Italia
Los gozos y las sombras
Raúl González Arévalo

Permítanme que use el título de la trilogía de novelas de Gonzalo Torrente Ballester -aplicable por lo demás a tantas funciones a las que cualquiera de ustedes puede asistir- para describir este Barbero con el que el Comunale de Florencia inaugura su temporada otoño-invierno reponiendo una producción de 1994. Me vino a la cabeza viendo el colorido montaje 'typical Spanish’ y pensando en las diversas prestaciones vocales.
Roberto Abbado comenzó dirigiendo una magnífica sinfonía, que será difícil de olvidar. Por eso me resultó frustrante -con lo que prometía- la posterior falta de incisividad, evidenciada en la falta de un mayor contraste dinámico -el aria de ‘Don Bartolo’ por ejemplo, como el finale primo- que no terminaba de satisfacer. Una verdadera lástima, entre otras razones porque la orquesta sonó en estado de gracia, tanto los solistas -en la obertura, por ejemplo- como en su conjunto; muy bien también el coro.
En el escenario las cosas fueron alternas. Antonino Siragusa compuso un ‘Conde’ de muchos quilates: la voz se adecua perfectamente a lo que entendemos por ‘rossiniana’, facilidad para la coloratura y buenos agudos, cualidades que quedaron de manifiesto en la 'cavatina', pero más aún en el rondó final, oportunamente incluido. Con todo, destacaría los momentos más líricos, con un ‘Se il mio nome’ mágico -él mismo tocaba la guitarra-, no exento de una gran comicidad cuando comenzó la repetición a ritmo de rumba; muy conseguida estuvo también la personificación de ‘Don Alonso’, con un ceceo que arrancaba carcajadas. En resumidas cuentas, un acercamiento fresco y oportuno sostenido por una excelente musicalidad y justamente premiado por el público.
Antonino Siragusa y Roberto Frontali
Fotografía © 2006 by Giuseppe Cabras
Archivio Teatro del Maggio Musicale Fiorentino
Parece que Daniela Barcellona estuvo indispuesta durante los ensayos, lo que podría explicar las ocasionales dificultades en el registro agudo (el si del final de la 'cavatina' por ejemplo). Por otra parte no dejaba de chocarme ver y escuchar la que posiblemente sea la mezzo rossiniana de voz más bella de la actualidad ‘sin pantalones’, es decir, cantando un papel femenino en vez de ‘en travesti’. Quizá sea la falta de costumbre, pero encuentro sus personajes masculinos más conseguidos, a su ‘Rosina’ le faltaba gracia y sensualidad, en parte por un fraseo menos profundizado de lo deseable. Por otra parte, es innegable que la cantante de Trieste siempre es musical, la coloratura fluye y es oportunamente variada, y se involucra buscando dar credibilidad al personaje, aunque en este caso el físico no le ayudara precisamente. En todo caso es una ‘Rosina’ calurosamente aplaudida, para tener seguramente en cuenta -no diría que de referencia- aunque definitivamente la prefiero como ‘hombre’.
Alessandro Corbelli y Daniela Barcellona
Fotografía © 2006 by Giuseppe Cabras
Archivio Teatro del Maggio Musicale Fiorentino
Roberto Frontali arrancó fuerte con el aria de entrada más aplaudida de la noche y triunfó al final. Ciertamente el timbre es excelente, la voz está en buenas condiciones y es poderosa, y eso gusta, como la desenvoltura escénica y la simpatía que transmite. Pero personalmente eché de menos un canto más matizado, en vez del perenne forte, y un fraseo más contrastado, a la postre me resultó un ‘Figaro’ un tanto genérico.
El contraste era más evidente aún en presencia del otro barítono, un Alessandro Corbelli en estado de gracia. Hace años que ha alcanzado la cima como cantante rossiniano, siempre matizado, con una comicidad controlada y un fraseo que es una joya. Si el Barbero es una obra maestra, también lo es el ‘Don Bartolo’ de Corbelli, lo mejor de la noche.
Alessandro Corbelli y Roberto Frontali
Fotografía © 2006 by Giuseppe Cabras
Archivio Teatro del Maggio Musicale Fiorentino
El punto negro de la velada -ya lo ven, gozos y sombras- lo constituyó el ‘Basilio’ tronante de Giovanni Battista Parodi, con una prestación decididamente atrás respecto a sus compañeros de escena. Lo más reprobable fueron los destiempos en el aria de la calumnia y, sobre todo, en el segundo acto, cuando todos le mandan a casa.
Giovanni Battista Parodi y Alessandro Corbelli
Fotografía © 2006 by Giuseppe Cabras
Archivio Teatro del Maggio Musicale Fiorentino
Los secundarios funcionaron a un buen nivel: excelente el ‘Fiorello’ de Vittorio Prato, buen ‘Ambrogio’ (justamente cómico) el de Enrico Rotoli, cómica y desenvuelta la ‘Berta’ de Giovanna Donadina, de voz seca.
La puesta en escena estaba ambientada en Sevilla, llena de colorido, con una Giralda omnipresente. Diversos paneles móviles permitían un gran dinamismo sobre el escenario y el movimiento escénico fue adecuado, incluyendo las bailarinas que amenizaban sin molestar. El vestuario era una mezcla de los majos goyescos pasados por el taller de Ágatha Ruiz de la Prada (cualquier otro comentario es superfluo, basta ver las fotos). En definitiva, un buen espectáculo que divirtió al personal ampliamente, indudablemente satisfecho también desde el punto de vista musical.
Finale del II Acto
Fotografía © 2006 by Giuseppe Cabras
Archivio Teatro del Maggio Musicale Fiorentino
Comentarios