams, ¿le molesta que digan que usted toca crossover?

Piers Adams: No es nuestra intención convertirnos en un grupo de crossover. Queremos mantener nuestra integridad, ser nosotros mismos. No queremos que se nos encasille como nada en concreto. Así que creo que la respuesta va en esa dirección: queremos “ir a nuestro rollo” y, con un poco de suerte, tener éxito.

Pregunta: En un mundo globalizado donde cada vez es más difícil encontrar tu propia voz, Red Priest ha logrado ser reconocido como un grupo con una fuerte identidad. He escuchado como describían a Red Priest como sui generis, “una curiosidad extremadamente creativa” y difícil de comparar con ninguna otra cosa.

Piers Adams: Me parece que algunos de los grupos que han aparecido recientemente -por supuesto no todos pero sí muchos de ellos- han sido fabricados. Pasa lo mismo en la industria del pop hoy en día, y la música clásica ha tomado estos conceptos. Cogen un grupo, que quizás ya existía o quizás no, y lo convierten en algo. Luego, nos lo sueltan. Nosotros venimos de una dirección ligeramente distinta; de hecho ya éramos un grupo de música antigua hace años, con bastantes conciertos cada temporada.

Pregunta: ¿Podríais decirnos cómo empezasteis?

Julia Bishop: Red Priest lo formamos Piers y yo. Ya éramos pareja, habíamos estado saliendo como cuatro años y básicamente cada día estábamos más hartos de ir a ciegas, en direcciones diferentes. Además, teníamos ideas muy similares sobre cómo queríamos tocar la música barroca, así que empezamos a hablar de formar un grupo.

Ahora ya llevamos juntos nueve años, todos tenemos personalidades bastante individuales; somos bastante rebeldes. Tenemos el mismo objetivo, subrayar la teatralidad y la excentricidad de la música barroca. Eso es lo que mantiene a Red Priest unido. Es decir, el hecho de que nos reunimos porque queríamos crear un nuevo sonido y sentimos que nos hemos ido encontrando a lo largo de los años.

Piers Adams: Comencé a tocar la flauta dulce a los nueve años más o menos, en la escuela primaria. Luego fui a secundaria, donde el jefe del departamento de música resultó ser un enorme fan de la música antigua, teníamos un grupo muy animado de música antigua en este colegio cercano a Reading. Obviamente notó que tenía talento para tocar la flauta dulce, así que me habló una vez que todos habíamos terminado las clases de flauta dulce y me animó a que continuase.

Al mismo tiempo demostré cierta facilidad para las ciencias y las matemáticas, y esa fue la dirección que acabarían tomando mis estudios, fui a la universidad y me gradué en astrofísica. Después de eso, decidí que era hora de darle a la música su oportunidad, así que hice un año de post-graduado en una de las universidades de Londres. Tengo la impresión de que si hubiera ido a una universidad de música a la tierna edad de diecisiete o dieciocho años, probablemente no sería un músico profesional hoy en día. Creo que gracias a que tuve la oportunidad de desarrollar mi forma de tocar en mi propio tiempo libre, escuchando grabaciones, decidiendo qué era lo que quería hacer, lo que me gustaba; gracias a todo eso cuando finalmente llegué a las manos de los profesores que me decían cómo hacer las cosas, ya era lo suficientemente maduro para elegir lo que quería.

Siempre he tenido una mentalidad abierta sobre las distintas maneras de tocar. Como músico tienes que estar constantemente generando trabajo, ingresos, y eso significa necesariamente estar teniendo ideas nuevas. Si ves a los intérpretes o a los compositores del pasado, siempre tuvieron que estar pensando nuevas formas de hacer que el público volviese a por más.

Pregunta: Los últimos tiempos han sido emocionantes para Red Priest, tanto en lo profesional como en lo personal. El invierno de Julia y Piers ha estado dominado por el nacimiento de su hija, Sylvie (que probablemente rompa todo los records de millas voladas para un recién nacido). Habeis estado recientenmente en Moscú -donde también estuvisteis el otoño pasado- para presentar el Red Hot Baroque Show, y después en Barcelona, cinco conciertos en el Hong Kong Arts Festival y dos semanas de tour en Japón en el mes de Junio de 2006. ¿En qué se diferencia el Red Hot Baroque Show de vuestros otros programas?

Piers Adams: Después de casi una década tocando música de cámara para el público, decidimos ampliar los límites de lo posible desarrollando un nuevo show para ser interpretado en el teatro, el Red Hot Baroque Show. Esto fue una decisión arriesgada, pero existe una noble tradición de aventureros de la música clásica que se han sentido insatisfechos con el concierto tradicional. Puedes pensar en Berlioz, Stockhausen, pero especialmente creo que Leopold Stokowski sería el ejemplo más notable, el más famoso también, porque siempre estaba jugando con la electrónica, la iluminación, los colores, extrañas paredes de sonido, los músicos moviéndose, creando diferentes entornos para el público. También inició el espectáculo de representación de música en imágenes más famoso del mundo cuando colaboró con Disney para hacer Fantasia.

