Editorial
Los programas del Teatro Real y la era que viene
Consejo Editorial

Ha sido Mundoclasico.com el medio de comunicación que más énfasis ha hecho en la importancia de las notas al programa en los conciertos. A menudo nuestros colaboradores las han mencionado en sus críticas, bien con reproches o con halagos. Creemos que las notas al programa son los textos musicológicos más consultados y como tales tienen una enorme importancia formativa. Éstas llegan al público que asiste a los conciertos, consumidor por tanto de música clásica y potencial comprador de compactos y DVDs.
Los programas del Teatro Real de Madrid han sido objeto de nuestras críticas más feroces. Los errores frecuentes, las contradicciones internas, la escasa inteligibilidad de algunos textos y su mínima adecuación a las necesidades del público han sido nuestros principales argumentos. No es este editorial el mejor lugar para repasar la lista de anacolutos que los editores Ángel Carrascosa y Miguel Ángel de las Heras han pasado por alto. Están para ello nuestros archivos. Pero sí es el momento de pensar en el futuro.
El Teatro Real encarga una nueva etapa y las reformas deben afectar los programas de mano. Su mejora comienza por la subcontratación. Esto han hecho Covent Garden o La Fenice, famosos por la enorme calidad de sus textos. Con sus modelos se han abaratado los costes de tener empleados permanentes dedicados a los programas. Este sistema tiene la ventaja añadida de la flexibilidad: si los resultados no son los deseados, puede prescindirse fácilmente de la colaboración del editor.
Medir los resultados no es sencillo y sin embargo, puede hacerse. Si los programas dejan de ser los cacahuetes que el Real da a la crítica para tenerla contenta y pasan a ser reflejos de las últimas tendencias de los estudios operísticos internacionales se habrá avanzado en la dirección correcta. Para ello sólo hace falta alguien que esté al tanto de lo que sucede en la musicología internacional—preferiblemente angloamericana—y que contrate a los mejores. Estos tienen demostrada experiencia en escribir textos sencillos y a la vez brillantes para otros coliseos internacionales.
Otro elemento fundamental para abaratar costes es eliminar el libreto bilingüe. En el mundo de los rápidos y eficaces buscadores de internet, éste ha quedado trasnochado y prueba de ello es que no se hace en casi ninguna parte. Además, usarlos en el teatro no tiene sentido para los espectadores dado que la sala está a oscuras y el Real dispone de sobre-títulos. Es así que retirar los libretos de los programas ahorrará los costes en papel y en traducciones, que además en muchos casos no se han destacado por su calidad.
Muchos espectadores están hartos de leer refritos ilegibles de textos anticuados, cuando no disparatados. Por ejemplo, que los buenos compositores “usan notas cortas”, que las óperas se estrenaron en lugares donde no se estrenaron y que se hacían más cortas para que los espectadores tomaran líneas de metro todavía inexistentes. La nueva dirección del Real tiene que encarar este problema con la máxima urgencia.
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