España - Andalucía

El Sueño de Grete

Pedro Coco
miércoles, 22 de noviembre de 2006
Sevilla, domingo, 12 de noviembre de 2006. Teatro de la Maestranza. Franz Schreker: Der Ferne Klang (El Sonido Lejano). Ópera en tres actos, con libreto del compositor. Peter Mussbach, dirección escénica. Katharina Lang, asistente de la dirección escénica. Erich Wonder, escenografía. Andrea Schmidt-Futterer, vestuario. Franz-Peter David, iluminación. Astrid Weber (Grete), Robert Künzli (Fritz), Bodo Brinkmann (Señor Graumann / Corista II), Yehudit Silcher (Señora Graumann / Camarera), Klaus Häger (Cómico), Claudio Otelli (Conde / Rudolf), Wolfgang Newerla (Dr. Vigelius / Barón), Gerd Wolf (Dueño de “Zum Schwan” / Policía), Uta Priew (Mujer Vieja), Clemens Bieber (El Caballero / Individuo Sospechoso), Marisa Roca (Milli), Naroa Intxausti (Mizi), Marta Ubieta (Mary), Inés Moraleda (Una Española / Corista I), Julio Morales (Tenor Corista I / Cliente I), Manuel de Diego (Tenor Corista II / Cliente II), Javier Galán (Cliente Barítono I), Jesús Becerra (Cliente Barítono II). Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza. Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dirección musical: Pedro Halfter. Producción de la Staatsoper Unter den Linden de Berlin (2001)
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Arriesgada apuesta del Teatro de la Maestranza la de estrenar en España una ópera del “degenerado” Franz Schreker, compositor que fuera de Alemania -y por ahora- no tiene mucha difusión en líneas generales. Arriesgada no por presentar el título en cuestión, sino por hacerlo tras cerrar la temporada anterior con otro compositor alemán del siglo XX: Alban Berg. Si bien ofrecer seguidas dos obras poco afines al gran público mediterráneo no parecía lógico aquí, tampoco parece lógico situar un estreno de su categoría en otra posición a lo largo del curso 2006/2007. Los teatros suelen -o solían- abrir sus puertas con grandes reclamos, fuera de la rutina, y así ha ocurrido en este caso.

Con varios años de rodaje, se eligió la producción que Peter Mussbach ideara para la Unter den Linden berlinesa en 2001, que sitúa gran parte de la acción en el subconsciente de 'Grete': tras el abandono de 'Fritz', la joven se sume en un angustioso sueño. Esta opción implica cierto alejamiento de las directrices del libreto, cuyo mayor ejemplo es la omisión de la frase final de la protagonista ‘Fritz…Nein!’, pues aquí el compositor no muere, simplemente abandona los pensamientos de 'Grete'. Mil sutilezas más podríamos destacar de este montaje, con la luz y las proyecciones superpuestas como principales elementos escénicos, pero quien esto suscribe se queda con la imagen de la vieja en el segundo acto: dentro de una caja de cristal tenemos a la propia 'Grete' decrépita, que asiste impotente al comienzo de su decadencia…

Astrid Weber
Fotografía © 2006 by Guillermo Mendo

Protagonista absoluta de la velada fue la soprano Astrid Weber, que con una presencia casi continua en el escenario, se convirtió en la más recompensada por el público. Una voz luminosa que corría a la perfección, transmitiendo sincera el variadísimo espectro de emociones de 'Grete', sólido bagaje técnico y un físico espectacular, fueron sus armas en esta batalla de casi tres horas. El tenor Robert Künzli, que ya fue ‘Alwa’ en la Lulu de la pasada temporada, demostró su arrojo y valentía desde el principio; su instrumento lírico con cuerpo podría resultar a veces insuficiente ante las endiabladas demandas de la partitura, pero con gran maestría y la ayuda del foso, sacó adelante las escenas más heroicas y espinosas. A Claudio Otelli se le regaló uno de los números más arrebatadores de toda la ópera -la canción de la corona del segundo acto-, pero no supo estar a la altura. Fue un Conde bien resuelto escénicamente, pero con una voz bastante perjudicada en el registro más agudo y algún que otro problema de proyección.

Robert Künzli
Fotografía © 2006 by Guillermo Mendo

El resto cantantes se situó a un elevado nivel, destacando la labor -más escénica que musical- de Uta Priew y Yehudit Silcher y del muy estudiado grupo de voces graves alemanas (Brinkmann, Häger, Newerla y Wolf). El elenco de españoles fue muy apropiado para los roles más secundarios.

Fotografía © 2006 by Guillermo Mendo

A Pedro Halffter, ilusionadísimo con el proyecto, pareció venirle grande su cometido en algún que otro momento, aunque en líneas generales quizás sea este su mejor labor de foso desde que llegó al Maestranza. Con una atención desmesurada hacia los cantantes, a los que mimó para que su voz pudiera llegar hasta el último rincón de la sala, dejó pasar algunos instantes en los que las diversas texturas orquestales debieron ser más relevantes, más suntuosas. Sin voces a las que atender, pudimos por fin ser envueltos por la magia de Schreker en el excelente 'Nachtstück' del acto final.

Alentador comienzo de temporada, que hace soñar al público del Maestranza unos ‘sonidos más cercanos’ de Gounod, Purcell, Puccini o Beethoven, del mismo nivel al menos que este Schreker.

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