Una de las cosas que ha sucedido en los últimos cincuenta años es que todas las formas de entretenimiento se han vuelto muy visuales. En una sala de conciertos de música clásica, existe un fallo fundamental de diseño. Nosotros, como personas modernas, nos emocionamos mucho por lo que vemos, y a menudo un concierto de música clásica es muy aburrido de ver, incluso aunque sea maravilloso para escuchar. Ver a sesenta personas sentadas en un escenario, visualmente es muy aburrido.

Con el Red Hot Baroque Show, Red Priest se enfrenta al reto de intentar comunicarse con su público mediante la más moderna iluminación y escenografía, incluyendo vestuarios. Creamos un ambiente que me parece está mas cerca del público contemporáneo.

Pregunta: ¿En qué momento pasasteis de sobrevivir a ganaros bien la vida con Red Priest?

Piers Adams: Durante los últimos quince años he estado buscando el famoso contrato discográfico, el que iba a solucionar todos mis problemas. Y todavía no ha llegado. He tenido que trabajar muy duro, como hemos hecho todos, para arañar lo suficiente para sobrevivir. Para ser honestos, la gran mayoría de los músicos tienen que hacerlo, sólo hay pocos, muy pocos que logran llegar a la cima. Así que hubiera sido muy útil tener un contrato discográfico, ¡sin duda! Habiendo dicho eso, creo que el mercado de discos de música clásica está cambiando muy rápidamente y se está haciendo mucho más difícil hacerse millonario, tocando música clásica.

Para ganarse bien la vida, uno tiene que examinarse fríamente y ver si tiene la habilidad de presentarse de una manera que sea atractiva para el público en general.

Ojalá todos los músicos pensaran en cómo presentan la música. La música clásica ha estado demasiado satisfecha consigo misma durante dos generaciones y realmente debe salir de eso. Se debe preguntar el por qué de todo lo que hace. Los músicos que sobrevivirán, los músicos que nos excitarán de forma continuada, serán aquellos que innoven.

Pregunta: El público para la música clásica ha estado disminuyendo durante años. Lo que estamos viendo ahora no es tanto una disminución del público como un envejecimiento del público. ¿Por qué creen que las nuevas generaciones no han ido renovando este público?

Piers Adams: Esto ha sido en parte porque el arte tampoco se ha renovado. Red Priest es un grupo de música barroca reconvertido, una combinación barroca de flauta dulce  -yo mismo-, violín -Julia Bishop-, chelo -Angela East-, y clave -Howard Beach. Pero somos un grupo irregular en tanto que nos gusta hacer las cosas a nuestra manera. Una de las primeras cosas que quisimos hacer fue memorizar la mayor parte del concierto. Esto nos permite interactuar más entre nosotros sobre el escenario. Algunas frases de la música barroca son como tocar música rock; hay que írselas pasando dentro de la banda. Es posible divertirse muchísimo en el escenario haciendo eso, y esto le da muchísima vida.

Pregunta: En el libreto de vuestro CD de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi os referís a vuestros esfuerzos por acercaros a cómo debió de sonar una de las primeras interpretaciones de esta música. ¿Podríais comentar algo al respecto?

Piers Adams: Sí. Muchas veces, cuando se intenta hacer esto, corremos el riesgo de convertir la música en una pieza de museo. A veces hace falta una visión radicalmente distinta para volver a apreciar el alma de una obra. Este es el principal objetivo de nuestra grabación, más que la conmoción gratuita. Por ejemplo, si ves como toca una banda de gitanos húngaros, tocan con enorme pasión y gran brío. Sientes que eso es lo que se tenía que estar haciendo en el siglo XVIII.

Pregunta: Se siente una gran unidad musical entre vosotros cuatro. ¿Tengo razón?

Howard Beach: No creo que ninguno de nosotros se conformara con nada inferior a las posibilidades máximas que le podamos sacar a nuestros instrumentos, todos estamos intentando llegar a los límites de lo que se puede hacer.

Julia Bishop: Nos dimos cuenta de que tocando de memoria podríamos relacionarnos mucho mejor con el público. Si fuera a una obra de teatro en la que estuvieran leyendo el texto sentiría eso como una barrera. Me di cuenta de que pasa lo mismo con los conciertos y leer la partitura. Así que nos dimos cuenta de que esa era la primera cosa que debíamos hacer para que el público disfrutase.

Angela East: Con Red Priest queríamos acercarnos a la improvisación, a la sensación de libertad, al ritmo retórico. Así que no siempre hay que tocar con el ritmo “cuadrado”, porque por lo general existe el miedo de que si haces algo que no está escrito en la música, todo el mundo te va a pisar y te va a decir: ¡no sabes lo que haces!

Piers Adams: Con nuestro uso de un tempo tan libre, lo que estamos haciendo es aplicar las reglas del siglo XVIII sobre la variación del ritmo, sobre la que escribieron de manera abundante los músicos y los críticos de la época. La idea de tener un tempo fijo, les resultaba extraña para cualquier cosa que no fuera música para bailar. En las palabras de Quantz: "un buen músico debía cambiar de humor en cada compás; o incluso variar el tempo a una velocidad que podía ser la mitad, y a veces hasta el doble del ritmo inicial". Si quieren leer más ejemplos, pueden ver la sección de 'Filosofía' en nuestra página web.

Pregunta: ¿Nos podría dar algunos de esos ejemplos?

Piers Adams: Sí. 'La Primavera' de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, ¡debía ser una danza de mayo! Pensamos que queríamos hacer que la pieza fuera literalmente eso. Creo que muchos intérpretes toman la decisión de hacer que la música tenga un matiz de esto o de lo otro. Nosotros pensamos: “no, vamos a convertirlo en eso de la manera más literal posible.” Siempre intentamos sacar de las obras más que el aspecto barroco, aportar otras dimensiones. Lo genial de trabajar con este grupo de músicos fantásticos y sin prejuicios, es que no hay ningún policía del estilo, no hay límites en nuestra misión por el resultado musical más vívido posible. Es muy liberador y le da a uno la sensación del auténtico espíritu del barroco, incluso cuando nos apartamos de lo escrito conscientemente.

Julia Bishop: Imagínate que estas en un prado en el campo, todo el mundo se ha tomado un par de cervezas con los amigos y os estáis pasando un estupendo sábado. No vas a estar preocupando sobre los matices, sobre si hacemos un pequeño echo aquí, o un pequeño crescendo allí. No hay más que una música rústica descarada y extrovertida con la que hay que bailar. Sentimos que ese era el enfoque que queríamos darle.

Piers Adams: Grabar una obra famosa tiene sus propias dificultades, pero se puede decir que nos lo pasamos en grande...

Pregunta: ¡Debéis de tener un armario entero lleno de armaduras para protegeros de la crítica!

Piers Adams: Sí. Los críticos y mis colegas del mundo de la música antigua a veces encuentran mi estilo un poco exagerado. Un crítico nos describió como “una parodia de la música barroca”, que por cierto, me parece bastante buena descripción. La definición de la música barroca es realmente todo lo escrito entre 1600 y 1750. Y era un tiempo de gran experimentación. A consecuencia de esto la gente comenzó a experimentar con una gran variedad de estilos musicales, formas de tocar los instrumentos, incluso nuevos instrumentos. El concepto de entretenimiento musical en este estilo, que era muy teatral, con una historia, realmente se puso de moda. Lo que era realmente emocionante en la época era la innovación. Los compositores mismos eran los intérpretes, poseían la chispa de la creatividad, se lo inventaban sobre la marcha. También se inventaban las reglas en el aire. Y eso es algo que sentimos que queríamos hacer ahora, al menos de alguna forma, comenzar a reescribir las reglas nosotros mismo. Y al hacerlo, esperamos capturar el espíritu original.

Julia Bishop: Vivimos en un mundo donde hay muchas más influencias musicales de las que hubiéramos tenido en el periodo barroco, gracias a los medios de comunicación. Escuchas cosas de todos los países y es imposible ignorarlas.

Piers Adams: Ahora trabajamos mucho nuestros propios arreglos y transcripciones para alejar las cosas del típico (y machacado) género trío-sonata. El arte de re-arreglar se ha practicado desde hace cientos de años. ¿Los comentarios de la crítica al respecto también se aplicarían a los arreglos de Las Cuatro Estaciones que se publicaron en el siglo XVIII (por ejemplo los de Chedeville o Rousseau)? ¿O a las muy libres adaptaciones de Bach de los conciertos de Vivaldi? ¿Están de alguna manera estos más justificados porque se hicieron en el pasado?

Todos sentimos que nos estábamos perdiendo muchas oportunidades. Es una música fantástica, pero tiene esa fama de ser muy, muy seria, muy esforzada. Para ser honesto, la gran mayoría de las interpretaciones de música clásica y antigua me dejan frío. No puedo evitarlo, eso es lo que siento.

Pregunta: Dice “la gran mayoría”. ¿Hay alguna excepción?

Piers Adams: De hecho, hubo un momento en que casi me había rendido. Por casualidad topé con una grabación del grupo italiano, Il Giardino Armonico. No sólo estaban haciendo los sonidos con los que yo había soñado durante años -percusivos, emocionantes, y excitantemente retóricos- si no que lo estaban haciendo con gran éxito comercial a nivel internacional. Ese fue el impulso para volver a intentarlo con energías renovadas. El desarrollo de Red Priest -más allá del concepto sonoro inicial hacia algo más teatral y creativo- sucedió de forma orgánica, de una manera que tiene vida propia.

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